Opinión Nacional

El Potro indómito

Sino es así, como entender que un bárbaro fanático o fanático de la ferocidad, le halla puesto, a la salida del Estadio de Maracaibo, una pistola en la cabeza al joven pelotero Antonio “Potro” Álvarez. Sin pretender usurpar el papel de un Fiscal Público estimo que este androide de los coliseos, mínimo,  anda saltando alto en los baremos que miden la bestialidad, al  gritar para justificar su atrocidad,  que lo hacia por que Antonio es un “maldito chávista”.

Utilizar el epíteto de salvaje para  este agresor pareciera insuficiente.

Este episodio es un mal sueño y  burla a las fantasías mas elaboradas, hasta, por ejemplo, del Marques de Sade, quien  jamás hubiera podido imaginar que su insensatez podría ser transmitida en vivo desde un estadio por TV y  en horas estelares.

Hoy veo cosas que no había visto nunca,  quizás no consideraba el repertorio de las noticias que preventivamente nos esconde Dios sobre las formas como los medios son capaces de disociar a las buenas almas del cielo que siguen las emisiones que los  bombardean bien con los editoriales de los periódicos de gran circulación o las ollas investigativas de Globovisión.

Las tropelías como estas son expresiones de la malicia los buenos malos o la depravación de los malos buenos, sin duda ante el desaguisado nuestra oposición ya se dará maña para demostrar que el agresor “presintió encubierta amenaza” por parte del eficiente bate del Potro y  decidió, defenderse. La MUD deberá emitir un comunicado considerando que en una dictadura como la presente uno tiene que resguardarse de los “bates alegres” sobre todo aquellos cuyo promedio de hits sobrepasan a los de sus equipos preferidos. Entiendo que los siempre prestos leguleyos de la UCAB ya están preparando, como es normal, un alegato para salvaguardar al “presunto agresor” ante la CIDH Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA con copia a la Corte Penal de la Haya.

Escuché al Dr. Vallecalle  decir  que existía un modelo completo de circuitos mentales que determinaban las conductas aberrantes y violentas, el agresor, del Potro corrobora la hipótesis del científico. A este primate, un deportista no le merece afecto, ni su éxito le anima respeto. 

Es evidente la superioridad distingue a Antonio Álvarez, solo que el hipotálamo de su agresor, no lo aprecia y menos aún valora una mínima brizna del espíritu navideño y su contagio de afectos. Al contrario sus órganos están invadidos por la bacteria de la intemperancia adecopeyana. 

El Potro recibe una muestra de la acumulación de virulencia de las mentiras mediáticas que logran hazañas patológicas inmemorables, tan graves, que estuvo a punto de haberle podido causar la muerte.

En la literatura psicológica no solo se reconocen “imbecilidades transitorias” sino que la mediática criolla las manufactura imborrables.

Sin duda que hay cosas que el hombre no puede ocultar, que está borracho, tiene plata, está enamorado o es soberano imbécil.

Agreguemos que también se le puede contabilizar al “presunto delincuente” una imbecilidad moral por ser  incapaz ampararse y vivir en función a las historias de lo que se debía y de lo que no se debía hacer, ni el deporte ni en la política.

Menos mal que el Potro es indómito, afirmo que si por apoyar al chávismo quieren matarlo, pues que procedan, ojala que esta afirmación no llegue a oídos de Orlando Urdaneta o la nueva Alcalde de Maracaibo, sería nefasto, siendo ambos amantes de ese discreto arte de disparar con mira telescópica.

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