Entre el bien y el mal
Bien lo decía el escritor Francés Víctor Hugo: “No hay ejército que pueda detener la fuerza de una idea cuando llega su tiempo”; es por ello que considero que en las próximas elecciones regionales, no se debate entre oposición y oficialismo; si no entre el bien y el mal. Esta demostrado que nada es 100% bueno o malo; el hecho de que tengamos diferencias con la forma de gobernar del presidente, gobernadores o alcaldes, no puede llevarnos a respaldar de manera automática e incondicional a cualquier sector que lo adversa, ya que seria dejar a un lado la racionalidad y los principios, además de incurrir en el error de excluir algún sector de la población, que al final de cuentas no tiene culpa y forma parte de nuestra sociedad.
“Todas la ambiciones son detestables, excepto las que ennoblecen al hombre y estimulan a la humanidad” decía el novelista Británico Joseph Conrad. De allí que el centro de nuestra lucha, es en contra de los viejos y nuevos tracaleros o zánganos de la política, y no de la inmensa mayoría de personas decentes que están en cada uno de los partidos, en La Fuerza Armada Nacional o cuantiosos grupos sociales. Por esta la razón resalta la consigna: “aquellos del pasado no volverán y estos del presente no seguirán”. Se que esta apreciación no es del agrado de los cogollos de la cuarta o de la quinta que comandan a sus anchas los extremos de la política nacional, si amigo lector, aquellos que aterrorizan cual mítico Silbón con sus largos y huesudos brazos a todo el que se entrometa; pero que al final disfrutan como compadres en festín la desgracia y crisis que han creado.
Llego la hora de desterrar la mezquindad y la mala costumbre de trasladar las contradicciones políticas a la acción del gobierno; es inexplicable que algunos alcaldes no se reúnan con el gobernador por ser “enemigos” dentro de su propio partido, o que el revanchismo no permita la coordinación entre las alcaldías de la oposición y el oficialismo, cuando los afectados por estas actitudes innobles son todos los vecinos por igual.
La magnitud y la cantidad de problemas que aquejan a los ciudadanos, amerita de líderes con una mentalidad diferente, fresca, ajena a los odios y rencores, verdaderos representantes del diálogo. El soberano convoca desde ya al próximo gobernador y los nuevos alcaldes que serán electos, para que establezcan planes coordinados, sin importar el signo político que representan, todo en aras de mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos y si entre ellos desean competir, que sea a través del esmero por prestar el mejor servicio y hacer las mejores obras para destacarse como el mejor gerente.
De no darse un cambio de actitudes, tengan por seguro que la población le pasara por encima a aquellos que pretendan seguir defraudando la confianza que el soberano depósito en ellos, por ahora arden los cauchos, mañana quien sabe.
Insisto, esta lucha es entre el bien y el mal; pero al final siempre triunfa el bien. ¡Síganme los buenos!