Opinión Nacional

El llanto militar

La conmemoración del ciento ochenta y seis aniversario del Ejército en el Patio de Honor de la Academia Militar, con un escenario holiwodense mostró un Ejército cada vez con menos apresto operacional y sirvió de plataforma para que el Presidente Chávez demostrara de nuevo sus incompletos conocimientos sobre estrategia, sobre la guerra y sobre la sociedad civil global. Además, fue escenario para que de nuevo se mostrara el llanto militar. El llanto de un General que por lo menos resulta incomprensivo a la luz de la ética militar y en atención a que la violación que él hizo de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada y de la Constitución, deberían imponerle un gesto de disculpas a la institución que le acuno y a la sociedad venezolana a la cual debe ser responsable.

La conmemoración violó el Decreto de celebración del Ejército del General López Contreras, con lo cual se envía de nuevo un mensaje contrario a la norma, que pretende exhibir y servir de plataforma no a un discurso político militar como corresponde, sino a un discurso político interesado, con manifiesta intencionalidad de amedrentamiento a lo interno de la sociedad venezolana y de provocación a la Región y a otros Estados del continente. Se amedrenta a la sociedad venezolana cuando se declara que debe estar preparada para una guerra de resistencia y que para ello habrá que armar a todos los venezolanos y se provoca a otros Estados de la Región cuando se informa de la posible compra de un instrumental de guerra y no se conoce el Concepto Estratégico de Estado y en consecuencia cuáles son las amenazas del Estado venezolano.

La conmemoración sirvió también para que el Presidente quien se siente comandante operacional del estamento militar, en especial del Ejército, diera rienda suelta a su inacabada formación como comandante de tropa e hiciese comparecer ante él a oficiales y soldados para interrogarlos y premiarlos como pudiese corresponder a un Comandante de Unidad Táctica de acuerdo a los principios de la doctrina y el mando militar. Su inacabada formación como comandante entonces mostró, no al Presidente de la República que como político le corresponde la dirección superior de la Estrategia del Estamento Armado, sino la de un político que desconoce en esencia el respeto que le debe al Componente Armado de la República.

La sociedad civil, el ciudadano, el hombre y mujeres de Venezuela que reconocemos en el Componente Armado a una institución de la República que debe ser seria y respetada, hemos tomando debida nota del abuso del Presidente militar. Pero más aun, hemos terminado de convencernos de su desconocimiento al respeto que le debe a las instituciones en el sistema político, en especial a la institución armada, que aunque el viole la Constitución y permita de manera sibilina que la violen miembros de la cúpula militar, quienes somos ciudadanos estamos alerta y prestos a cumplir con la contraloría social, rechazando de manera frontal el abuso de poder y el desdén que siente el Presidente cuando irrespeta en forma pública una institución que se debe a la Nación y a la Defensa del Estado.

La sociedad toda al final de la larga e inconexa exposición, repetitiva a veces y por lo tanto confusa, terminó oyéndolo cuando de manera mesiánica anunciaba el incremento del 30% del salario a oficiales, oficiales retirados, cadetes, suboficiales y tropas y pudimos comprobar que tal anuncio perseguía comprometer de manera pública al Componente Armado con una acción laudatoria. Pero se equivoca de nuevo el Presidente, porque ese 30% no callará la dignidad de un gran porcentaje de los hombres de armas que repudian y rechazan su primitivismo político, que les apene los maltratos y penetraciones politiqueras en el espacio institucional militar y que además configuran una conducta ética en donde su dignidad no tiene precio.

La conmemoración del ciento ochenta y seis aniversario fue una demostración más de la pretensión del Presidente por demostrar que controla al Estamento Militar Venezolano, quiso aprovecharse para demostrar mando y terminó mostrándose como un político desconsiderado hacia una institución a la cual debe respeto, pero además permitiendo que la sociedad toda se convenza de su enorme primitivismo, de sus grandes vacíos como político y de su empeño en querer comprometer al componente armado en un proyecto que desde hace tres semanas tiene a un nuevo y fundamental actor, el ciudadano- estudiante, que hizo vibrar en los cuerpos de cadetes, en especial el de la naval, un gran sentido de dignidad y avizorar a futuro mediato la reconstrucción de la democracia.

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