Opinión Nacional

Expansión urbana y vialidad

El distinguido geógrafo y docente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV, Jesús Delgado Villasmil, afirmaba en un artículo “que la solución de la vivienda en Caracas no es la de construir más viviendas, sino desarrollar un eficiente, ramificado y diversificado sistema de transporte colectivo que permita conexiones rápidas”. Aún cuando todavía hay espacios para construir, mucho más hacia las adyacencias de la ciudad y de manera organizada, la vialidad y el transporte son indispensables. Y es que la expansión urbana plantea un enfoque integrador, sobre todo con una eficiente red vial, para poner fin a la anarquía, al fracasado concepto de ciudades-dormitorio, y dar sustentabilidad al desarrollo.

La experiencia más desastrosa en los últimos años ha sido el transplante de los damnificados de Vargas a diversas regiones, sin un entorno que los identifique, sin servicios públicos, empleos, ni vías de comunicación. El resultado fue que esas familias regresaron a sus raíces. Y es que es inútil y hasta inhumano pretender instalar centros urbanos sin el complemento de servicios que resuelvan las necesidades primarias de sus moradores, ni vías de comunicación que los conecte con otros conglomerados.

El Ministerio de la Vivienda, cuyo titular anunció su disposición a planificar los desarrollos urbanos, debe dar señales en ese sentido. Tenemos un déficit habitacional que se ha magnificado, pero la carencia de servicios es tanto o más grave, y condiciona la calidad de vida de las familias. Primero se debe atacar el divorcio existente entre los organismos rectores del transporte público y los instrumentos vigentes que regulan la planificación urbana y territorial, para dar sustentabilidad al desarrollo, y esa es tarea del Estado.

El caos de la conectividad afecta a los caraqueños y a quienes se desplazan desde la periferia. En los últimos 50 años no se han construido obras viales de envergadura que reduzcan el vía crucis de transitar por Caracas, no sólo desde y hacia el sureste, una de las zonas más colapsadas de la capital. Los cuatro puntos cardinales y el centro de la capital están saturados, y la construcción de más viviendas multiplicará los conflictos. Se requieren enlaces viales, construir unos 35 kilómetros de vías expresas, e incorporar unidades para el transporte masivo, y en este orden hay que visualizar el sistema Metrobús como modelo ideal.

Hay que reducir la angustia ciudadana, los niveles de estrés, y las pérdidas millonarias a la economía, tanto privada como pública, por lapsos de espera y congestionamiento vehicular. Se estima que los caraqueños realizamos diariamente unos diez millones de movilizaciones, y entrampados en el tráfico se generan pérdidas a la producción y productividad por más de 9 mil 500 millones de dólares al año. La infraestructura y los servicios asociados a ella facilitan la acción de los factores de producción y contribuyen a mejorar su productividad. Pero más allá de lo económico, facilita la vida, preserva la salud, y brinda a los usuarios tiempo para compartir en familia, lo que actualmente en Caracas es una utopía. Países como Alemania, Japón, México, Suecia y el Reino Unido han reducido sus costos de producción y se han desarrollado urbanísticamente, a partir de una moderna y eficiente red vial.

Desde los años 60 se conciben alternativas en vialidad para el sureste de Caracas. Ahora el alcalde de El Hatillo, Alfredo Catalán, dio la voz de alerta frente al mayor volumen que plantean los desarrollos urbanísticos en construcción. Piensa desviar los vehículos de los nuevos residentes por una avenida Intercomunal de 8,5 kilómetros que construirá junto con los promotores inmobiliarios, entre Caicaguana y Macaracuay. Esta vía desembocará en la ya colapsada autopista Francisco Fajardo, diseñada para 60 mil vehículos y que resiste 270 mil diariamente.

Hay propuestas, entre ellas: desde Valle Arriba para conectar en forma expresa todo el corredor que va desde Las Mercedes a El Peñón; el segundo piso de la autopista Prados del Este; un distribuidor de tránsito que permita conectar Caricuao con El Hatillo; el techado del Guaire para una vía expresa. Además, falta ampliar la avenida Boyacá, uno de los accesos a Caracas que comparte con la Francisco de Miranda los 90 mil automóviles de la Petare-Guarenas, y los 40 mil de Mariches. Un millón de vehículos circula diariamente por la capital, los de la ciudad, y los provenientes del sistema de autopistas.

No tiene explicación alguna para que no exista una vía que conecte a oriente con occidente, sin que los usuarios tengan que sortear las “trancas” de Caracas y la pérdida de tiempo. El gobernador del estado Miranda, anunció hace dos años la creación de la vía Santa Lucía-La Verota-Kempis, para unir a través de los Valles del Tuy el oriente y el occidente, y así descargar Caracas y el eje Guatire-Guarenas. Pero ese proyecto fue también engavetado, a pesar de sus tremendos beneficios para la economía, el turismo, el abastecimiento de alimentos, y como vía estratégica ante cualquier eventualidad.

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Director General del Centro Inmobiliario Profesional (CEINPRO).

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