Opinión Nacional

Ellos deciden si el pico y placa es útil o no

La historia de la Justicia Política cada día tiene más capítulos en nuestro país; antes se quedaba en la destitución de los funcionarios que parecían no convenientes a los intereses personalistas del líder de la revolución, pero poco a poco esto quedó corto y se extendió a la persecución por la vía judicial de todos aquellos que se consideraban enemigos simplemente por disentir de quienes, por ahora, están en el poder.

Los jueces, cada vez más, están sumados a la política y alejados del Derecho, nunca pensaron que sus estudios les iban a ser menos útiles que sus ideologías politiqueras. Pero la cosa se ha puesto peor, ahora resulta que los intereses individuales, las interpretaciones particulares y el parecer de un solo ciudadano es lo que priva sobre las competencias, atribuciones, facultades y derechos de una autoridad electa popularmente Más grave aún, el yo se impone sobre el nosotros, creándose una nueva categoría de habitante de Caracas: El garantoniano. ¡Ya no hay Baruteños, Petareños, Hatillanos y Chacauenses, menos aún caraqueños¡, pues ninguno de nosotros tenemos ni voz ni voto ante un Tribunal de la República Bolivariana de Venezuela, nadie nos preguntó si estábamos de acuerdo o no con el Pico y Placa, no pidieron los jueces opinión, sino que el Tribunal lo eliminó porque el individualismo, según en nombre nuestro (habitante de Caracas), pero sin representarnos, lo pidió.

Luego de muchas semanas, días, y horas invertidas en aquello que, los que no somos garantonianos, conocemos como: cultura ciudadana, educación colectiva, sacrificio de lo particular en beneficio de la comunidad y de sembrar normas y pautas de convivencia ciudadana, perdimos nuestro derecho colectivo a una Caracas transitable. Resulta que salir antes o después de una hora fijada en beneficio de todos para evitar el caos del tránsito capitalino, es inconstitucional, ¡los Alcaldes se han excedido de sus funciones molestando a los conductores¡, aún no sabemos a cuáles conductores, ya que ninguno ejerció la acción, sino que contra Baruta y Chacao, contra todos nosotros y a favor de ellos mismos, los abogados Garanton padre e hijo, solitos sin que nadie se los pidiera, nos representaron: sintieron y pensaron por nosotros y en definitiva nos anularon como ciudadanos a través de una decisión judicial política y no jurídica. Ahora los garantonianos, nueva categoría ciudadana, valen más que cualquier vecino ante un Tribunal venezolano. Mañana dirán que pagar impuestos en Alcaldías de oposición es pagar para hacer daño a la revolución socialista, o que inaugurar escuelas municipales es delito, o que las policías municipales son ejércitos particulares de alcaldes de oposición, y así sucesivamente hasta quitarnos todos los derechos, sembrando el individualismo en vez de la convivencia. Tenemos derechos, pero también obligaciones, y una de ellas, ayer y siempre, ha sido ceder parcialmente mi derecho en beneficio del bien común. Desde que el egoismo, la maledicencia, el invidivualismo, el odio, la venganza y la politiquería han invadido nuestros espacios ciudadanos la dictadura legítima triunfa. No permitamos que otros creen nuevas categorías de ciudadanos, tenemos derecho a la ciudad. Caracas tiene que ser distinta, transitable, vivible, humana, segura, digna, donde todos seamos iguales, un pequeño sacrificio hace país. Mientras más categorías de habitantes se instauren menos espacios de libertad tendremos. Han matado judicialmente a la convivencia ciudadana.

Si estás en una gran cola ya sabes a quien puedes recordar, y no con cariño

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