Opinión Nacional

El presente Historico de Venezuela

Facultad de Economía y Ciencias Sociales
Universidad Central de Venezuela
Conferencia-charla dictada el Lunes 24 de Septiembre de 2007

Saludo a los asistentes y agradecimiento a los organizadores del Ciclo de conferencias que hoy inauguramos.

Propósito: Intentaré someter a la consideración crítica de ustedes un conjunto de criterios que podrían llevar a la formulación de un nuevo enfoque del presente histórico de la sociedad venezolana. Los criterios propuestos resultan de una prolongada revisión crítica del conocimiento adquirido sobre la vida histórica de nuestra sociedad, y han sido seleccionados con el fin de servir, eventualmente, para la estructuración sistemática de una visión integral de su desarrollo sociopolítico. Si bien no los presentaré en una perspectiva presente-pasado explícita, espero que esa orientación resulte evidente.

I.- La venezolana fraguó, primariamente, como una sociedad monárquica colonial, generada a lo largo de un proceso de implantación hincado, en su carácter de relación de dominación, respecto de las sociedades aborígenes, en el siglo XVI; relación todavía vigente. El fraguado de esa sociedad, que fue función de la maduración de su sector criollo, ocurrió en las últimas décadas del siglo XVIII, al conformarse la trama sociopolítica de la sociedad, expresa en el poder colonial, generado a lo largo del proceso de implantación de la nueva sociedad, e integrado por el componente metropolitano, en orgánica vinculación con el poder social criollo. El poder colonial envolvía una dinámica de dominación-subordinación que generó en el criollo la condición de “dominador cautivo”, también vigente.

II.- La estructura de poder interna de la sociedad, basada en la propiedad excluyente de la tierra económicamente rentable, y en una dinámica de discriminación social y racial, generaba tensiones que se expresaban como luchas intrasociales: las de los criollos y los pardos por la igualdad, y la de los esclavos por su libertad. El virtual estancamiento del proceso de implantación de la nueva sociedad, en sus sentidos espacial y social -si bien se perfeccionó el tramado institucional-, a fines del siglo XVIII, generó factores críticos que al correlacionarse con la crisis de la monarquía universal, hicieron dudar al componente criollo del poder colonial de la capacidad del componente metropolitano de ese mismo poder para continuar desempeñado su papel legitimador del esquema de dominación, -sintetizado en la subordinación del todo social a la Corona-Rey, y en el acatamiento de la voluntad divina-, esquema representado por la estructura de poder interna de la sociedad monárquica-colonial.

III.- La aspiración de un grado de autonomía que permitiese la salvaguarda de la estructura de poder interna de la sociedad colonial, impulsó a un sector del componente criollo del poder colonial a desencadenar una crisis política. Al tomar ésta, rápidamente, un curso de radicalización, condujo a la ruptura del nexo colonial y a la abolición de la monarquía, al ser reemplazada por la República. La abolición de la monarquía fue el hecho determinante de la radicalización y prolongación de la guerra civil, que predominó en la disputa de la Independencia hasta 1818, cuando fue ratificada no sólo la declaración de la Independencia sino también la instauración de la República, poco antes de que la exitosa invasión del Virreinato de la Nueva Granada condujese a la fundación de la República de Colombia, en Angostura, el 17 de diciembre de 1819. Cabe subrayar la circunstancia de que la naturaleza monárquica de la sociedad se reveló en la manipulación política de la figura del Rey, que hizo de Fernando VII el único gobernante de Venezuela fervorosamente defendido por la generalidad del pueblo venezolano.

IV.- En cumplimiento de lo resuelto en Angostura, el Congreso reunido en Cúcuta aprobó la Ley Fundamental de la Unión de los Pueblos de Colombia, y la consiguiente Constitución de la República de Colombia, mediante la integración, primero, de la todavía Gobernación y Capitanía General de Venezuela y el antiguo Virreinato de Nueva Granada; y la incorporación de la Presidencia de Quito. De esta manera la hoy República de Venezuela cristalizó, de manera perdurable, en el marco de la República de Colombia, concebida como una república moderna y liberal, característica esta última que no estuvo contemplada explícitamente en la Ley Fundamental de la República de Colombia promulgada en Angostura.

V – La República de Colombia encaró, como cuestión esencial, el restablecimiento de la estructura de poder interna de la sociedad que se quería hacer republicana. Esa estructura se hallaba seriamente trastornada, y la naciente república hubo de organizarse armonizando la demolición selectiva de la monarquía con la instauración del ordenamiento sociopolítico republicano. En este marco se produjo la reactivación política de la disputa de la Independencia, planteada desde su origen en una doble dirección: la del restablecimiento y la consolidación de la estructura de poder interna de la sociedad, y la del horror al despotismo; es decir la puja entre el orden y la libertad. Este fue el embrión de las dos vertientes de la República: la liberal autocrática, orientada hacia el orden, y la liberal democrática, orientada hacia la libertad.

VI.- El componente criollo del poder colonial en Venezuela, que había experimentado una considerable recuperación al amparo del dispositivo estratégico montado por Pablo Morillo, vio con temor que la legislación liberal elaborada por los congresos de Colombia, dada su decidida inclinación capitalista moderna, frustrara esa recuperación. A partir de esta comprobación se inició una confrontación que culminó con la quiebra de la República de Colombia, fundada por los venezolanos de Bolívar, y destruida por los venezolanos de Páez. Separada de la República de Colombia, se consolidó en Venezuela la República liberal autocrática, prevalida de la generalizada y legítima necesidad de orden social.

VII.- La República liberal autocrática rigió en Venezuela, superando pugnas relacionadas con diferencias acerca del ejercicio y la finalidad del poder público, hasta que hacia 1840 comenzó a rebrotar la aspiración de constituir la República liberal democrática, que fuera reprimida en el seno de la República de Colombia por la dictadura comisoria de Simón Bolívar. Esta república afloró como proyecto político expreso en el Decreto de Garantías expedido por el General Falcón el 18 de agosto de 1863. Se inició, de esta manera y propiamente, la que he denominado la “Larga Marcha de la sociedad venezolana hacia la democracia”.

La culminación de esta marcha deberá significar la erradicación de la conciencia monárquica, -Recuérdese que la monarquía estuvo jurídicamente vigente, en Venezuela, hasta 1845, cuando, al reconocer la Corona su Independencia, dejó de ser una provincia-colonia separatista-. La Constitución federal de 1864, y el denominado guzmanato, trocaron la aspiración democrática en una de federación, erróneamente tenida como equivalente; si bien rescataron e impulsaron el desarrollo capitalista moderno de la sociedad, programado por los congresos de la República de Colombia, con base en la ineludible necesidad de atraer capitales y brazos que estimulasen el desarrollo económico, social y cultural de las raleadas sociedades neorrepublicanas.

VIII.- Poco antes del mencionado Decreto del General Juan Crisóstomo Falcón, había comenzado a manifestarse en Venezuela inquietud acerca de las ideas socialistas, hermanadas con el comunismo y el liberalismo al ser enfrentadas por la doctrina pontificia. Probablemente, se advierte en esto el eco de la Revolución de 1848, en Francia, y del clima ideológico que plasmó en la publicación del Manifiesto comunista. Prueba se esta inquietud, y del grado de contemporaneidad que ella demostraba, fue la publicación en Caracas, en 1855, de la obra de Ramón Ramírez intitulada El cristianismo y la libertad. La proposición socialista tomó cuerpo, en su versión leninista, en 1930, con la fundación del Partido Comunista de Venezuela (P.C.V.). A su vez, la marcha hacia la Democracia, nacida de una reelaboración crítica del marxismo primario, que condujo, en 1945, a la Instauración de la Primera República liberal democrática, arrancó en 1931 con el denominado Plan de Barranquilla, y la creación, en 1932, de la Agrupación Revolucionaria de Izquierda (A.R.D.I.). Estas instancias, programática y organizativa, confluyeron, hace 66 años, en la fundación del Partido Acción Democrática.

IX. Se produjo de esta manera un deslinde de campos políticos que habían partido, sin embargo, de propósitos comunes: combatir la dictadura de Juan Vicente Gómez y erradicar sus principales fundamentos sociopolíticos: el latifundismo y la alianza con el imperialismo petrolero. El deslinde de campos, al traducirse en la concepción de los partidos correspondientes, -un partido proletario conductor del pueblo, y un partido del pueblo-, y de sus respectivos programas, se vio condicionado por los requerimientos políticos del Gran Frente de la Democracia contra el Fascismo, forjado en los inicios de la II Guerra Mundial (Reconocimiento de la U.R.S.S. y legalización del P.C.V., a la par que de A.D.). Esta apertura, inspirada en la Doctrina rooseveltiana de la Cuatro Libertades, y protocolizada en la Carta del Atlántico, determinó la inclinación del P.C.V. hacia las postreras manifestaciones de la todavía gobernante República liberal autocrática. A su vez, los promotores de la República liberal democrática aprovecharon la apertura, así forzada, de la sobreviviente República liberal autocrática, para promover y realizar su proyecto político. La confrontación entre las dos corrientes sociopolíticas de esta manera conformadas, que se nutrió de choques que abarcaron desde lo doctrinario hasta lo instrumental, -basados en diferencias sobre las concepciones leninista del partido y stalinista de la estrategia-, hasta lo groseramente personal, ha pesado en la marcha de la sociedad venezolana hacia la democracia.

X.- El eclipse de la aspiración de instituir la República liberal democrática perduró hasta 1945, cuando, en el marco de una conspiración militar-civil, y venciendo la oposición de la coalición entre los representantes de la República liberal autocrática y el P.C.V, fue establecida la Primera República liberal democrática, caracterizada por dos aspectos fundamentales y correlacionados: uno, el haberse completado la sociedad venezolana,- y con ello se liquidó el caudillismo tradicional-, al ser transformado el universo electoral mediante el más amplio y trascendental acto de inclusión social, representado por el reconocimiento de los derechos políticos de la mujer, y la extensión de esos derechos a los jóvenes mayores de 18 años y a los analfabetos; y otro, la modernización democratizadora de los mecanismos de formación, ejercicio y finalidad del poder público. En sentido general, entró en vías de realización el programa de desarrollo capitalista moderno adelantado por los congresos de la República de Colombia, ya mencionado. Esto fue posible al amparo de las implicaciones políticas de la 11 Guerra Mundial, que auspició el surgimiento, junto con la venezolana, de otras dos grandes democracias modernas: Japón e India.

XI.- La República liberal autocrática rebrotó al amparo de la Guerra Fría, en 1948, y perduró hasta su implosión, en 1958, cuando el sorprendente resurgir de la aspiración de una República liberal democrática, impidió el continuismo del régimen militarista. Se dio inicio, de esta manera, al muy conflictivo curso de la Segunda República liberal democrática, durante el cual se formó una nueva versión de la confrontación a la que me he referido. Consistió en la coalición establecida entre el fidelismo, el P.C.V., desprendimientos radicalizados de A.D., y versiones del militarismo tradicional. Tras cruentos y prolongados enfrentamientos, que se saldaron con el sacrifico de una porción considerable de la generación política de relevo, se alcanzó, para la sociedad venezolana la implantación de la democracia moderna, aún vigente, si bien presa hoy de una grave crisis de carácter crudamente militarista.

XII.- Esta irrupción del militarismo tradicional ocurre en momentos cuando el régimen democrático se aboca a un proceso de modernización del Estado y de profundización de la democracia. El objetivo de tal proceso es impulsar la conformación de la sociedad venezolana como una genuina sociedad liberal democrática. La crisis del socialismo autocrático creó las condiciones para que los sobrevivientes de esa corriente ideológico-política se sumasen al militarismo tradicional, y produjesen un ensamblaje ideológico denominado marxismo-leninismo-bolivarianismo, que so capa de enderezar la democracia ha desembocado en un régimen autoritario que amenaza con demoler la república, manipulando, mediante la generalización de la limosna, el soborno y la intimidación, los resabios monárquicos que perduran en el inconsciente colectivo, es decir del fundamento psicosocial de la República liberal autocrática.

XIII.- De lo expuesto parece posible extraer algunas consideraciones generales:
a) La historia sociopolítica de la Venezuela republicana puede ser vista, fundamentalmente, como la constante y prolongada pugna entre dos versiones de la República liberal, la autocrática y la democrática.

b) El sentido general de esa pugna se revela como una tendencia a la definitiva implantación de la República liberal democrática.

c) El presente histórico de la sociedad venezolana puede ser caracterizado como representativo de una aguda crisis de la República liberal democrática.

d) La condición actual de la democracia venezolana se corresponde con la vivida por las viejas democracias; y quizás pueda ser caracterizada por dos rasgos: En primer lugar, los remanentes de la República liberal autocrática, -valiéndose de los rezagos ideológicos del militarismo, sintetizados en el bolivarianismo; y de los sobrevivientes del socialismo autocrático, confundidos todos en el militarismo-bolivarianismo-, asaltaron el poder aprovechando el abandono, por la dirección política de la democracia, de la concepción pedagógica del ejercicio de la política; valiéndose de la lealtad institucional de esa democracia, y portando una agenda secreta. En segundo lugar, la realización de esa agenda ha requerido el enmascaramiento de los propósitos e intenciones. presentándolos, primero como “la verdadera democracia”, y luego como “la democracia participativa y protagónica”; para culminar, una vez controlado el aparato del Estado, con un crudo personalismo militarista envuelto en el indefinido e indefinible “socialismo del siglo XXI”.

XIV.- Comprendo que son muchos los vacíos que separan las cuestiones tratadas. He querido compensarlos, en parte, con los comentarios que me he permitido hacer, en relación con cada una de esas cuestiones. Quiero terminar subrayando mi disposición al debate crítico sobre lo aquí sumariamente tratado, tanto como sobre el modo en que lo han sido. En todo momento me ha animado el propósito, en relación con esta reunión, de llevarme más de lo que he traído.

De nuevo expreso mi agradecimiento a los organizadores, y me recomiendo a la paciencia de quienes han recibido mis palabras.

NOTA: Para el desarrollo de esta Conferencia-charla adopté el procedimiento siguiente: a) El presente texto fue repartido a los asistentes al comenzar el acto. b) Luego de la lectura de cada uno de los párrafos, hice un breve comentario sobre algún aspecto relevante. c) Al terminar la exposición fue abierto un espacio para preguntas y comentarios. d) Anotadas las preguntas y comentarios, ofrecí una respuesta de conjunto. G.C.D.

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