El papel del papel
Seguramente quien me lea estará familiarizado con la advertencia que circula profusamente por internet sugiriendo que para resguardo del planeta que habitamos no se deben imprimir los documentos que circulan en esa vía, sino cuando sea indispensable. Los denominados movimientos verdes y ecológicos están a la cabeza de esa consigna que se ofrece además como ariete de combate contra las sociedades industrializadas del llamado primer mundo, cuyo afán de riqueza las ciega en relación con la conservación del planeta y destruyen los bosques para obtener pulpa de papel.
Sin embargo, el socialismo del siglo xxi que por su enfrentamiento a los capitalismos imperiales le harían pensar a uno que cerraría filas con esa consigna, se muestra reacio y adverso. No hay trámite administrativo que no reclame del ciudadano según sea el objeto que se persigue: fotocopia de la cédula, del pasaporte, del rif, del pasaje de avión, del cheque para el pago, del documento de propiedad del inmueble o del vehículo, de la liberación de hipoteca o de la reserva de dominio, de la cédula catastral, de la solvencia de impuestos municipales todo en franca contradicción con los dispositivos de la ley sobre simplificación de trámites administrativos haciendo de cada trámite un verdadero “proceso” kafkiano.
¿Qué hacen los registros inmobiliario y mercantil, las notarías, cadivi, el seniat, el saime o el sebin con esos millones de fotocopias nada, absolutamente nada distinto de lo que pueden hacer con las referencias correspondientes, ya que todos esos documentos que se exigen al ciudadano los produce la propia administración y se encuentran en sus archivos.
Surge la pregunta ¿por qué los exigen? La respuesta es obvia: hay que hacerle sentir al ciudadano que el funcionario está para controlarlo no para servirle. El comunismo, o el socialismo del siglo xxi, es un régimen para la nomenklatura, desde el instituido en la URSS que duró 72 años hasta el de Cuba que lleva 54.
¿Es ese el papel del papel? Ni siquiera, esas toneladas de papel cumplen a su vez un papel, como el de un actor en el teatro. El gobierno necesita aparentar que se ocupa del cumplimiento de las leyes por parte de los ciudadanos.
