Opinión Nacional

Es una verguenza lo común que se ha vuelto el hampa común

No se como explicar lo que siento esta noche. La hija del expresidente Raúl Leoni, Carmen Sofía Leoni se encuentra en terapia intensiva luego de recibir dos puñaladas en el cuello mientras veía morir dentro de su apartamento de clase media en Caracas -por una dosis de mayor salvajismo- a su hija Lorena de 27 años. ¿Cuántas historias de terror como estas hemos escuchado? Desafortunadamente muchas más de las que quisiéramos gurdar en nuestra memoria. Peor aún, ya vendrán las acostumbradas «historias oficiales» con su usual distorsión acomodaticia de los hechos a invocar algún pecadillo absurdo de la victima. Es que fulano era homosexual, bueno es que sutana estaba con quien no debía o ¿quien lo manda a estar ahí a esas altas horas de la madrugada? o como en este horrible caso hay quienes se atrevan a decir que «estos están pagando lo que hicieron sus padres y abuelos corruptos de la Cuarta Republica.» ¿Hasta cuando vamos a seguir en este suicidio colectivo?.

Y es que lo que rompe el alma en añicos no es solamente como el gobierno esta enfermo de odio sino el que haya logrado contagiar a la sociedad de su propio mal. Es decir, diez años de violencia, intolerancia, guerra y sangre en el discurso presidencial han marcado la psiquis del venezolano para convertir cualquier barbarie en un acto cotidiano. En fin, la razón de la muerte de Lorena es la sin razón, el desgobierno, la anarquía y el absurdo de vivir en Venezuela: un país donde la vida no vale nada y el dinero lo vale todo.

Yo quisiera ver a mis hijos y nietos convivir en paz y disfrutar de nuestro suelo junto a los hijos y los nietos de quienes hoy están en el gobierno. Pero eso solo lo lograremos cuando tengamos un presidente que no destile el odio y la intolerancia con los cuales este ha contagiado a sus seguidores. Un gobierno que justifique su existencia sin demonizar el pasado ni dividir el presente. Solo entonces podremos reconciliarnos con lo que alguna vez nos unió en nuestra venezolanidad.

Los que mataron a Lorena Leoni hoy son otros enajenados del discurso oficial. Unos supuestos clientes a quienes ella dejó entrar a su casa como lo haría cualquiera en el país de su abuelo o en cualquier gobierno que respeta la vida de los ciudadanos. Pero Lorena todavía creía en la Venezuela que ya no existe y la asesinaron vilmente ante los ojos de su hijo de tres años. La nieta de Raul Leoni muere en manos de la violencia en una Venezuela en la cual la democracia es una burla, la justicia es un parapeto y la ley es un disfraz. Nunca hubiese previsto el presidente Leoni que después de toda una vida entregada a la lucha por la democracia, Venezuela le pagaría con este crimen abominable a su hija y a su nieta. Nunca se hubiera imaginado que el país que ellas heredarían después de todo el sacrificio de su generación seria este: el de asesinos en el gobierno y en los callejones oscuros con la complicidad de los que mandan. Un país con las manos manchadas de sangre desde el presidente hasta el asesino de su nieta. Un país convertido en un arrabal de corruptos, amorales donde no existe justicia, ni respeto a la ley, solo manda la impunidad, la corrupción, la anarquía y la barbarie.

Estamos de luto esta noche. Carmen Sofía mi amiga que llora a su hija asesinada, es un símbolo de la madre que llora todas las noches a su hijo asesinado o a aquella que espera rezando sentada el sillón algún mensajito de texto que le asegure que todavía esta vivo. Yo lo se, lo he vivido y no lo quiero seguir viviendo.

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