¿Estado comunista?

Hasta donde la ciencia política alcanza a explicar «comunismo», es una doctrina que nace del idealismo que estructuró Marx para formalizar su Teoría del Valor. Así recurrió al materialismo histórico con el único propósito de justificar la visión del mundo que su imaginario concibió. Sus postulados apuntaban al establecimiento de una sociedad sin clase y sin propiedad privada de los medios de producción. Es decir, una organización social en la que los bienes debían ser propiedad común a fin de lograr una convivencia sustentada en las necesidades individuales y no en la opulencia del capital cuando es manejado con posturas egoístas.

Sin duda, que la concepción de un mundo organizado, con base en criterios que exalten la construcción de una sociedad justa, ecuánime y solidaria, constituye un interesante atractivo político. Pero fácilmente puede convertirse en grosero elemento de manipulación a fin de captar prosélitos en beneficio de una determinada causa ideológica. Sin embargo, más allá de la percepción que dicha prédica puede incitar, es necesario hacer algunas consideraciones que busquen sacudir ilusos y amodorrados que han creído que «oreja» de burro es corneta.

Es ahí cuando la arenga gubernamental acude a voces que suenan a democracia participativa y soberanía popular. Aunque la intención, no muy sincera y menos moral, de vender un ideario político basado en un presunto socialismo, no es distinta que comunismo. Ya Fidel Castro lo señalaba. Pero para mantener la necesaria confusión que deviene en provecho del proyecto ideológico oficialista, se inventó lo de Estado comunal. Así justificaría las taras políticas con las que pretende derogarse la institucionalidad democrática. Queda así desnuda tanta mentira pues lo que pulula en el fondo de todo, es unEstado comunista.