Opinión Nacional

Febrero

Febrero es un mes ideal. Quiero decir que es sólo una idea; porque entre el día de La Juventud, el de Los Enamorados, una semana de Carnaval, cuatro sábados y cuatro domingos, no da tiempo ni de ver la foto que traen los calendarios; todo eso sin contar los viernes desvanecidos por el ratón de una intempestiva noche de jueves.

Y no podía ser de otra forma puesto que los romanos, inventores de nuestros meses, dedicaban este supuesto mes a los sacrificios al Fuego, o sea: fiesta. Nosotros también, aunque no somos romanos y el fuego ya no lo usamos porque para eso está el microondas.

Febrero, además, tiene menos días que los meses de verdad; aunque algunos tienen hasta treinta y un días a febrero sólo le otorgan veintiocho, claro, así se acaba más rápido; sin embargo, cada cuatro años le agregan un día y trae veintinueve, no por buenas intenciones, sino porque si no se toma en cuenta este detalle los siglos se descuadran. Esto hace que los hombres nacidos el veintiocho de febrero a veces cumplen año el primero de marzo. Las mujeres nacidas en esta fecha simplemente cumplen años cuando el mal llamado mes trae veintinueve días. Explícome: cada cuatro años. Gracias a este fenómeno la condesa Isabela De Crépitah murió a los veinte años de edad dejando una descendencia de cinco hijos, tres nietos y dos bisnietos, apareciendo así en el libro de Guiness como la bisabuela más joven de la cual se haya tenido noticia. Según algunos investigadores la mona chita también nació un veintinueve de febrero, porque desde Johny Weismuller hasta hoy han pasado como diez tarzanes y la mona sigue igual. Otros que nacieron en la misma fecha son los sobrinos de Mickey Mause, porque después de más de cincuenta años siguen de la misma edad e igual de insoportables: no crecen, no se ponen viejos y aún no se sabe de cuál hermano, o hermana, de Mickey son hijos.

Los defensores del mes de febrero, que somos muchos, alegan que este es el único mes perfecto porque tiene exactamente cuatro semanas de siete días como se supone que debe ser un mes, y no como los demás que siempre le sobran días o pedacitos de semana.

En todo caso, la verdad es que febrero es el consuelo por habernos perdido diciembre con todo ese desenfreno y la recompensa por haber sufrido enero con todos sus arrepentimientos y deudas.

Febrero es simplemente un espacio para separar enero de marzo porque si no llegaría muy pronto la Semana Santa, y lo que es peor: nos perderíamos El Carnaval.

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