Esta Asamblea que ves
Los pasos nos llevaron por las mismas escaleras que, desde (%=Link(«/bitblioteca/aguzman/»,»Guzmán Blanco»)%), han transitado muchos venezolanos dentro del Palacio Legislativo de Venezuela. El palco de la prensa se encontraba lleno hasta rebosar. Más allá, en el hemiciclo diputados y diputadas, representantes todos de nuestros amores, odios y esperanzas, intercambiaban abrazos, palmas, conversaciones e improperios. Rostros de la denominada IV República y de la novel autodenominada tolda pentarepublicana intercambiaban pacíficamente sentados en Asamblea. Definitivamente, el siglo XX no fue un siglo perdido.
Nunca había estado dentro del Palacio Legislativo, al menos nunca dentro del hemiciclo de sesiones; siempre, al contrario de la mayoría de los venezolanos, le he guardado cierto cariño al juego parlamentario, no sé, tal vez vicios (%=Link(«/bitblioteca/venezuela/punto_fijo.asp»,»puntofijistas»)%). Mi emoción era bastante profunda al caminar por ese hemiciclo, cosa que algunos no comprenderán. Desde finales del siglo XIX venezolanos han recorrido esos pasillos con proyectos, esperanzas, decepciones, con sus muchos vicios, y con sus muchas virtudes. Los liberales blancos y amarillos, los nacionalistas del mochismo, los aduladores de (%=Link(«/bitblioteca/ccastro/»,»Castro»)%), el Parlamento siouiyes del (%=Link(«/bitblioteca/jvgomez/»,»gomecismo»)%), Pérez Alfonso defendiendo su concepción del petróleo, (%=Link(«/bitblioteca/aeb/»,»Andrés Eloy Blanco»)%), Gallegos y Betancourt, los notables del ala luminosa del medinismo, un joven Rafael Caldera defendiendo valores familiares y católicos de los conservadores, Gustavo Machado, Miguel Otero Silva. Demasiada historia en esos edificios para que no me emocione. Nunca debieron exorcizar los fantasmas del Parlamento.
Los parecidos entre la instalación de la Asamblea pentarrepublicana y el Congreso de la Cuarta no deben ser vistos como negativos a priori, en el fondo todos los parlamentos se parecen. La relegitimación de los poderes ha de pasar necesariamente por una revaloración del Poder Legislativo, no sólo como redactor de leyes sino como el más importante foro político plural de la nación. Donde se encontrará a la Venezuela plural, al país diverso en diálogo. En todo Parlamento encontrarán a un grupo de personas, representantes, diputados, senadores, como quieran llamarlos, parlamentando, es decir, discutiendo, hablando, decidiendo. La cultura antiparlamentaria de nuestro continente tiene unas evidentes raíces históricas: el temor al disenso, visto como anarquía disolvente es herencia autoritaria del catolicismo hispano, estos prejuicios han de superarse, por el bien de nuestra democracia. El fortalecimiento del régimen democrático pasa por la consolidación de una Asamblea plural.
Como lo expresó Dianela Parra, diputada de (%=Link(«/bitblioteca/ad/»,»Acción Democrática»)%) por el Zulia, van a tener que convivir por cinco años. Durante ese quinquenio aprenderán a apreciarse, a respetarse, tomarán café juntos. Cuando los sistemas tienden a estabilizarse, el clima de convivencia y camaradería, de compartir cotidiano, tiende a excluir a los radicales a ultranza.
Se instala
Fue electo para dirigir esta primera sesión de la Asamblea Nacional el veterano diputado Víctor Hugo Morales de 73 años, militar que participó en el Carupanazo y en el Porteñazo, y que ahora, de las urnas del MVR, llega a compartir el mismo espacio con Henry Ramos Allup, diputado de AD por Caracas, jefe de la fracción parlamentaria blanca desde hace varios años; Morales se lanzó un largo discurso donde recorrió la historia mundial desde la caída del fascismo hasta el derrumbe del puntofijismo, expresando su crítica contra las transnacionales y su hegemonía. Calificó de falsa democracia al régimen iniciado en 1958. Los golpes en la mesa de Rafael Marín reflejaron la protesta adeca.
Luego de llamar a Gerardo Blyde, el diputado más votado, para que ejerciera la secretaría provisional de la Asamblea, Nohelí Pocaterra, después de saludar en wayuu, propuso a los candidatos oficiales, aunque la decisión había sido tomada en una parrilla previa, William Lara, antiguo candidato a la gobernación mirandina, como Presidente de la Asamblea, a Leopoldo Puchi, el eterno sobreviviente masista, como primer vicepresidente, y a Gerardo Saer, de Proyecto Venezuela, como segundo vicepresidente.
Los grandes protagonistas de este día fueron los adecos, los grandes ganadores el MVR. Henry Ramos Allup defendió los votos, las curules y los legítimos derechos de Acción Democrática. A Ramos Allup me lo imaginaba distinto, más agrio, pero, de hecho, me gustó su discurso, su retórica combativa, sarcástica, pero simpática. Se dejaba colar el triste, tal vez tardío, reconocimiento de los errores blancos: “Por ese tránsito que ustedes pasan, ya nosotros pasamos”, de la misma manera en que se transpiraba en sus palabras el orgullo y el coraje que han hecho que los adecos hayan sobrevivido a la hecatombe política que hemos presenciado desde 1998. Definitivamente, Ramos Allup es un parlamentario estrella, no creo que bueno en un ejecutivo, pero en retórica de Asamblea despliega sus capacidades, lástima que su brillantez sea paralela a su ortodoxia.
La intervención de Juan José Caldera pasó sin pena ni gloria, más allá de criticar la aplicación del Método D’Hondt en la adjudicación de las comisiones y defender las necesarias cuotas regionales su intervención pasó rápidamente. De la misma manera el discurso contra las cúpulas y el centralismo de COPEI tampoco destacó.
La fracción parlamentaria de Alianza Bravo Pueblo habló en pleno, Liliana Hernández, única diputada, que vale por un centenar, destacó nuevamente, otra joya del parlamentarismo venezolano.
Julio Borges y Primero Justicia dieron un verdadero batacazo con la presentación del primer proyecto de Reglamento para el funcionamiento de la Asamblea, pero no sé si por ingenuidad o por algo planificado, su creencia en que el funcionamiento de la Asamblea puede darse como una especie de concurso de credenciales me parece poco factible.
Luego las declaraciones de una Causa R disminuida pero combativa en su propuesta de creación de una Hacienda Pública regional. Un Proyecto Venezuela que no sobresalió, un Nuevo Tiempo sin mucha luz, un masista sin gracia, un diputado del Movimiento V República de Mérida que nos recordó que en el oficialismo hacen falta parlamentarios tan brillantes, como luminoso es su presidente en el Ejecutivo. Con Dianela Parra cierran los derechos de palabra.
La votación fue polémica, y los adecos volvieron a despuntar: William Lara fue electo sin problemas, pero cuando Rafael Marín intenta argumentar el voto salvado de AD, el MVR y el director provisional de la Asamblea dicen que los derechos de palabra se terminaron, Ramos Allup, Marín y Freddy Lepage se levantan protestando: la palabra es concedida para el voto salvado de AD, igualmente en la primera y segunda vicepresidencia se repite el esquema.
La elección de los secretarios levantó menos resquemores: Eustoquio Contreras y Vladimir Villegas fueron elogiados hasta por los mismos adecos, Rafael Marín se disolvió en elogios antes de negarles el voto blanco. Al ser designadas las comisiones encargadas de informar a los otros poderes la instalación de la Asamblea, un nuevo conato de disturbios blancos fue acallado por Lara, estrenando su voz presidencial en el Legislativo.
El discurso de William Lara fue el mejor del oficialismo, corto y concreto, repartido entre los periodistas previamente taquigrafiado, demostraba preparación. Un llamado al diálogo con las distintas fuerzas, una crítica al autoritarismo del puntofijismo y unos elogios a (%=Link(«/bitblioteca/hchavez/»,»Chávez»)%). Destacó la óptica gerencial del discurso: la eficacia parlamentaria parece ser la prioridad.
Sin pena, y con algo de pacífica gloria, se instala el primer parlamento del Tercer Milenio, veremos si se encuentran a la altura de los nuevos retos, tan parecidos y tan distintos a los de la Cuarta República.
