Opinión Nacional

Elecciones: Así interpreto el 23/11

Es hábito, costumbre de los valores que se practican en la institución militar, usar el clarín para alertar. Cuando se escucha su toque algo se anuncia. Sonido que induce a una acción. Internamente se altera la condición armónica del individuo para adoptar la postura corporal de responder a algo que va a suceder. El clarín avizora un cambio y el qué hacer apenas concluya su eco.

El 23/11 fue una clarinada. Segundo toque de corneta pues el primero, inicio de la alerta, ocurrió el 2D. Este clarín, que para mi su ronquido es fuerte, es consecuencia del NO a la reforma y la continuación de la tendencia contra-revolucionaria de incrementar progresivamente la ocupación de espacios que se daban por consolidados para la Revolución. Su resonancia incide en tres factores cardinales del Proceso Bolivariano: (i) la psicología del individuo; (ii) la estructura ideológica de sustento; y, (iii) la organización del colectivo revolucionario.

En lo psicológico, tenemos por obligación moral no dejarnos someter por la euforia de la oposición y mucho menos por sus análisis pragmáticos que proyectan la continuación del inicio del fin. La oposición, por efectos de sus mensajes divergentes, va a tratar de persuadir al pueblo nacional de estas dos situaciones: (a) el chavismo, con Chávez a la cabeza, está agotado y por lo tanto comienza la sustitución de su Proceso Revolucionario por la verdadera democracia; y, (b) la tesis del SSXXI no tiene razón de ser en Venezuela, ni en el mundo, por lo que fracasó su intento de nacer. Si oímos fuera de nuestra racionalidad sus planteamientos y caemos en su embrujo entramos en pánico y en consecuencia estamos derrotados. Por el contrario, si reanimamos la fuerza interna (morfogénesis) que poseemos para luchar por la Revolución los sacudimos de una vez y nos elevamos a una dimensión superior a la de ellos. La lectura de la correlación de fuerzas señala que la rojita sigue siendo superior, aunque la de ellos sea significativa después del 23/11.

Influye en la psicología del individuo, el conocimiento y dominio ideológico de los conceptos fundamentales que sostiene la tesis del SSXXI y las metas de la Revolución Bolivariana. Factor débil aún en gran parte de la militancia revolucionaria. La formación, capacitación, investigación y difusión de la ideología revolucionaria es el punto de gravitación de nuestra realidad de hoy. Es el meollo, la médula, el corazón de lo que debemos hacer quienes luchamos por establecer un nuevo orden en la sociedad venezolana. La ausencia de este factor vital arrojó la clarinada del 2D y su repercusión en la del 23/11.

El clarín alcanza también a la organización del colectivo revolucionario. Demanda ese nivel orgánico disposición anímica del individuo (psicología) que se traduce en el ímpetu y voluntad para estudiar el SSXXI. Calma y sosiego más conocimientos resulta en claridad ideológica y por lo tanto: (i) ubicación del revolucionario en la antesala de la estructuración real del poder popular; (ii) captación de militantes para formarse política e ideológicamente; (iii) asumir el significado de la transferencia de la toma de decisiones; y, (iv) demandar la concreción de las instancias de gobierno en vocerías populares.

Ha sonado el clarín de la alerta. Estamos en el lapso exacto de impedir el tercer toque que podría ser fatal. La alerta nos obliga a todos (gobernantes y gobernados revolucionarios) a asumir el acto ideológico de manera masiva.

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