Opinión Nacional

El nuevo look

Allá por el 78 los hombres venezolanos prácticamente echamos al closet y otros al basurero el “flux”. No se de donde viene este nombre pero ese adefesio es algo incomodísimo, con unos inútiles botones colocados en las mangas y otros botones sobrando en la parte frontal,  porque en algunos casos hay más botones que ojales y en otros, para “ser elegante”, no se abotonan, valga la redundancia, todos los botones. El “flucecito” lleva además solapas que no entiendo tampoco para que sirven a menos que sea para que exista el ojal en el cual se solía colocar  una flor. El paltó va forrado por dentro, originalmente en seda y los baratones en tafetán pero ahora se forran con algo sintético. Entre el forro y la tela externa se colocan otras telas para dar forma a la prenda. También se colocan hombreras que acentúan lo varonil del portante. Como es poco susceptible a modificaciones, los sastres solo abren unos cortes en la parte trasera. No han pasado de dos pero en algunos casos se han dejado sin las tales aberturas. También modifican el ancho de la solapa. Como la gran mayoría de los que usan el traje tienen bajos ingresos y la tintorería cobra un “platal” por limpiarlos, si el usuario no trabaja en un ambiente con aire acondicionado y se desplaza en transporte colectivo, el flucecito termina hediendo a zapato de indigente.

Pero ¿Por qué cambiamos en el 78 de moda y lanzamos al basurero los “fluxes”?  Ahhh, porque el presidente Luís Herrera utilizaba el denominado safari. El tal safari lo podíamos ver en las viejas películas de Tarzán, cuando los cazadores que se desplazaban por la selva lo utilizaban. Generalmente era con un pantalón corto y para cubrirse las “canillas” se ponían unas medias que llegaban a las rodillas. Era un traje para el trópico, elaborado generalmente en algodón y recuerdo un par que compre en Margarita confeccionados por la Casa Ganadera de Brasil. Eran realmente una delicia. Comenzó a caer en desgracia Herrera y se comenzó a dejar de usar el safari. Aquí en Turmero todavía lo utiliza el apreciado Juan José, más no por moda sino porque es lo único que tiene. Nuevos hombres, nuevos presidentes, viejos procederes. Se volvió al flucecito. Llegó el actual mandatario y menos mal que no le es simpático a todos los venezolanos  porque si no estaríamos utilizando esa casaca verde, que debe ser calientísima y que por lo holgado hay quien dice que esconde blindaje. Lo que si se pusieron de moda fueron unos chalecos multibolsillos que solían usar los fotógrafos y cineastas pero que ahora lo utilizan con énfasis los dirigentes comunales.

Pero la cosa está cambiando.  Ahora el presidente Uribe comenzó a utilizar la guayabera. La utilizaron masivamente, excepto el presidente venezolano, en una cumbre pero no fría, sino caliente y en un sitio caluroso. Ya veo por allí que la prendita se está poniendo de moda y creo que todo el mundo puede estar feliz. Cuatro bolsillos, mangas cortas o largas, unos plisados que no se para que son, pero bastante fresca y liviana. Los diseñadores la están modificando para aprovechar el boom. Ya las hay para utilizar con yuntas, nada nuevo porque un cubano elegante, para ir a una recepción, vestía una guayabera de lino o algodón, de color blanco, mangas largas con ojales para las yuntas o mancuernas; pantalón negro o marrón oscuro y zapatos dos tonos. El remate era una corbata de lacito del mismo color que el pantalón.

Como el humano es poco original, imagino que seguirá esta corriente. Todo el mundo corriendo a comprar sus guayaberas y cumpliendo con las leyes del “capitalismo salvaje”; la mayor demanda no bajará inicialmente los precios. Solo con el tiempo la guayabera se comenzará a fabricar masivamente y se abaratará. y ojo, también las hay para damas. Mi esposa tiene dos muy elegantes traídas desde Panamá. Mientras tanto, me voy corriendo a Maracay, donde las vi a Bs. 48,00. Todo una ganga….

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