Opinión Nacional

El ocaso de las focas

La tumoración en las tripas y ano del Comandante, como le gusta ser llamado, al igual que Fidel, tiene de cabeza  a todos los analistas, que sacaban cuentas sin el factor, ahora dominante, de si el chavismo tiene o no destino más allá del 2012, por la sencilla razón de que el despotismo solo puede funcionar con el déspota, si éste ostenta plenitud de fuerzas y alianzas sólidas.

Y sabemos de sobra que estas lealtades descansan, entre otros factores, además de la complicidad criminal por los latrocinios y abusos compartidos, en la garantía de impunidad que generaba la salud de toro miura del gerifalte mayor, que ahora se tornó por definición transitoria y en volandas de un arrebato de la biología.

Porque una cosa es impunidad garantizada  o peleada con las ventajas de un jefe que hacía creer y temer que llegaría al 2030 en el poder, y otra muy distinta es el que se admita, por ejemplo, que podría no presentarse como candidato.

Una primera conclusión nos indica la obviedad, que nos resulta  mucho más complicado relacionar tiempo y oportunidad de los procesos políticos,  para tratar de incidir en ellos, que relatarlos como sucesión de eventos.

La crisis que estamos presenciando, como pleito en cámara lenta, puede de repente dar un viraje brusco, radical, por la profundidad  de lo que puede desgarrar,  o recomponer súbitamente todo, a partir de un hecho de repercusión innegable.

La oferta golpista de Adán Chávez a finales de Junio, por ejemplo,  teleguiado desde la Habana, donde Chávez y el régimen cubano estaban postrados en terapia intensiva,  fue  un rotundo  mensaje  a los sectores que cuentan cañones para la sucesión.

 Se les dijo: con Chávez  en convalecencia, viene una drástica modificación de  la estrategia, ante  la eventualidad cierta de una derrota electoral del chavismo. Y esto  constituye la confesión más categórica,  que ya se dibuja en el horizonte: un escenario de crisis de la cúpula de Estado, antes o durante las elecciones de presumible resultado adverso.

Porque lo único seguro es que esta trama de poder hiper-corrupta,  mantenida por lealtades de compinches, será  atravesada por el tema de las inviabilidades político electorales del chavismo sin pueblo,  porque ahora está acogotado de problemas  y por supuesto, sin  la unidad “monolítica” que solo puede imponer el Jefe en pleno vigor de déspota en ejercicio.

¿Qué puede esperarse de la oposición de seguir esta con sus promesas de liderazgos mediáticos, apuntalados en un  marketing de encuestas en la clase media acomodada?  ¿Quien dijo que es la hora de la beautiful  people, de la muchachada altruista, solícita para disputar un poder imaginado por ellos a lo noruego, sueco o danés, con sus monarquías entalcadas ultra democráticas? Lamento decirles que infelizmente tampoco estamos preparados para derrotar este monstruo populista con un Piñera chileno, hijo de 100 años de derecha política culta y curtida o con un Martinelli  panameño,  cuando allí se agotó por fin el ciclo del nacionalismo ramplón.

Les informo que quien detenta el poder en Venezuela, es un símil de nuestros propios déspotas y de sus modelos del Caribe, suspirando de desconsuelo por no tener el chance de manejarse aquí como Robert Mugabe, la hiena zimbabuense y sus métodos,  dispuesto a matar, pero por miles, para mantenerse en el poder e  identificado también con sus amigos Muamar el Gadafi el matarife libio, Bashar al-Assad el genocida sirio, Ahmadineyad, el sanguinario fanático persa, Omar al-Bashir el carnicero nazi sudanés, etc, etc.

La gran diferencia con ellos es que  a ninguno  les ha dado cáncer y sin confiar en la medicina cubana, ni en autosuficiencias electorales, prefirieron  desde siempre curarse con salud del Primer Mundo y mantener regímenes abiertamente tiránicos,  genocidas y totalitarios,  del tipo que ya es tarde para intentarlo montar en Venezuela.

El mandamás de aquí tiene que lidiar con su cáncer criollo y con la rebeldía nacional. El tipo no se atreverá  a desafiar ésta, matando opositores  por decenas y centenares diarios, por la sencilla razón de que lo tumbarían en pocos días y con él sus esbirros:  remember 11 de abril, 23 de Enero, caracazo, y 40 años de cultura democrática, mantenida  también en los 12, ya  demasiados, de esta piltrafa de régimen.

Porque también es demasiado sabido que no  pudo quitarnos lo esencial de nuestra  sociedad democrática, como apostó y perdió, aunque sepamos que por un acendrado pacifismo y pendejera  genética, nos hemos resignado a liderazgos de cohabitadores con ese modelo de salvajismo atemperado y ello nos deparó niveles de barbarie, como el que sufrimos por el reino del hampa y demasiadas lacras mas para intentar siquiera enumerarlas.

Sé que resulto defensor de un gran optimismo, al sustentar la tesis que la barbarie tiene ahora plazos de cesación, sé también que nos llevará una década rehacer este país de sueños tirado hoy a la basura, pero ¿qué otra cosa podemos hacer? ¿Emigrar? ¿Y qué hacemos los que no podemos o no queremos  irnos?  Sólo nos queda pelear,  porqué ser focas de tiranos no está en nuestra naturaleza.

Venezuela necesita para esta etapa un liderazgo con experiencia, para lidiar con una bestial crisis en el escenario del ocaso de las focas y su sustitución radical por OTRO REGIMEN… nada menos.

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