Entraña de tirano
Para liberar a Venezuela del chavismo debemos observar la verdad: el régimen instaurado a partir del 2 de febrero de 1999 es una dictadura. No es sólo un mal gobierno. Es una tiranía cuya cabeza es un caudillo militar al estilo de nuestro siglo XIX.
Atendiendo a varios indicadores se puede decir que el gobierno de Chávez ha sido peor que cualquiera de los gobiernos democráticos del pacto de Puntofijo. Hambre, desempleo, inseguridad, violencia, niños de la calle, vivienda: en todos estos rubros está comprobada la ineficacia del gobierno. Pero recuperar la democracia en Venezuela supone que la oposición centre su accionar en lo más importante: el carácter tiránico del régimen.
No se trata de obviar los grandes problemas sociales y económicos del país. Se trata de focalizar la lucha en lo que hace inmoral al gobierno bolivariano. Imaginemos que Chávez se rodea de un buen grupo de expertos sociales y económicos y mejoran la inseguridad, el desempleo, etc. ¿Debemos cesar en el afán de sacarlo del poder y reivindicar la democracia? No. Porque la principal razón por la cual Chávez ha perdido el derecho a gobernar no es la ineficacia de sus políticas públicas; es su ilegitimidad, es la violación de la dignidad humana, la pérdida del Estado de Derecho, la falta de honestidad en el ejercicio del servicio público, la imposibilidad de solucionar pacíficamente la crisis política y el irrespeto reiterado a la verdad por la maquinaria propagandística del régimen.
Chávez no puede ser Presidente porque tiene entraña de tirano. Las elecciones de diciembre son una oportunidad para liberar a Venezuela, pero no son un fin en sí mismas. Si cierran la vía electoral habrá que abrir otras opciones que nos permitan derrocar la tiranía.
