Opinión Nacional

Entrevista a Antonio Pasquali

¿Cómo se siente, desde el punto de vista humano, profesional y académico ante el reconocimiento y homenaje que le rindió la Universidad Central de Venezuela, institución a la que usted le dedicó muchos años de su vida?
Con los niveles de esquizofrenia propios de situaciones así: una mezcla de agradecimiento a la generosidad de los Colegas, de vanidad satisfecha y de conciencia moral susurrándole a uno: «no te lo mereces, poco hiciste y mucho no pudiste hacer» (lo que no es de extrañar en Comunicaciones) . Me «defendí» de un ataque de emoción – porque hubo mucha – recordando que toda obra es en realidad colectiva, y evocando a quienes me permitieron o ayudaron a hacer cosas: a J.D. García Bacca que me incorporó a la Facultad en 1958, a Héctor Mujica que dijo «sí» a la creación de los estudios Audiovisuales en la Escuela, a Rafael Di Prisco que dijo «sí» a la creación de algo análogo en la Biblioteca Central de la UCV, al ministro Rafael Pizani que dijo «sí» a la creación del Centro Audiovisual del Min. de Educación, a Juan Liscano que también me dijo «sí» y me dio los recursos para lanzar el Proyecto Ratelve, al decano Félix Adam que aprobó mi proyecto para un Instituto de Investigaciones, el ININCO, al senegalés Amadou Mathar M’Bow, Director General de la Unesco, quien me nombró Sub-Director General de la Organización para el sector de las Comunicaciones… Pero mis especiales agradecimientos van en este momento a Adolfo Herrera y Gloria Cuenca, artífices del homenaje. Creo que eso terminó siendo un «revival» de tiempos idos, muy seguramente mejores que los actuales. Los tres lustros que van del ’58 al ‘73seguramente fueron los mejores de la historia del país. Volverán con creces a la caída del autócrata.

¿Cómo califica los actuales servicios de Radio y TV que presta el Estado venezolano, a través de sus medios y en particular a través de Venezolana de Televisión y la Radio Nacional de Venezuela?¿Considera que el slogan publicitario “Ahora Venezuela es de todos” que usa el gobierno nacional se aplica en los medios del Estado? ¿Reflejan esos medios la diversidad y el pluralismo de la sociedad venezolana? ¿Sigue vigente, para una Venezuela post-Chávez, su propuesta del Proyecto Ratelve ?
En la historia de los medios radioeléctricos nacionales hay un antes y un después de Chávez. Antes: una poderosa radiotelevisión privada y comercial acapara el 95% de la audiencia; el resto es para un «servicio público» reducido a un modestísimo Canal 8 y una Radio Nacional que no llega ni a Los Teques. Ahora: una radiotelevisión privada y comercial yugulada por una totalitaria Ley Resorte y la subsiguiente autocensura (eliminó el 50% de sus programas de opinión), convive con un «sector público» agigantado, con tres Canales nacionales de TV (el 8, ANTV y VIVE TV) más uno internacional TELESUR, y tres emisoras radiales (una para la juventud) repotenciadas, sin contar con todo lo que el régimen transmite de pago por incontables emisoras privadas y su imponente enjambre, antes inexistente, de medios impresos.

El esquema asimétrico del «antes» llegó a su momento de paroxismo el 11.04.2001 con la simbólica y celebérrima doble pantalla en que tenían su enfrentamiento final los dos grandes manipuladores mediáticos del país: los amos del valle y el gobierno. Chávez juró que aquello no se reproduciría más, y fabricó el «después». Pero no fue un “después” de libertades, sino de esclavitud añadida.

Chávez hubiera pasado a la historia de los medios, cuando menos a los de América Latina, si en lugar de dejarse llevar por el resentimiento y la venganza sumadas a la peor ignorancia en la materia (lo del “gran comunicador” es una payasada), hubiese enfrentado al sector privado con lo único que él teme de verdad: un gran servicio radiotelevisivo público de altísima calidad y altísima credibilidad informativa (una BBC criolla, para entendernos), que le hubiese quitado en poco tiempo la mitad de la audiencia…y de las cuentas publicitarias. ¡A eso sí le tienen terror los concesionarios privados!, y eso le hubiese asegurado a su gobierno un halo de simpatías nacionales e internacionales (tendríamos aquí a todos nuestros vecinos aprendiendo cómo funciona la fórmula), le hubiese asegurado a los venezolanos – finalmente – una buena radiotelevisión, y hubiera finalmente obligado al concesionario a mejorar su calidad o perecer. ¡Puro círculo virtuoso pues, pura ganancia!
El esquema finalmente adoptado fue el peor posible: fortalecer el “sector público” para saturarlo de mensajes ideológicos gubernamentales hasta niveles de intoxicación y blindándolo contra participaciones pluralistas, conferirle con Telesur una dimensión internacional perdedora de entrada, acallar y hostigar permanentemente a los comunicadores privados, penetrar con dinero la mensajería de los concesionarios y exhibir con siempre mayor claridad una tendencia al control fidelista de todo el cuadro comunicacional nacional (sólo le falta meterle la mano a Internet para ingresar a la lista de los quince países “malditos”). Resultado, los dos grandes manipuladores, los amos de la doble pantalla, siguen allí tan campantes, cada uno tratando de liquidar al otro. ¿El público? qué importa, calándose una programación que sólo ha añadido a las cuñas comerciales las cuñas ideológicas, el slogan cripto-marxista a la pasta de dientes, empeorando en todo sentido. La mente de un militar resentido, genéticamente incapaz de asumir la democracia, la tolerancia y el respeto de las minorías, que donde ve “oposición” entiende “enemigo a destruir”, no daba evidentemente para otra fórmula. Venezuela es ahora menos que nunca “de todos”; emblema de eso es el insoportable abuso de posición dominante de Chávez en persona sobre los medios de “servicio público”, cuyos espacios debieran repartirse equitativamente entre todas las fuerzas políticas del país según el principio del trato igual o “par condicio” que rige en todas las democracias.

¿Qué juicio tiene acerca de la televisión privada venezolana y sus contenidos? ¿Es partidario de revisar las concesiones de la TV en los términos que lo ha anunciado el Presidente?
En esto hay que ser claros, honestos y coherentes. La TV de nuestros principales concesionarios se merece el mismo severo juicio de siempre. Ese oligopolio atosigó al país durante decenios con pésima calidad y excesos publicitarios, intentó destruir el sistema democrático y parlamentario, le allanó el camino a Chávez y luego pretendió defenestrarlo, emborrachada, inter alia, por un poder que le otorgaba su incesante acaparamiento del 80% del mercado publicitario nacional. Pero el régimen ha cambiado de lugar todas las piezas del ajedrez comunicacional, como dijimos antes. Si él le estuviera asegurando a todas las fuerzas políticas en campo una adecuada y proporcional presencia mediática en los Servicios Públicos, otro gallo cantaría. Por el contrario, se los ha acaparado en exclusiva y pretende de toda evidencia llevar el país a una cómoda (para el autócrata) situación cubanizante: el control absoluto del mensaje de todos los medios, con el mensaje de oposición como “atentado a la soberanía del Estado”. En estas circunstancias, y aunque tengamos que sacar más de un pañuelo, es clarísimo deber moral de todo demócrata defender el poquito de libertad de comunicación que aún nos queda en la radiotelevisión privada, y aprovecharla con la mayor inteligencia posible. Déjeme añadirle que en el post-chavismo, cuando concretemos el sueño de un Servicio Público Radiotelevisivo como Dios manda, defenderemos con igual ímpetu la supervivencia de una importante radiotelevisión no-pública, porque la Democracia está fabricada así, con un Estado que presta buenos servicios públicos pero con una sociedad que lo vigila y le enmienda la plana constantemente.

¿Considera que algunos medios venezolanos, en particular plantas de TV, han cambiado su línea informativa como resultado de la fuerte presión ejercida por el actual gobierno? ¿La alianza del gobierno con varios medios privados (Venevisión, Cadena Capriles, Televen, etc) contribuye a cierto “equilibrio informativo” ante el resto de medios supuestamente sesgados y al servicio de la oposición?
Sí, está a la vista de todos: varios medios nacionales, impresos y audiovisuales, han tenido una reacción comercial a las presiones políticas del régimen: salvar el negocio en primer lugar, el resto se verá, y el Estado sigue siendo un gran anunciante, su torta publicitaria tiene a su alrededor muchos golosos. Diría incluso que algunos medios particularmente hostiles al régimen hace cuatro o cinco años han hecho un cálculo político en mi criterio equivocado y han venido adaptando su discurso a una larga convivencia con el régimen chavista. Ningún medio nacional, por demás, se ha destacado nunca como adalid absoluto de la libertad de comunicación, todos han llegado siempre (como decía un hereje medieval poco heroico) “a la hoguera exclusive”. Así fue cuando Pérez Jiménez: pequeñas escaramuzas nomás, todos se adaptaron. Ahora es cuando menos equilibrio informativo hay en el país, el que quiera estar medianamente bien informado debe ir a Internet a leer la gran prensa del mundo; se ha impuesto un maniqueísmo teñido de odios y reconcomios que le está haciendo un enorme daño al país
¿De acuerdo a su opinión, qué es un medio “alternativo”, cuáles son sus características y a que necesidades sociales responden? ¿Qué medios venezolanos entrarían dentro de esa clasificación? ¿Coincide usted con el criterio oficial de llamar “medios alternativos” a pequeñas emisoras aliadas al “proceso”, tales como “Radio Perola”, “Catia TV”o “Radio Ali Primera”?
Nuestro Proyecto de Ley de Radiotelevisión de 1995 incorporó por primera vez al discurso sobre comunicaciones la noción de “medios comunitarios”. El chavismo se la apropió y la caricaturizó, convirtiéndola en “medio pro-gubernamental, de régimen”. Sé de mal llamadas emisoras comunitarias que hasta cuentan con un comisario político cubano velando por la pureza de la doctrina.

¿Qué lo ha motivado a usted a apoyar públicamente, y de manera entusiasta, la candidatura presidencial de Petkoff? ¿Siempre ha coincidido usted con el pensamiento político del editor de «Tal Cual»? ¿Aceptaría formar parte de un eventual equipo de gobierno de Teodoro?
Fue después de los setenta años cuando entendí que, ante la gravísima situación del país, debía dar el buen ejemplo político a hijos y nietos inscribiéndome en un partido, que fue Izquierda Democrática, pura gente muy de primera, una verdadera esperanza para el país. No siempre he coincidido con el pensamiento y la acción de Petkoff, pero eso es personal luego irrelevante. Teodoro es el único que pueda sacar a Chávez de su silla y democráticamente (un detalle esencial). Es de izquierda, la parte mejor pensante de la humanidad; fue de los primeros en el mundo en denunciar (en 1969, hace casi cuarenta años) los horrores de los “socialismos reales” degenerados; es economista (importantísimo); conoce el poder desde dentro y desde arriba (no necesitará perder los dos años canónicos para aprender a gobernar); es civilista, puede cortar con el maldito karma del militarismo; pero sobre todo, es el único en condiciones personales y programáticas como para atraer al chavismo honesto y cansado del autócrata pendenciero y botarate, que está dilapidando en ranchos y limosnas las fabulosas riquezas económicas e intelectuales del país. Formaría parte con enorme entusiasmo de su eventual equipo de gobierno.

LA RAZON, ENTREVISTA publicada el domingo 25.06.2006 en la p. A-5 del n° 598 (año XI) del semanario LA RAZON (Caracas). Se envía en texto por no disponer ese semanario de edición electrónica.

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