Esperanza renovada
Una vez más debo posponerlo. Lamento profundamente que así sea. Sólo puedo prometer a los amables lectores que continuaré dando mi modesto esfuerzo para hacer realidad un sueño que siento cada vez más compartido y cercano. También me parece propicio recordar a Tomas Moro para quien “Nada malo puede pasarme que Dios no quiera y todo lo que él quiere por muy malo que parezca es en realidad lo mejor”.
Estamos tristes, pero llenos de esperanza y optimistas frente al futuro, lo cual no impide ver las cada vez más difíciles circunstancias que a casi todos los venezolanos y particularmente a los comprometidos con el cambio nos toca vivir.
Hoy no haremos un análisis balanceado. Sólo destacaremos algunos aspectos positivos de la reciente experiencia comicial.
Lo mejor que nos ha ocurrido es el desarrollo del liderazgo aglutinador de Henrique Capriles Radonski. Su conducción unió a heterogéneos sectores para la coyuntura electoral. Su compromiso amplio y dialogante, digno y humilde, se gano, con entereza y valentía, el aprecio y reconocimiento de muchos. Se trata de un liderazgo íntegro que debemos conservar, promover y extender más allá de la coyuntura electoral. Sin lugar a dudas, a los cuarenta años, Capriles se ha convertido en un importante activo de la Venezuela democrática.
También observamos cómo la alternativa democrática se ha fortalecido en un esfuerzo unitario que debe profundizarse. Las adhesiones aumentan, no obstante la asimétrica contienda y la dura realidad de estos años.
Por último, destacamos que el proyecto totalitario ha encontrando un nuevo obstáculo para su implantación. Sin lugar a dudas, los venezolanos que asumen un compromiso político dispuesto a colocar por encima de cualquier interés subalterno los de la Patria va aumentando como creciendo va el conocimiento que tenemos del régimen, de sus intenciones, planes y debilidades.
