Opinión Nacional

El llamado de la tierra a la educación

La Globalización, ese libro que nuestra realidad social ha escrito en el Planeta desde nuestra aparición como especie en las tropicales sabanas del Africa Central, se critica como destino cuando evaluamos sus consecuencias económicas y culturales. Yo creo en la Globalización de la diversidad, en la generación de las ideas diferentes, en el mestizaje de teorías y criterios. En la riqueza de lo distinto encuentro el tesoro de la Humanidad. Pero esa misma Globalización, comunicación entre culturas diferentes, debe conducirnos a la formación de una estrategia común para abordar el problema del Recalentamiento Global de la Tierra. El Compromiso es ético, como bien lo ha señalado el recientemente nombrado Premio Nóbel de la Paz, el ex vicepresidente de los Estados Unidos Al Gore, conjuntamente con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), acreedora también del Premio, la mas reputada organización científica a nivel mundial que el Planeta haya reunido jamás para intentar salvarnos de las consecuencias de la indiferencia cotidiana con la que observamos el problema del clima en el Globo. Yo invito, a todos los Educadores y Especialistas en los Estudios Sociales, a que unamos nuestras voces, conocimiento y sensibilidad, y difundamos en la medida de nuestro alcance, los tres informes sobre adaptación, mitigación y acciones ante el cambio climático que ha formulado el ya referido Panel de Expertos. Si algo es inherente al Educador es la fibra social de su labor, porque forma el espíritu de las nuevas generaciones para moldear sus escenarios futuros. Si condenamos a la indiferencia climática a nuestros estudiantes y no les abrimos los sentidos ante esta enfermedad silenciosa de la Tierra que amenaza con recolectar violentos y estertóreos espasmos de dolor agonizante, entonces no habrá en el futuro historia social que enseñar porque habremos decretado nosotros mismos el cierre de las aulas, rendidos ante la tierra desértica que nos devorará si no sembramos de árboles y plantas de nuevo al Edén de la Vida que es nuestro Planeta. ¿Cuáles son las tecnologías necesarias para restuir el equilibrio de la Naturaleza?. Sembrar, cuidar, amar al ambiente, optimizar el uso de los recursos naturales , proteger la floresta de nuestros bosques y selvas, limpiar del mercurio asesino las minas del mundo, disminuir el uso de combustibles fósiles, erradicar los fluorocarbonos, erradicar la tala, la quema, la sobremedicación de abonos artificiales para cambiar de vocación a los suelos, clasificar los desechos sólidos y reciclarlos, ¡Cuales tecnologías!, son todas tecnologías sociales, tecnologías de valores, tecnologías educativas que no ameritan, por vez primera en el Planeta, costosísimas inversiones para detener el deterioro, sencillamente lo que tenemos que hacer es no gastar mas energía de lo que permite la vida y esa decisión debemos enseñarla en la escuela y evaluarla en los hogares de los estudiantes de todos los niveles educativos del mundo. Debemos enseñar al Estado para que aplique leyes humanas para salvar la Ecología. Debemos enseñar al Estado a reclamar ante otros el derecho de su población a la vida en el Planeta, el bienestar de unos no puede representar la Tierra muerta, arrasada por la conveniencia de los mas cómodos. Por eso, en la asamblea de lectores de este artículo, en la del IPCC, en la de Naciones Unidas,en los millones de aulas del mundo, debe dictarse la Clase de la Tierra en todas las cátedras porque ninguna de ellas escapa del cambio climático, el cual, es una materia multidisciplinaria que hay que enseñar ,mas allá del corset que nos diseñó Augusto Comte en 1835 para conminarnos a crear conocimiento a partir de disciplinas encuarteladas en las cuatro paredes de sus certezas absolutas llenas de errores autárquicos al negar la comunicación de las unas con las otras. Cuando desterramos la Filosofía del aprendizaje común, comenzamos en las Ciencias Sociales a separarnos de las Ciencias que se nos antojaron no sociales y las confinamos a los laboratorios desde donde y cuando , divorciadas de nuestro contacto y del mundo que compartimos, de los valores que apreciamos y defendemos, comenzaron a jugar con el matraz de la vida y a crear un mundo de nuevas plagas insectívoras artificiales que , fungiendo como motores de desarrollo, se han convertido en los vectores mas emblemáticos de la depredación ambiental. Yo le pido a la honorable asamblea de lectores de este artículo, se pronuncien contra la quema indiferente de los valores vitales de la civilización humana, cuando hemos permitido que una hermana nuestra , nacida en nuestro humilde seno, pero hoy llena de las ínfulas y oropel de su preeminente contemporaneidad como lo es la muy honorable Economía, ponga reparos cuando le decimos que debe vestirse hasta donde le alcance la cobija ambiental, y que debe cesar su conducta terracida, que amenaza con llevarse en el visón de sus costosas pieles animales y humanas, a todas las especies de la Tierra, nosotros incluidos , porque en la ceguera de su riqueza terminará por comerse la semilla de la vida y como no es planta que multiplique su simiente, no le alcanzará para alimentar su ego personal, como no le alcanzó a Gorgias con toda su retórica sobre el conocimiento superar las humildes verdades del humilde Sócrates. Llamo a una auténtica revolución educativa ambiental que en todas partes tenemos que hacer para salvar la vida del Planeta. Que se escuchen los derechos de palabra para salvar a la Tierra en todos los foros y en todas las aulas del mundo.

Rector de la Universidad Bicentenaria de Aragua

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