Opinión Nacional

Estos militares de ahora nos han decepcionado

Son felices viendo a los cubanos mandando en Venezuela. Son felices presenciando las fechorías de los guerrilleros colombianos dentro del territorio nacional. Lástima que ellos sean los únicos que tienen armas. Qué distinto sería si la defensa nacional estuviese a cargo de los civiles. Y los civiles tuviésemos las armas.

Según el comandante del Ejército, los militares están gozosos chapoteando en el “mar de la felicidad” del castro-comunismo, en el cual han sido bautizados por el jefe supremo. Para merecerlo debieron incurrir antes en perjurio por faltar al juramento que los obliga a cumplir y hacer cumplir la Constitución y sobre todo defender a la Patria. Ahora son felices. Jamás habían sentido una felicidad tan grande, la que exteriorizan exclamando la frase ensayada como los niños de la escuela cuando entra la maestra: “patria, socialismo o muerte.” E igual que ellos, se quedan así modositos después de la gracia, con su uniforme bien planchadito, esperando la orden de rigor de “qué bien, niños, pueden sentarse.” Y obedientes se sientan a ver caer el país, a verlo destruir material y moralmente, a verlo humillado ante los agentes cubanos y los guerrilleros colombianos.

Ni son patriotas
Creíamos que los militares eran patriotas. Lo creíamos por la evocación constante que hacen de las gestas patrias. Lo creíamos por el alarde patriótico con que adornan sus desfiles. Lo creíamos por su alabanza desmedida a las figuras de Bolívar y demás próceres de la independencia. Lo creíamos por su insistencia en considerarse herederos del ejército libertador.

Estábamos equivocados. Si fuesen patriotas no habrían permitido la afrenta a la dignidad nacional inferida por el Presidente de la República cuando se ha comportado ante Fidel Castro con el desvelo y la entrega del hijo. Si fuesen patriotas no habrían permitido que militares cubanos actúen de comisarios políticos dentro del ejército venezolano. Si fuesen patriotas no habrían permitido que agentes cubanos, disfrazados de profesores, controlen la educación de los venezolanos. Si fuesen patriotas no habrían permitido que agentes cubanos, disfrazados de médicos sin título, residan en los barrios pobres, adoctrinando a sus pobladores en el castro-comunismo y organizándolos para guerrear contra los mismos militares venezolanos. Si fuesen patriotas no habrían permitido que agentes cubanos, disfrazados de técnicos, sean los encargados de la identificación de los venezolanos, expidiendo cédulas y pasaportes. Si fuesen patriotas no habrían permitido que agentes cubanos, disfrazados de expertos, despachen en notarías y registros, llevando el control de las propiedades de los venezolanos. Si fuesen patriotas no habrían permitido que agentes cubanos estén presentes y manden como jefes en todos los ministerios y empresas públicas.

Ya que lo han permitido no son patriotas. Lástima que ellos sean los únicos que tienen las armas. Si los civiles estuviésemos armados, no lo habríamos permitido. A plomo limpio hubiésemos impedido que entrasen los cubanos. Y a plomo limpio los echaríamos si para este momento nos diesen las armas.

Ni defienden el territorio nacional
Creíamos que los militares consideraban sagrado el territorio nacional, cuya integridad juraron defender. Creíamos que velaban celosamente para que ningún extranjero armado hollase el suelo patrio. Creíamos que rechazarían con las armas cualquier intento de penetración, incursión y sobre todo de ocupación de una porción, así sea ínfima, del territorio nacional. Creíamos que, por el contrario, reivindicarían hasta con las armas el territorio en reclamación e incluso exagerando los territorios de los que hemos sido despojados.

Estábamos equivocados. Si para ellos el territorio nacional fuese sagrado no habrían permitido campamentos de las guerrillas colombianas. Si para ellos el territorio nacional fuese sagrado no habrían permitido el asesinato, el secuestro y la extorsión de venezolanos por las guerrillas colombianas. Si para ellos el territorio nacional fuese sagrado no habrían permitido el cobro de vacunas a los venezolanos por las guerrillas colombianas. Si para ellos el territorio nacional fuese sagrado no habrían permitido que las guerrillas colombianas se convirtiesen en un Estado dentro del Estado.

Lástima que ellos sean los únicos armados. Si los civiles estuviésemos armados no habríamos permitido la violación de la soberanía nacional por la guerrilla colombiana. A plomo limpio se lo habríamos impedido. Y a plomo limpio los enfrentaríamos y perseguiríamos hasta más allá de la frontera si para este momento nos diesen las armas.

Los militares nos han decepcionado. Son felices viendo a los cubanos mandando en Venezuela. Son felices presenciando las fechorías de los guerrilleros colombianos dentro del territorio nacional. Lástima que ellos sean los únicos que tienen armas. Qué distinto sería si la defensa nacional estuviese a cargo de los civiles. Y los civiles tuviésemos las armas.

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