Opinión Nacional

El vicepresidente que viene

 Su discurso es cristiano con los cristianos, se coloca penachos, asiste a rituales y a danzas con chamanes, utiliza una tasbih en la mano para parecer un creyente musulmán cuando está reunido con ellos, y echa mano de cuanto collar y cosas esotéricas existan sin importar las contradicciones, hasta el punto de recurrir a la brujería y a las creencias africanas (HCH 28-08-2011). Finalmente (muy a regañadientes porque eso le da en verdad grima) siempre se muestra católico con los católicos, claro está, después de calificar a nuestros líderes religiosos como demonios, aclararnos que Jesús fue comunista, que ni el cielo ni la resurrección existen, y así termina comulgando el Jueves Santo frente a unos «católicos» y unos curas de lo más sonreídos. 

Y así los incrédulos nos explican cómo fue que terminó agarrando su avión para venir a Venezuela solo para poner en escena el Getsemaní, al mejor estilo de Jesucristo Superestrella y volver rápidamente a Cuba. Ese episodio del Jueves Santo que pasará a la posteridad como un hito religioso pues ocurrió al mismo momento en el que quienes en verdad profesamos el catolicismo, conmemorábamos el miedo, el dolor y el sacrificio de nuestro amado Jesucristo ante la muerte. De ser así, fue brillante porque desde las primeras páginas deEl País de Madrid hasta el Pravda de Moscú se vio su imagen mesiánico-religiosa en vez de la de Cristo. Así es que, aunque me cuesta creer esto último, concuerdo plenamente con que la imagen multicredo, no es un tema de creencias, sino una estrategia perfectamente estudiada y utilizada como herramienta política de la misma manera que lo hicieran los chinos al descubrir que la palabra Dios sobrevivió a la revolución cultural. 

Conversando con un gran amigo español, cuyo padre fue republicano del bando de Manuel Azaña además de ser uno de mis grandes profesores de política y a quien recurro más que a un diccionario de dudas. Le expuse mi inquietud: Chávez no necesita de un mesianismo o de la lástima para ganar las elecciones, el barril de petróleo a ese precio pega más cosas que la «pegaloca» y no una, sino absolutamente todas las encuestadoras lo dan como favorito. 

Su respuesta bien vale la pena compartirla. Verás -me dijo- Chávez está muy enfermo, eso es indiscutible. Pero eso no va a ser pretexto para dar un paso y además acelerado a la Revolución. Las posturas religiosas del Presidente (porque como bien dices, no tiene una) no busca captar a nuevos seguidores, ese diseño no está concebido para la oposición sino para consolidar a esos que dependen de él. La tragedia que está viviendo, la enfermedad será el catalizador para profundizar la revolución hacia adentro, para poder hacer los cambios internos que necesita. 

De acuerdo a mi amigo, Chávez no es un comunista porque su proyecto es profundamente antimarxista. Pero como utiliza la estrategia Multi-credo, también usó la pluri-ideología, Chávez es militarista con sus militares, comunista con los comunistas, socialista, liberal, progresista y con cierto asquito, demócrata con los «católicos». Sabe que la enfermedad es traicionera y que debe salir de muchos de los suyos, que por más que han tratado de pasar por revolucionarios vociferando consignas, los va a eliminar como hizo Fidel. Todos los que desembarcaron en el Granma y pelearon por y para la revolución de distintas tendencias (anarquistas, liberales y demócratas), todos los que ostentaron algo de poder por mucho tiempo, terminaron muertos, presos, en el exilio o como cuadros decorativos en algo que los cubanos llamaron jocosamente «el Plan Pijama» el «exilio interior» u ostentando cuadros decorativos de poca o ninguna importancia. 

De allí la necesidad de pisar el acelerador. Quienes hicieron aquel célebre juramento y dieron el golpe, están en las cárceles, exiliados o en el Plan Pijama. La masa de líderes de la izquierda, los tontos útiles (los Poljesnyj de Lenin) fueron apartados, perseguidos, exiliados y presos para no volver y ahora aprovechando el mesianismo, está sacando a una buena parte de su entorno civil y militar que está tratando de resistir y que veremos en un futuro próximo sufrir el embate como Baduel. En el próximo vicepresidente estará la clave con la que entenderán esta nueva etapa de la revolución, que no les traerá nada bueno. 

Como vengo diciendo, el Cielo encapotado estimados lectores, nos anuncia que se avecina una tempestad. 

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