Opinión Nacional

En el solio de la demencia

El pensamiento solitario, desconectado de la realidad, acaba en pura demencia”                                                                                                                                                                                                                   G. K. CHESTERTON
 
Demencia es enfermedad del hombre quien, desconectado de la realidad, trata de fundar sus propias ideas.  Don Quijote arremetió, espada en mano, contra reales molinos de viento tomados, en su desvarío, por desaforados gigantes y, sordo a las explicaciones de Sancho, embistió contra el primero cuyas aspas, tenidas en la mente del Caballero por enormes brazos, al primer golpe le lanzaron por los aires dejándole en triste estado. Pero, a las palabras con las que Sancho le recordaba su advertencia, replicó argumentando que era la culpa del sabio Festón, para quitarle la gloria de su victoria.

Pero el Caballero de la Triste Figura no era jefe de Estado alguno y no disfrutaba de realidad otra de la que le otorgó el talento de su genial autor.  De haberlo sido en tiempos del presente, seguramente habría topado con una Constitución que, en su articulado, previera, como lo hace la bolivariana de 1999 en su artículo 233, al calificar «la incapacidad física o mental permanente certificada por una junta médica designada por el Tribunal Supremo de Justicia y con aprobación de la Asamblea Nacional” como falta absoluta que implica inmediata y definitiva separación del cargo.

Resultaria asaz prolijo colocar en este breve escrito la enumeración de hechos del personaje que superarían, largamente, las equivocadas hazañas del Ingenioso Hidalgo pero, por supuesto, sin los valores y enseñanzas que comunica éste. Tampoco creo que, de haber sido contempóraneos, el ilustre Cervantes se hubiere visto interesado, en lo más mínimo, por las tropelias de nuestro singular “héroe”.  Pero lo que si es factible y en este caso oportuno, es refrescar, muy sintéticamente, las expertas opiniones de especialistas en la materia, entre ellas las de algunos muy reconocidos psiquiatras venezolanos.

A)  Franzel Delgado Senior establece que al referirse a trastornos de la personalidad es menester observar, en primer lugar «un modo de ser propio del individuo y de su manera de ser y de comportarse, que se desvían o se salen de las normas aceptadas y esperadas en su propia cultura».  Luego, apunta que en el diagnosticar la personalidad psicopática o sociopática, debe constatarse la presencia de al menos cuatro entre las siguientes características de una personalidad trastornada:

1ª  Actitud marcada y persistente de irresponsabilidad y desprecio por las normas, reglas y obligaciones sociales;
2ª Mendacidad permanente (mentiras según el pequeño Larousse), y marcada predisposición a la manipulación y a culpar a los demás, y a ofrecer explicaciones verosímiles de sus comportamientos conflictivos.
3ª  No hay sensibilidad y por ende [hay] incapacidad para sentir culpa; para aprender por la experiencia, en particular por las vivencias aversivas o dolorosas.
4ª  Incapacidad  para  mantener  relaciones  personales  duraderas. Generalmente es abandonado por la pareja y sus relaciones afectivas son siempre múltiples e inestables.
5ª  «Muy baja tolerancia a la frustración, con un bajo umbral para descargas de agresividad y comportamientos violentos.»
6ª «Indiferencia por los sentimientos de los demás.”  Afirma el Dr. Delgado Senior “que el trastorno sociopático o psicopático de la personalidad, es uno de los trastornos más severos que se observa en la psiquiatría, agravado porque no tiene ninguna posibilidad de tratamiento.”  Y aclara: “No es locura, es una lesión irreparable de la estructura del ser, que determina el cómo ser, y todos los actos que provienen de ella son totalmente conscientes, y por ello, a diferencia de la llamada locura, no tiene contemplados atenuantes en ninguna legislación universal»

El psiquiatra venezolano continúa proponiendo la consideración de otro rasgo de mucho interés para el caso que nos ocupa:  el trastorno narcisista de la personalidad. Las características de este trastorno son:

1ª Grandioso sentido de auto importancia. La persona exagera los logros y capacidades y espera ser reconocido como superior, sin mostrar logros proporcionales.
2ª  Preocupación por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez o belleza.
3ª  Ese ser, se cree especial o único.
4ª  Exige admiración excesiva.
5ª  Es pretencioso, con expectativas de recibir siempre un trato especial o de que se cumplan automáticamente sus expectativas.
6ª  Explota a los demás y se vale de ellos para alcanzar sus metas propias.
7ª.Le resulta difícil identificarse genuinamente con los sentimientos y necesidades de los otros.
8ª  Envidia a los demás y siente que los demás lo envidian a él.
9ª  Presenta comportamientos arrogantes o soberbios.”

Finalmente, tomemos del mismo profesional de la psiquiatría otro concepto: el trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad, tipo  impulsivo.

El Dr. Delgado nos da varias características de este trastorno, aclarando que una de ellas debe ser la primera en importancia:
 
“1ª   Marcada predisposición a un comportamiento pendenciero y a tener conflictos con los demás.
2ª   Marcada predisposición a actuar en forma inesperada, sin tener en cuenta las consecuencias.
3ª  Predisposición para los arrebatos de ira y violencia, con incapacidad para controlar las propias conductas explosivas.
4ª  Dificultad para mantener actividades duraderas que no ofrezcan recompensa inmediata.
5ª  Humor inestable y caprichoso.

Todo lo anterior, aplicado como diagnóstico a la personalidad que nos interesa, lleva a la conclusión de que el paciente  (por ahora él, pero pronto después todos nosotros) sufre no de locura sino de  trastorno mixto que, combinado con el poder, se ve potenciado y se traduce, en la práctica, en: –Manipulación permanente de las masas   –.En la deslealtad como norma de sus acciones personales y de gobierno.  –En grandes y constantes proyectos, aunque estén destinados al fracaso, porque siempre son reflejo de sus deseos más que de las realidades.  –En subordinados aduladores que sólo actúan para satisfacer los propósitos del líder, pues los demás son irremediablemente apartados.  –En la agresividad y la violencia como substitutos del diálogo racional.  –En descalificación y ofensas sin límites a quienes lo adversan.  –En violación permanente e incontenible de las normas.”  –En presumir  “invariablemente, aún sin tener los conocimientos, con la capacidad para manejar cualquier situación con mayor acierto que los demás, y cuando fracasa, jamás aceptará la culpa, que siempre encontrará a quien endilgar.”

B)  Por su parte, la PhD. María J. Bustamante, lamentablemente desaparecida, se extiende en consideraciones aplicadas al caso calificado por ella como desorden narcisista de la personalidad.  Dejando de lado  -por razones obvias-  el tratamiento singular que hace del caso la Dra. Bustamante,  me limitaré a transcribir  -como lo hice con el escrito del Dr. Delgado-  varias características o síntomas que la especialista presenta como propias de este tipo de trastorno e indicando, como ella misma lo hace, que el diagnóstico queda comprobado cuando en una persona concuerren diez o más de estos síntomas:

1º   Sentido muy grandioso de la propia importancia, exagera sus aciertos y sus talentos, espera ser reconocido como persona superior sin logros reales que atestigüen grandeza. La delirante identificación con el héroe.
2º    Preocupación con las propias fantasías de poder, de brillantez y de éxito ilimitado o de amores ideales. Parece desconocer el sentido del límite. No tiene noción de lo que es proporción.
3º    Se cree especial o único, capaz de ser entendido solamente por los «iluminados» y en consecuencia cree que debe asociarse solamente con otras personas o instituciones especiales de elevado status.
4º    Requiere admiración excesiva.
5º    Tiene un sentido de «benemérito», de ungido, de César, es decir, expectativas irracionales de ser tratado como favorito, o de recibir incuestionada obediencia e inmediata sumisión a sus órdenes. Con su actitud parece estar constantemente diciendo «el soberano soy yo».
6º    Explota y manipula en sus relaciones interpersonales, es decir, se aprovecha de otros para lograr sus propios fines.
7º    Carece de empatía, no es capaz de percibir ni de reconocer los sentimientos y necesidades de los que son distintos.
8º    Es a menudo envidioso o siente que otros lo envidian
9º    Tiene actitudes y conductas arrogantes, soberbias, altivas.
10ª  El individuo se siente incómodo en situaciones en las que no es el centro de atención. Busca constantemente excitación y aplausos Sus alocuciones son notoriamente excesivas.
11º  La interacción con los otros a menudo está teñida por conductas inapropiadamente seductoras o provocadoras.
12º  Despliega cambiantes y muy superficiales expresiones de emoción.
13º  Consistentemente usa la apariencia física o el atuendo para llamar la atención hacia si mismo.
14º  Tiene estilo de discurso excesivamente impresionista, carente de lógica y de detalles precisos o propuestas concretas y coherentes. Prolijidad (que algunos han llamado verborragia). Perseveraciones retóricas. Desatinado uso del tiempo — del tiempo suyo y del de los demás. Histriónica habilidad para decir que no dijo lo que dijo, aún ante la evidencia documental y gráfica de los hechos. Colecciona citas de personajes famosos que casi siempre desgrana fuera de contexto.
15º  Despliega una auto dramatización teatral y una exagerada expresión de emociones. Esa emocionalidad es un poco hueca, a veces viscosa, pues no conduce a ninguna parte.
16º  Es sumamente sugestionable, fácilmente influido por otros o por las circunstancias. Sobre todo cuando hay peligro de que su imagen o su popularidad sufra.
17º  Considera las relaciones y las situaciones mucho más íntimas de lo que realmente son.
18º  Se siente herido con mucha facilidad y despliega de manera persistente conductas manipulativas para lograr sus fines. Se siente lacerado por quien se atreva a criticar el más mínimo de sus pasos.

La doctora Bustamante no se contentó con enumerar las características del mal, “desorden narcisista de la personalidad”, sino que, en el caso del paciente que nos preocupa, dedicó buena parte a aclarar, con ejemplos precisos, cómo se han manifiestado esas caraterísticas en expresiones muy conocidas del comportamiento del referido sujeto (que no es recomendable nombrar incluso por aquello de la pava).

Así tenemos, para el síntoma 1º (S1):  que “la delirante identificación con el héroe: Bolívar, Zamora, Perón, Fidel Castro, es notoria”   en el personaje en cuestión, así como “ su paranoia (sensación de persecución o peligro (¿se acuerdan del supuesto atentado de Ciudad Bolívar?), uso de expresiones defensivas muy inapropiadas y desproporcionadas en relación al peligro que imagina: ‘plomo grueso’, ‘las botas puestas para el combate’, ‘el sable desenvainado’ etc”… o las  “exageradísimas alabanzas al golpe del 4 de Febrero ¡asonada que fracasó!. Única acción logística del militar y precisamente falló en la logística.

S2  “… desde sus días de cadete quería «refundar» la república. . . . ¿Y el eje Orinoco Apure?. .¿y la forma como regala lo que no es de él sino de todos.”

S3  «Se piensa águila y tiene a los demás por moscas, según su propio testimonio. No hay institución alguna que merezca su respeto”.

S4 “…es inocultable el gozo que experimenta en tener a todo el mundo pendiente de él, a exclusión de todo lo demás (cadenas perpetuas)”.

Insulta públicamente a personas (¡hasta de su mismo bando!) o a quienes no le son afectos como varios sacerdotes, empresarios, políticos. Convierte en despreciables adversarios a todos los que piensan distinto a él. Casi siempre habla desde una posición altiva y en tono majestuoso: «yo ordené» , «yo decidí», «yo decreté». Les ordena a los reporteros lo que deben o no deben preguntar”.

S6 “El móvil más fuerte de su conducta es la exclusión, por eso divide la gente entre buenos los que están con él y malos (todos los demás). … Esta exclusión fundamental tiene dos consecuencias importantes: la primera es que para él no hay todos. Todos, como cuerpo social, no existe, existen los suyos y esto, a su vez, hace imposible tener reglas de juego comunes”..

S7 …y es también por esta razón que está rodeado de tantos incompetentes resentidos y de tantos rapaces, pues los verdaderamente competentes – algunos inicialmente nombrados por él mismo – al ser espantados por la enfermedad huyen hacia otros campos… logra atraer inicialmente a personas bien intencionadas; pero de inmediato las paraliza al dividirlas en los suyos, a quienes subyuga y en los demás a quienes hechiza.”

S8 “….. habla mal de los ricos;  pero quiere vestirse donde ellos se visten y trata de emularlos. Mucho tiempo anduvo de boca en boca la anécdota de un banquero a quien le hizo pagar millones de bolívares por trajes que usó al ser electo. Se ensaña contra los sacerdotes e ignora a Fe y Alegría, mientras ensalza las escuelas Bolivarianas; pero a su hija ya la tiene pre-inscrita en un colegio de ricos.”

S9  “La Constituyente, en su ausencia, rechazó el apelativo de república bolivariana; pero en cuanto volvió de su viaje la  obligó altivamente.”

S10 “…Con su lenguaje casi exclusivamente guerrero pretende colocarse en una actitud ajena y superior a la de la cultura civil. Con las múltiples y muchas veces distorsionadas alusiones a escritores de la mas variada procedencia – esto fue especialmente obvio en el discurso de proclamación como presidente electo-   parece pretender ser visto como erudito y logra que algunos, en efecto, lo crean culto…”

S11 “…los besos a las señoras mayores y las caricias a los vientres de señoras embarazadas que muestra la televisión, así como las alusiones a mogotes y bojotes en su último mitin tienen un tono soez…”

S12 “…Por un lado proclama solidaridad con los pobres y ataca la corrupción, por otro instala en el Panteón Nacional uno de los presidentes mas corruptos que haya tenido el país…”

S13  “Uso de uniformes y trajes a manera de máscara o escudo… curioso que el traje de camuflaje sea su preferido! (la palabra camuflaje, de origen francés, llegó al castellano después de la II Guerra Mundial y quiere decir disfraz o trampa)…»

S14  “Desatinado uso del tiempo — del tiempo suyo y del de los demás…. Histriónica habilidad para decir que no dijo lo que dijo, aún ante la evidencia documental y gráfica de los hechos…. Colecciona citas de personajes famosos que casi siempre desgrana fuera de contexto…. Los trastornos del lenguaje delatan trastornos del pensamiento, porque el lenguaje es claro cuando el pensamiento es claro”.

S15  “La emulación a Fidel Castro, la imitación a Perón y la necesidad de proceder como si encarnase – representase – a sus héroes ilustra también este punto”.

S16 «…reclamos a otros medios impresos o audiovisuales porque publican noticias que el juzga adversas… ¿y el furioso desconcierto que hoy delata su conducta ante el surgimiento de un contendor peligroso?… Es mucho lo que todos hemos visto que ilustra esta sensiblera sugestionabilidad, que en ocasiones le ha llevado a hacer lo que momentos antes habia jurado no hacer jamás…”.

S17  “El beso a la Reina Sofía . . . tocar confianzudamente a Su Santidad, el Papa… al Rey Juan Carlos… quitarse la corbata para regalársela al presidente Pastrana… hablar en un foro financiero internacional sin siquiera llevar un simple gráfico del proceso económico venezolano… insistir en tutear reiteradamente a quien lo trata de usted… el abrazo ante el cual el emperador Akihito retrocedió disgustado…”

S18  “Se siente lacerado por quien se atreva a criticar el mas mínimo de sus pasos. De este comportamiento hay mas ejemplos de los que caben en el papel: destituciones de funcionarios, el ‘despido’ a los comandantes, encubrimiento de corruptelas, desautorizaciones a colegas, furiosas rabietas ante sugerencias o reclamos de sus propios colegas, …”.

“Como ya dije la OMS y la APA consideran que el disturbio de la personalidad narcisita-histriónica es reconocible cuando se exhiben al menos diez de los síntomas descritos”.

Las antes citadas expresiones de dos destacados profesionales de las ciencias de la mente bastarían, de suyo, para convencernos plenamente de la gravedad de la condición mental de nuestro personaje.  Podríamos abundar acudiendo, además, a muchas otras expresiones públicas, sea por escrito o de manera verbal, a través de la televisión y la radio, de otros profesionales del mismo nivel en esta rama de las ciencias médicas. Es el caso de la Dra. María Cristina Ortega, del Dr. Axel Capriles y de varios otros más que de esa manera se han manifestado.  No es el caso, en vista del presente escrito, ya demasiado extenso.

Deseo terminar con una simple reflexión fundada en la lógica:  a) Si tal es la condición mental del personaje;  b) Si esa situación constituye grave amenaza para la Nación y para sus ciudadanos;  c) Si el ordenamiento legal contempla la ocurrencia de situaciones semejantes y dispone los mecanismos para superarlas, ¿no es obligatorio actuar en consecuencia?

Por supuesto que sí, será la respuesta.

¿Entonces, cómo hacerlo eficazmente en el presente?

¿Será inútil que destacados profesionales como los antes referidos se reunan y emitan, motu propio,  no un juicio político sino un dictamen médico?

Si tal dictamen se produce ¿será posible y factible una gran campaña que, con apoyo de opositores y partidarios del gobierno, genere una situación tal que –más allá de mayorías en órganos del Poder Público y por encima de intereses parcelados-  busque prioritariamente el Bien Común General y haga, así, realizable la aplicación de lo previsto en el texto constitucional  (art 233), a fin de poner fin a una situación que está llevando a la debacle y a la ruina, no a un sector determinado de la vida nacional sino a todos los habitantes de este país, hasta cuya soberanía se encuentra seriamente amenazada?  ¿No nos ahorraría, a todos los venezolanos, el llegar a situaciones extremas como las que se vislumbran, aún en los más recatados escenarios de análisis socio-políticos, con la consiguiente secuela de pérdida de vidas y destrucción física, institucional y ética de nuestra querida Patria?  Y pensar que todo gira en función de la mente enferma de un solo hombre.

¿Qué es lo que esperamos, opositores y oficialistas? ¿Los espectros sangrientos y pavorosos de una Guerra Civil? ¿Tenemos clara consciencia de lo que eso significa?

La Ética obliga a escoger no el mal menor sino el bien posible.

Que El Señor nos ilumine.

 

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