Opinión Nacional

Entendámoslo, ¡hay chavismo sin Chávez!

Desde que Manuel Caballero empezó a esbozar sus ideas sobre el «chavismo sin Chávez» es mucho lo que se ha hablado al respecto. De todas las teorías y especulaciones que se han hecho, no logro recordar alguna que planteara el escenario de la desaparición física del presidente, luego de la noticia que recibimos el 5 de marzo, es inminente hacer este análisis.

Chávez murió. Desde que se presumía que esta noticia llegaría tarde o temprano, siempre quise que ese momento me tomara en mi casa para no tener que presenciar el colapso de las calles caraqueñas. Evidentemente no fue así. Me tocó salir de mi trabajo en plena hora del anuncio y ahora agradezco haber tenido la oportunidad de ver, de cerca, a la gente en pasaba a mi alrededor en ese momento. No olvidaré la cara de un señor, de unos 70 años, vestido con un sombrero y una guayabera blanca, que iba caminando con los ojos llorosos, la mirada perdida y dando golpes al aire en señal de evidente sufrimiento. Ese día, en el mismísimo este caraqueño, comprobé que el chavismo sin Chávez existe y es mucho más fuerte de lo que creemos. No es una ideología, es un culto, un sentimiento que está enraizado en el corazón de mucha gente, no sé si son 8 millones, pero en todo caso los números poco importan. Más tarde, escuché a una señora decir que era chavista y que sus nietos también lo serían, porque ella se encargaría de contarle «quién fue el líder que nos devolvió la independencia». De eso se trata el chavismo sin Chávez, aunque nos cueste entenderlo.

Entendámoslo, hay chavismo sin Chávez y está presente en el pueblo que fue a darle su último adiós, en las lágrimas de miles de hombres y mujeres que desconsolados lloran por la partida del presidente, en las misiones que funcionaron y en las que no, en el mandato de no hacer política sin pensar en los más desposeídos; pero también, el chavismo sin Chávez es la división que nos consume, esa que no se acaba de la noche a la mañana; el haber separado a familias enteras, las más de 150 mil muertes violentas durante su mandato, los presos políticos, haber embargado nuestro futuro, haber destruido nuestra economía, todo eso es parte del legado de Chávez.

Nunca pensé que diría esto, pero aún cuando para muchos, Chávez no sea un buen recuerdo, creo que no podremos olvidarlo. Chávez debe ser nuestro punto de partida para hacer las cosas bien, para recordar cuán bajo caímos y cuánto daño se le puede hacer a un país enfrentando a sus habitantes; debemos recordar lo que se siente ser oprimido cuando piensas diferente, para nunca caer en la tentación de silenciar las voces que nos adversan; debemos recordar que ningún gobierno podrá funcionar en este país si no vuelca su mirada y sus acciones hacia el beneficio de los más pobres; no podremos olvidarlo porque siempre estará presente en las miles de personas que nos hemos resistido a escuchar y que nos tocará hacerlo si queremos promover un cambio en el país, porque siento que la lección fue clara: para lograrlo, necesitamos a todos.

Se abre una oportunidad para apostar a un futuro que debemos construir buscando paz y reconciliación. Una transición, que como siempre, será un trago amargo que debemos tomar. El chavismo seguirá y no en las manos de Maduro o Diosdado, sino en la gente que así lo siente, pero el país destrozado y dividido también sigue y es ahí donde debemos centrar nuestros esfuerzos.

@rafbello

 

 

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