Opinión Nacional

Estar sano mentalmente o no estarlo

En este primer artículo en Venezuela Analítica quiero comenzar explicando, breve y concisamente en que consiste estar o no estar sano mentalmente

¿Qué significa Salud Mental? ¿Cómo es eso de estar sano mentalmente? ¿Dónde está la raya o la separación entre lo sano y lo enfermizo en el terreno de lo mental? ¿Cómo sabe cada quién si está sano o si tiene algún trastorno mental?
Vamos a tratar de responder a todas esas diferentes preguntas que, a fin de cuentas, tienen todo el mismo trasfondo. Comencemos por el principio pero al revés.

Es sano mentalmente aquel que, a pesar de tener una cantidad innumerable de “rasgos” anormales, es capaz de llevar una vida estable en sociedad.

Tomemos esta definición, muy práctica por cierto, y vayamos desglosándola poco a poco para comprender su total significado.

Vamos a comenzar como dijimos antes, por el final.

«… en sociedad». Por supuesto un Robinson Crusoe, en su isla desierta, antes de salvar a viernes de sus captores, no cabe en nuestra definición. Cuando no tenemos otro u otros seres humanos con quienes relacionarnos no hay manifestaciones de trastorno mental. Cuando avancemos en el desglose de nuestra definición, se entenderá esto más fácilmente.

«… capaz de llevar una vida estable», se refiere a una vida que sea homogénea en su desarrollo, manteniendo sus características, no importa que ese mismo desarrollo implícito a la misma naturaleza humana, vaya cambiando lenta pero inexorablemente el curso de esa vida. No se confunda estabilidad con adaptación.

Ahora llegamos a una porción de especial importancia en la definición: «… a pesar de tener una cantidad innumerable de “rasgos” anormales» ¿Qué son esos “rasgos” anormales?
Por un momento pensemos en nosotros mismos y hagamos un ejercicio mental; no importa en cuál etapa de nuestras propias vidas.

Un día cualquiera, miró uno al cielo y en una nube vio dibujado un osito o la cabeza de un señor con antifaz. Lo comentamos con quien estaba a nuestro lado y también lo vio o quizás dijo que no veía eso por ninguna parte.

Ver figuras de cosas en las formas imprecisas de manchas, nubes o sombras, es un fenómeno llamado paraeidolia y se observa con gran frecuencia en personas que padecen de ciertos tipos de epilepsias. Pero todos hemos visto algún osito o cualquier otra cosa en las formas de las nubes y eso no significa que padezcamos de epilepsia.

Sigamos adelante. ¿Existirá alguien que, habiendo nacido y vivido en una ciudad, no haya pensado alguna vez?: Y seguidamente comenzó a ajustar la longitud de sus pasos para no pisarlas. Ese ejemplo es de una idea obsesiva y de una conducta compulsiva respectivamente pero haber tenido y seguir teniendo ocasionalmente esas manifestaciones, no nos convierte, de ninguna manera, en unos enfermos del Trastorno obsesivo compulsivo.

Continuemos.

Imaginemos que vamos caminando por un Centro Comercial, contemplando sus vitrinas de exhibición. En un momento dado, mirando hacia lo lejos, vemos a tres personas que conversan entre sí, unos metros más adelante. De pronto una de esas personas mira en dirección a nosotros, luego les dice algo a sus interlocutores y los tres miran en nuestra dirección y después se ríen muchísimo. Podríamos pensar entonces: ¿Y no tendrán mejor oficio estos tres desgraciados que estar riéndose de mí?
Aceptemos qué ciertamente no tenemos idea de que comentaron entre ellos y mucho menos tenemos la certeza de que se referían a nosotros. Sin embargo, sentimos que la conducta de esas tres personas se refería a nosotros. Casi estamos tentados a reclamarles su proceder. Hemos tenido, entre otras, una idea de referencia, esto es, una idea de que algo sucedido fuera de nosotros mismos y de lo cual no somos responsables, se refiere a nosotros. Las ideas de referencia son frecuentes en Esquizofrenias paranoides, Episodios maníacos, Trastornos crónicos de ideas delirantes y otros trastornos mentales graves. Calma; tener ideas de referencia no nos convierte automáticamente en enfermos de estos trastornos mentales que recién hemos nombrado.

Después de revisar estos ejemplos, está claro que todos tenemos “rasgos” anormales de muchos tipos pero no padecemos de todos los trastornos mentales conocidos.

Podríamos seguir mostrando ejemplos de rasgos anormales y de trastornos mentales pero creo que ya estos son suficientes para ilustrar lo que pretendo.

Cuando estas características de pensamiento o de conducta se hacen muy frecuentes o muy intensas al punto de provocarnos malestar psíquico o interfieren en nuestro habitual desenvolvimiento laboral, de estudio o en nuestra interacción social con los demás seres humanos, entonces ya no son rasgos anormales sino que ahora sí son manifestaciones de algún trastorno mental.

Cuando alguien camina por una acera y piensa permanentemente que los demás le están mirando o que piensan cosas de él o que los demás lo quieren perjudicar, entonces sí necesita ayuda. Cuando alguien no puede salir de su casa porque necesita lavarse las manos hasta lastimarse la piel o revisar muchas veces si verdaderamente desconectó la plancha, es obvio que sus ideas obsesivas y sus compulsiones están limitando el normal desarrollo de su vida y podemos afirmar que padece de un Trastorno obsesivo compulsivo.

Igualmente si alguien le tiene miedo a los leones, como la mayoría les tenemos, no es anormal, pero perderse un paseo a la playa por temor a que el tráfico se detenga en la carretera durante el viaje, es harina de otro costal. Ese miedo absurdo o exagerado a situaciones, constituye un tipo de Fobia y sí es un trastorno mental o del comportamiento, igual que tenerle miedo a animales inofensivos, a montarse solo(a) en un ascensor, o a comer en público.

De manera que ya sabemos qué cosa es un rasgo anormal; es eso que todos tenemos y de muchos tipos pero que no son capaces de producirnos malestar o alterar nuestras vidas y nuestro desarrollo de seres humanos. Síntomas son los otros, que sí molestan, a nosotros mismos o a los demás, y son los que con su presencia hacen que la persona que los tiene sea un enfermo con algún trastorno mental o del comportamiento.

Las palabras “trastorno mental o del comportamiento” suenan duras y difíciles de aceptar, especialmente si se trata de uno mismo. Lo que sucede en principio es que cuando pensamos o pronunciamos esas palabras nos viene a la mente esos trastornos que consideramos graves e incurables. Pero es que hay trastornos mentales muy cotidianos y que por su condición no pensamos que sea un trastorno mental. Seguro que cada uno conoce a más de una persona que se mordisquea las uñas o los “pellejitos”. ¿Falta de educación? No. Es un trastorno mental y se llama técnicamente Onicofagia. Ahora seguramente esas palabras ya no suenan tan duras y difíciles de aceptar, aunque se trae de nosotros mismos.

Generalmente se aceptan más fácilmente los trastornos o enfermedades de otros órganos del cuerpo y se hace cuesta arriba aceptar que lo que no nos está funcionando adecuadamente es el cerebro. Lo que sucede es que creemos que es en el cerebro donde “somos”. Falso. Somos un todo.

Los riñones funcionan, entre otras cosas, como una especie de “filtro” de la sangre para eliminar sustancias de la sangre y otros tejidos; el hígado es el gran laboratorio del organismo y produce innumerables moléculas diferentes además de producir bilis que participa en los procesos digestivos; el cerebro produce ideas (cogniciones) afectos como la alegría, creatividad como en el arte o la inventiva, emociones como el amor y además recibe información desde afuera y dentro del propio cuerpo, nos orienta en el espacio y el tiempo, guarda memorias y las trae de nuevo a la consciencia, regula nuestros movimientos voluntarios y automáticos, tanto que somos capaces de caminar sin pensar en como hacerlo y también podemos conducir carros o aviones supersónicos.

Todo eso y más hacen nuestro cerebro. Debemos aceptar que ocasionalmente pueda fallar en su producción.

En otros artículos plantearé explicaciones de algunos trastornos mentales y del comportamiento y también de tópicos relacionados con Medicina del Sueño.

(*)Doctor en
Psiquiatría Clínica – Medicina del Sueño

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