Opinión Nacional

En medio de la batalla

La batalla de Santa Inés se inició y la contienda política entre el Sí y el No llegó a los medios de comunicación. El referéndum no importa como confirmación democrática de los ciudadanos, la consigna es la guerra, la batalla, el enfrentamiento y la búsqueda para aniquilar al adversario. Pareciera ser la postura de algunos actores políticos pero la ciudadanía ha dado signos inequívocos de cordura en los últimos tiempos.

Al igual que en otras épocas, la inversión millonaria en estos mensajes es escandalosa, especialmente si tomamos en cuenta la miseria y la delincuencia que campea por nuestras ciudades. ¿Es una característica de la democracia la discusión política? Sí, pero la reflexión no solo está en la cantidad sino en el contenido. Seamos honestos ¿hay otra alternativa para elevar la calidad de la discusión política? Afortunadamente hay excepciones; pero otros actores deben comenzar a tomar estos espacios con un mensaje realista y al mismo tiempo esperanzador.

En las normas aprobadas por el CNE, hay restricciones a la propaganda política. Por ejemplo, no se permitirá aquellas que atente contra la honra, privacidad, dignidad o reputación de las personas. La que promueva la desobediencia a las leyes; la que atente contra la moral y los valores patrios. Contenga expresiones obscenas, denigrantes e irrespetuosas. Aquella que se difunda en horario de programación infantil. También aquellas que esté financiada ilícitamente con fondos públicos o fondos ilícitos. Con respecto a los carteles, dibujos, anuncios u otros medios está prohibida su colocación en edificaciones públicas e inmuebles donde funcione un organismo electoral; en los templos, clínicas, hospitales y asilos; en los monumentos públicos; en los lugares públicos destinados a actividades infantiles; en los centros educativos; en los bienes públicos y los bienes objeto de servicios públicos; entre otras restricciones.

Estas normas parecieran ser letra muerta en algunos casos. Son escasas las que resaltan la participación ciudadana por encima de la diatriba partidista. ¿Quién debe asumir el ejemplo y ofrecer un debate de altura? La responsabilidad es de todos los involucrados; pero el gobierno debe ser el primero en dar el ejemplo. Es un descaró con el cual sectores del oficialismo utilizan los recursos de los venezolanos para promover la campaña del NO. La promoción de las misiones y aquellos logros que el gobierno considera deben resaltarse es necesario, pero el oportunismo de promocionar el NO es inaceptable. ¿Será que solamente pueden presentarse como éxito las misiones? ¿Quién los convence de lo contrario cuando en necesario atornillarse en el poder siguiendo el ejemplo de otros gobiernos? La realidad es que cualquiera puede buscar libremente ese dinero si no es ilegal. No obstante el dinero y los recursos de la nación, son para el beneficio de todos los venezolanos, no para campañas políticas de particulares.

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