Elecciones ahora

Participé en la ahora histórica y decisiva marcha del 11 de Abril, me siento orgulloso de ese extraordinario acontecimiento. Creo que es obvio la enorme responsabilidad personal del Teniente Coronel Chávez en lo que allí ocurrió. Quedó claro, y es inocultable, la peligrosidad que para la paz pública significaba su permanencia en el ejercicio de la Presidencia de la República.

Pero, la situación ahora creada es a todas luces de facto. No nos llamemos a engaño, en las horas recientes se produjo un quiebre en el orden legalmente establecido y una crisis en la línea de mando de la Fuerzas Armadas Nacionales. El principal responsable de eso, no se necesita nombrar nuevamente. No obstante, las personalidades militares y civiles, que han asumido el mando de la nación por la vía de los hechos, tienen la responsabilidad de reestablecer el pleno ejercicio de la Democracia venezolana, y para eso no hay otro medio que la convocatoria inmediata de nuevas elecciones.

En lo personal, no dudo de la capacidad, la honestidad y el espíritu de servicio público del Dr. Pedro Carmona Estanga. Creo, que no estamos ante un régimen militar disimulado y/o en convivencia con intereses empresariales.

Sin embargo, muchos de nuestros conciudadanos tienen el derecho de dudar de estas afirmaciones que estoy dispuesto a sostener. La única manera de dilucidar esta situación, es como lo hacemos todos los países civilizados del mundo: mediante el voto.

Propongo la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, en un plazo no mayor de tres meses y en los términos que establece nuestra tradición legal. Aunque parezca un plazo apresurado, debe ser éste el objetivo fundamental del presente gobierno de transición, por ese el único mecanismo expedito, legal, legítimo y aceptable para todos los venezolanos.

En el proceso electoral que culmine en esa elección, deben tener derecho a participar todos los grupos políticos, incluyendo a los sectores afectos al hasta ahora denominado chavismo; pues este último representa, nos guste o no, la opinión y el sentimiento de un sector importante de nuestra población.

Se deben evitar, todo tipo de retaliación y espíritu de venganza que en las últimas horas han inspirado ciertas actitudes públicas. Sólo aquellas individualidades, que de manera pública y abierta, instigaron y promovieron el crimen cometido en el centro de Caracas la tarde el 11 de Abril, deben ser objeto de veto político por razones obvias.

Pero hay que evitar, a cualquier costo, situaciones como las vividas por décadas en la Argentina y en el Perú, donde el peronismo y el aprismo, respectivamente, fueron vetados por los sectores militares de esos países, con resultados a todas luces contraproducentes.

Es lógico pensar, que numerosos oficiales de nuestras Fuerzas Armadas, no deseen el regreso del chavismo al poder político de la nación. Sin embargo, esa es un situación que deben resolver los civiles. El chavismo debe ser derrotado política y electoralmente, de una manera clara e inobjetable a corto plazo. Esa es la única forma de refrendar lo que acaba de ocurrir por medio de los hechos.

A más largo plazo, será la derrota de la pobreza y la marginalidad la liquide definitivamente el liderazgo mesiánico recién depuesto del poder.

No nos llamemos a engaño, el chavismo es una realidad política y social, hoy derrotada mas no extinguida. Sólo jugando limpia, transparente e inteligentemente podrá derrotársele para siempre.

Además, hay que tener una conciencia muy clara que no son los militares, los llamados a resolver lo problemas creados por los civiles. Nuestros oficiales, debieron soportar en los últimos años, una situación que ellos no crearon. Fueron los políticos, por su ceguera, su mezquindad y pequeños intereses lo que llevaron al hoy depuesto Presidente al poder.

Por Dios, que la sangre derramada de los esos venezolanos, la terrible tarde del 11 de Abril en el centro de Caracas, que el dolor de sus familias no sea en vano.