Opinión Nacional

Ezequiel Zamora en la Trinidad del Altar Bolivariano

Zamora, figura rescatada por la hagiografía de Hugo Chávez Como uno de los mártires de la revolución, y antes exaltado como “luchador agrario” por el PCV, – Eduardo Machado, Federico Brito Figueroa, Pompeyo Márquez, Jesús R. Zambrano, en su columna “Historia Viva”, et alter, – se convirtió en uno de los símbolos comunistas durante las campañas electorales de 1946 y 1947, y a la postre, resultaría, al lado de Bolívar, el único de entre los hombres del siglo XIX que alimentaría el discurso revolucionario en los últimos 60 años. Jesús Sanoja Hernández

Desde el ya comentado juramento al pie del Samán de Güere, se comienza a hablar de una trilogía revolucionaria bolivariana constituida por tres disímiles personajes históricos que concitaron el interés de los jóvenes militares que se trazaron la tarea de transformar el país: Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. Porqué fueron escogidos estos personajes y no otros es asunto que generó durante un buen tiempo una intensa discusión en el seno del Ejército Bolivariano (EB), que luego se transformaría en EBR, no sin el rechazo de algunos oficiales, por la adición del calificativo revolucionario. Dejemos que sea el propio Jefe del Movimiento, Hugo Chávez Frías quien nos ilustre acerca de esta ardua y peculiar escogencia. En efecto, en la muy completa y larga entrevista que le realizó el historiador Agustín Blanco Muñoz, el Comandante Chávez se explaya sobre el asunto, y va informando lo siguiente: “Cuando fundamos el movimiento en el 82, siendo ya capitanes, era el EBR – 200. Allí logramos darle un doble significado a las siglas: EBR por Ezequiel Zamora, Bolívar y Rodríguez, en cuanto a la trilogía del árbol de tres raíces. Y además significa Ejército Bolivariano Revolucionario y 200 por el marco del bicentenario de Bolívar, que comenzó el 24 de julio de 1982 hasta el 24 de julio del 83”. (Blanco Muñoz, 1998, 58). En referencia a la unánime inclusión de Simón Rodríguez en la trilogía bolivariana, el Comandante ampliamente explica: “Cuando Bolívar, en una carta, llamó “Sócrates” a Rodríguez, no estaba lejos de la verdad. Y vamos a limitarnos a los 3 personajes que interpretan en su época un pensamiento que nosotros consideramos que puede formar un sistema, porque hay conexión entre algunos de sus elementos (…) Rodríguez era un pensador revolucionario, original de América. Siendo maestro de aquellos niños ricos, critica al gobierno de Caracas, a la educación de esa época, la negación de la educación a los pardos, crítica a la Iglesia por permitir esa situación. Simón Rodríguez es además una figura que estaba implicada en la rebelión de Gual y España (…) Yo creo que hay un pensamiento profundo que no se ha estudiado aún”. (Blanco Muñoz, 1998, 68). Y al ser consultado por el historiador acerca del porqué de la escogencia de unos personajes y otros no, Chávez anota, refiriéndose a Bolívar y a Zamora: “Cuando nosotros buscamos figuras de pensamiento en nuestra historia, nos conseguimos casos difíciles como el de Francisco de Miranda, en la época de la independencia: Si era más universal, ¿porqué Bolívar y no Miranda? Ahí tuvimos grandes discusiones: La Guerra Federal, fue un tiempo más directo, ahí no hubo discusiones sobre Guzmán Blanco o Falcón. Fue casi automático escoger a Zamora, por el destello de lo social, y más que todo por ese enlace con lo bolivariano que aparece en sus referencias al sueño de Colombia. Creo que en eso Zamora estaba más claro. (Blanco Muñoz, 1998, 67) Y en relación con Zamora, Chávez insiste y recalca las razones de la escogencia para que el General del Pueblo Soberano integre el Trinitario Altar Bolivariano: “Zamora en las proclamas que firma sobre la marcha, dice cosas como éstas: “formemos la Confederación colombiana que fue el sueño del gran Bolívar”. Están los documentos que enviaba Zamora a los generales de la Guerra Federal en las zonas fronterizas, para que se comunicaran con los oficiales colombianos, y se diera esa unión. Tú no consigues en Falcón o en Guzmán elementos de esta naturaleza. Zamora ordena la elección de los jefes civiles en los pueblos. Decomisa ganado y leche para los niños. Ahí hay elementos de igualdad social (…) En resumen hay elementos ideológicos y acciones concretas de Zamora que nos indican que es el hombre de la revolución de ese momento, el que recogía el sentir revolucionario”. (Blanco Muñoz, 1998, 66 y 67). Y para que no quede ningún atisbo de duda acerca de la escogencia de Zamora para integrar el Árbol Bolivariano de las tres raíces, Chávez, tajante, afirma: “…en lo poco que escribe Zamora, en la campaña de 1859, desde Coro hasta Santa Inés y luego en San Carlos, de retorno hacia la muerte, hay fuertes elementos que indican un pensamiento revolucionario. Y no sólo eso, sino que Zamora levanta la bandera bolivariana, expresamente dicho. Pero muchos intelectuales dicen que el pensamiento es anacrónico y que analogar su pensamiento con el de Bolívar es una locura. Sin embargo ahí están los documentos, la evidencia. No es Chávez”. (Blanco Muñoz, 1998, 66). Chávez dixit. NOTA: Los libros Cipriano Castro y Hugo Chávez: dos caudillos de postín, y Ezequiel Zamora y Hugo Chávez: dos caudillos en discordia editados por el Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca (CEIAS) se pueden adquirir sólo en la Librería Noctua ubicada en el Centro Plaza, Los Palos Grandes, Caracas.

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