Opinión Nacional

El sentido de la oportunidad

Tener sentido de la oportunidad – es según lo entiendo – una habilidad, capacidad, fortaleza o virtud que tiene una persona, de tomar una decisión o acción a tiempo, o en el momento mas oportuno, de manera tal que se garantice el éxito de lograr el propósito perseguido. Esta es una virtud valida para todas las profesiones y actividades del mundo, por mas insignificante que éstas sean. Una persona dotada de esta habilidad tiene mayores posibilidades de éxito que aquellas que no la tienen.

Mucho se habla y se escribe sobre eso de tomar decisiones acertadas a tiempo, lo cual como sabemos, no es nada fácil. De hecho, existen libros, cursos, talleres seminarios, foros, congresos, cátedras y todo tipo de evento para enseñar a tomar decisiones. Eso se debe, a prácticamente a que todo lo que a una persona le afecta en la vida, depende de la toma de decisiones propias y/o de las tomadas por otros.

La tendencia general o promedio, es la de no tomar decisiones o acciones, sin antes tener toda la información posible que garantice condiciones adecuadas para que la decisión sea correcta. Eso suena lógico y hasta inteligente. No obstante, para cierto tipo de personas, no es necesario esperar tanto para tomar la decisión correcta, ya que se corre el riesgo de que el “momento” pase y la decisión o acción se haga a destiempo – bien por que se tomó antes o porque se tomó muy tarde.

Para ayudar a la gente a tomar decisiones correctas y a tiempo, existe un procedimiento basado en formas estadísticas y cálculos matemáticos de evaluar el impacto y grado del riesgo que se correría de tomarse la decisión; conocido como “análisis de riesgos”, muy utilizado por ejecutivos e inversionistas. Estos son mecanismos muy útiles cuando se trata de invertir en grandes proyectos, donde existen algunas incertidumbres de costos y mercados inestables, entre otros factores.

En el ámbito político – donde según se dice, dos mas dos no son cuatro – los razonamientos son otros, con la diferencia de que el político, con su decisión o acción, puede contribuir a cambiar el curso de la vida de un país, y el de la historia misma. Por ello la importancia que tiene para un político responsable y ambicioso el tener ese sentido de la oportunidad bien desarrollado. El político que carezca de este valor, esta condenado a cometer muchos errores y pasaría a ser un político más del montón, o simplemente desaparece de la escena política.

Dejar de tomar decisiones en el momento preciso, cuando todos los indicadores e instinto mismo te dicen que debes hacerlo, es dejar las cosas en manos del destino, lo cual es imperdonable en un político justo, sagaz e inteligente. En tal sentido, el político debe entender que debe tomar riesgos calculados, al costo que sea, cuando el propósito sea noble, y vaya en beneficio de toda la población que aspire vivir con justicia y libertad. Un político que espera tener todos los elementos controlados y a la vista para tomar decisiones, corre el riesgo de que el momento clave pase y su decisión terminaría siendo errónea, porque la tomó a destiempo, o nunca la tomó.

Por supuesto, para aprovechar el sentido de la oportunidad, también se requiere acompañarlo de cierto pragmatismo, sensatez, audacia y valor, para asumir la responsabilidad por los efectos secundarios de esas decisiones que se tomen.

El sentido de la oportunidad, al contrario de lo que algunos políticos pudieran pensar, no significa ser oportunista y/o “cuadrarse a tiempo” con el factor cuya victoria este a la vista. Eso sería lo que hacen los políticos deshonestos o “camaleones”, que en Venezuela abundan. Se trata de algo más noble, profundo, trascendental y patriota. Se trata de tomar la decisión correcta a tiempo, para la causa de la verdad y en favor de la democracia, y por ende de las mayorías.

Un político muy inteligente y hábil, que tenia bien desarrollado el sentido de la oportunidad, fue el inglés Winston Churchill, quién sería el primer político inglés en alertar a tiempo al gabinete de Inglaterra, sobre los planes belicosos reales de Adolf Hitler. El gabinete inglés de ese entonces, lamentablemente no le creyó, lo subestimó, lo ridiculizó, y lo apartaron del gobierno como castigo.

Cuando se dio el hecho de la invasión alemana pronosticada por Winston Churchill a Polonia y Francia, los ingleses no tuvieron más recurso que llamarlo para que condujera a Inglaterra como lord del almirantazgo y luego como primer ministro, durante la II guerra mundial ya desatada por Hitler, que él había intentado frenar infructuosamente; y no logró, por la torpeza de políticos sin ningún sentido de la oportunidad.

Venezuela vive un dramático momento histórico, como jamás ha sucedido en nuestra historia republicana, donde abunda: el caos, la ineficiencia, la corrupción, la impunidad, el irrespeto a la constitución y a las leyes, la intolerancia, el abuso desmedido del poder, el despilfarro del tesoro público nacional. Como si esto fuera poco, el chavismo pretende dar un golpe mortal a la democracia venezolana, proponiendo una nueva constitución, que coarta las libertades ciudadanas, concentra todo el poder en el presidente, centraliza la administración del estado y permite la elección indefinida del presidente y se oficializa el castro comunismo, entre muchas otras anomalías y distorsiones aberrantes que presenta.

El aterrador cuadro político anterior le plantea a la población democrática venezolana en general, la disyuntiva respecto a la forma de oponerse a este descarado atropello a la constitución, frente al cual se presentan varias opciones. Es un hecho, según todas las encuestas, que la mayoría de los venezolanos rechazan a esta nueva constitución y estarían dispuestos a luchar en diferentes terrenos para evitarlo.

Todo esto nos lleva a pensar que pudiéramos estar en la presencia de un momento histórico de toma de decisión crucial para la sociedad venezolana, tanto para el chavismo, como para los opositores; que defina de una vez por todas el destino incierto del País, que lo conduzca por la senda correcta de la democracia, de la paz, de la justicia y del progreso.

El venezolano común y de a pie, sector con el cual me identifico y al cual pertenezco, está a la espera de que sus líderes legítimos, sepan aprovechar el momento de la oportunidad, para decisiones y acciones trascendentales que frenen estas pretensiones dictatoriales del chavismo, y le devuelvan la democracia plena a nuestra república, la cual está siendo saqueada por forajidos y fanáticos.

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