Opinión Nacional

El recontramemo

Que no se crea ese señor John Maisto que las cosas van a ser tan fáciles con su nuevo jefe, George W. Bush. El grupo Voluntarios Venezolanos con Bush (VVB), que tanto trabajó por el triunfo electoral republicano, está preparando un ácido memorando para enviarlo a la Casa Blanca. ‘Lo vamos a rayar’, dicen.

Los wasp criollos alertarán al inexperto hijo-de-papá-Bush acerca de las veleidades del ex embajador de Estados Unidos en Caracas. ‘Sepa usted que ese señor es un filochavista sin cura y, por tanto, será un quintacolumna, un infiltrado de la revolución bolivariana en plena orilla del Potomac’, chismea el borrador de esta postura de piedra.

Hay que entender a los VVB. Ellos están eufóricos, pues luego de soportar la vergüenza de una larga cómica postelectoral de calaña tercermundista, quedó finalmente cancelada la era blandengue de Clinton. Es justo que celebren el ascenso de su cowboy a la Presidencia y que se imaginen a Collin Powell poniendo en su sitio al deslenguado José Vicente Rangel y amenazándolo con la Operación Tormenta del Lago de Maracaibo. Y que sueñen con el propio Bush advirtiendo a Chávez, Hussein y Gaddafi que cuando esté listo el escudo antimisiles, la OPEP tendrá que volver a ponerse de rodillas como en los buenos tiempos de mister Reagan y ‘de mi’apá’.

El viernes, en medio de la marcha que padres y representantes de colegios privados realizaron para proponer su contraley de Educación, doña Gertrudis estaba optimista. ‘Con estas demostraciones de fuerza nuestras y un presidente con pantalones en Washington, vamos a sacar al tal Navarro, y el Gobierno tendrá que dejar de comunistear’, dijo esta señora que anda en pie de guerra por el futuro de sus nietecitos de ojos rubios y dientes rubios, como diría Blades.

Pero el anuncio de la designación de Maisto como asesor en asuntos latinoamericanos de Bush fue todo un anticlímax. ¡Horror! …en las alturas de la administración republicana se ha colado el más insólito de todos los chavistas espontáneos del que se haya tenido noticia en estos dos años: ‘John Crazy’, como terminaron llamándolo en algunos círculos.

Y es que Maisto rompió la tradición de que una embajada americana en cualquier lugar, especialmente si es en el patio trasero, ha de estar siempre del lado de las clases dominantes, de los partidos del status quo y en contra de las revoluciones, incluso de las que son inocuas. Seguramente fue por esa conducta tan extraña y desconcertante que Maisto se marchó del país bajo una salva de rechiflas provenientes de la derecha. En lugar de ser declarado persona non grata en la Sala E de la Biblioteca de la UCV, como se estilaba antes, la mención se la dieron en los campos de golf del Country Club, algo que se cuenta y no se cree.

Los VVB no le perdonarán nunca a Maisto que haya llegado al extremo de decir que el gobierno de Chávez, incluso, está en una posición muy favorable para lograr la reactivación económica. Y tampoco que se haya sumado a la cantinela presidencial contra las perversiones del sistema político puntofijista y de las cúpulas podridas. ‘Mijito, si no le ponemos un parao a ese señor, es posible que llame los domingos desde Washington para hacer el coro en ¡Aló, Presidente!’, dijo doña Gertrudis, en un alto de la redacción del memo _más bien un recontramemo_ que, jura ella, hará temblar las paredes.

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