Opinión Nacional

El trabajo lo hizo Dios como castigo

Es un precepto bíblico que el trabajo nos lo impuso el Señor para penalizarnos por cometer el pecado original, cosas de culebras y manzanas, y desde entonces quedamos sometidos a ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente. Por ello no es de extrañar que una revolución bolivariana y cristiana, como la nuestra, rescate el principio de las sagradas escrituras y consagre como política la penalización del trabajo.

Así, lo primero que nos inculca es que ser rico es malo, de manera que el que trabaje por afán de enriquecerse esta condenado a los fuegos eternos. La cosa se extiende hasta penalizar la ganancia, aunque sea pequeña, para que nadie piense en el lucro como objetivo de su trabajo. El que se dedique a tan innoble fin también tendrá el averno como destino. El buen revolucionario tiene que entender que el trabajo es malo y se implanto para castigarnos.

Pero el ser humano es pernicioso y cruel, por eso mereció el castigo original, y siempre se esta desviando de los preceptos sagrados. Esto obliga a tener que repetir siempre los conceptos haciéndole entender las cosas. Los más demoníacos son los capitalistas, que se empeñan en producir ganancias a como dé lugar. Así vemos a los productores de café, leche, harina precocida y no sé cuantas cosas más, que aspiran a un precio por su producto que les cubra los costos. Hay que recordarles que ellos no están trabajando para ganar dinero y que tienen que sobrevivir aun con pérdidas, si no ¿Para qué impusimos el castigo? Hay que estar siempre encima de ellos para que no se desvíen.

También aparecen los taxistas de Maiquetía, los cuales quieren subir la tarifa para llevar pasajeros a Caracas por la carretera vieja alegando que tardan cuatro veces lo que tardaban antes. ¡Habrase visto semejante desfachatez! Tienen que cobrar lo mismo, aunque ahora hagan sólo un viaje al día, mientras antes hacían cuatro. Sólo así podrán expiar las culpas por el pecado original. Es que el humano pretende que ganarse el cielo es fácil. Pero no importa, la revolución está aquí para recordarles los esfuerzos que deben hacerse para lograr la gloria eterna.

Es lo mismo que pasa con los productores de pan y azúcar, son innumerables los avaros que no entienden el verdadero significado del trabajo y hay que estarlos combatiendo siempre, pero los principios no se negocian y la revolución llegó para crear un hombre nuevo, justo y solidario, que trabaje por amor y por alcanzar las bondades del empíreo.

Para ello la revolución ha incentivado las cooperativas y las Empresas de Producción Social, donde la gente trabajará sin preocuparse por la ganancia. Apenas estamos dando los primeros pasos, el pueblo debe entender que apenas llevamos siete años y nosotros trabajamos para la eternidad, pero el proceso está bien encaminado y con los objetivos muy claros.

Yo estoy esencialmente de acuerdo con la revolución, con la única salvedad de que yo soy bueno y, en consecuencia, no tengo que andar sufriendo el castigo para ganarme la inmortalidad. Por eso estoy de acuerdo con aquel negrito del batey, que le dejaba todo el sufrimiento al buey. ¿Y la producción? Bien gracias, yo con estar incluido me conformo y ya estoy anotado en dos misiones que me “educan” de lo lindo 15 y último. También aspiro a una gerencia en una EPS que me termine de sacar de abajo. Tendré que calarme cinco horas de show todos los domingos, que no es poca cosa, son los sacrificios que hay que hacer por la revolución. Por lo demás, ¡Abajo los avariciosos que pretenden ganar con su trabajo!

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