Opinión Nacional

Festin Neoliberal Bolivariano

El régimen neoliberal del Tte. coronel continúa su desenfrenada carrera de entregar nuestros recursos petroleros al firmar nuevos acuerdos para la creación de empresas mixtas con empresas petroleras de India, Japón, España y Estados Unidos para explotar petróleo en la Faja del Orinoco. Esta nueva entrega de la soberanía nacional se agrega a la realizada recientemente con el Consorcio Nacional Petrolero Ruso (Rosneft, Surgutneftegaz, LUKOIL, Gazprom Neft y TNK-BP) donde se estableció la creación de otra empresa mixta con una vigencia del contrato por 40 años. Vale mencionar que todas estas negociaciones que el Estado venezolano ha realizado con estas transnacionales, nunca han pasado por un proceso de licitación o de oferta pública, se han adjudicado a dedo.

Estamos ante un perverso proceso de desnacionalización neoliberal de las actividades medulares en petróleo, lo cual representa un retorno de nuestra economía al viejo esquema que prevaleció hasta 1976, año en que ocurrió la nacionalización petrolera. Así, el Estado se limita cada vez más solo al cobro de impuestos y regalías, mientras que las empresas privadas extranjeras asumen el control de la producción. Ello en el marco de un esquema de negocios mucho más favorable para las transnacionales: la figura de las “empresas mixtas bolivarianas” (60% PDVSA y 40% transnacional). Arreglo contractual que fue aprobado por la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional, legalizando de esta manera, la entrega de la soberanía nacional en lo que respecta a la extracción y la comercialización de nuestros recursos petroleros. Al margen de lo que afirman los intelectuales asalariados del oficialismo, las “empresas mixtas bolivarianas”, representan la continuidad de la apertura petrolera neoliberal iniciada por Caldera II (contratos de servicios), con el agravante de que esta nueva figura bastarda está amparada por las leyes de la República y que el Estado venezolano pierde el 40% del crudo de la faja del Orinoco, el cual ahora pasa a manos de las empresas transnacionales que operan en la zona.

El fachochavismo más allá de su retórica antiimperialista, sigue privatizando a PDVSA como parte de una estrategia geopolítica del régimen para con el imperio. Paradójicamente, lo que tanto criticaron y critican los voceros del régimen de las políticas neoliberales de la IV República, es exactamente lo que hoy se plantea PDVSA con las “empresas mixtas bolivarianas” y la falsa política de plena “soberanía petrolera”. Dicen defender nuestra soberanía petrolera frente a las grandes potencias, cuando en realidad entregan al capital extranjero, no sólo los yacimientos contenidos en los convenios operativos del pasado sino yacimientos que no estaban incluidos en dichos convenios cuyo monto y tamaño se desconoce en muchos casos.

Estamos sencillamente frente a una política neoliberal maquillada que recorre el camino contrario a lo que fue el proceso de nacionalización (1976). La apertura bolivariana avanza en la dirección de colocar en manos privadas la producción, la cual constituye la esencia del negocio petrolero, ya que los demás, como transporte, refinación, comercialización, son elementos secundarios. Bajo esta visión entreguista, el Estado venezolano ya no ejerce el control del recurso natural, sino en su lugar las transnacionales, además el viejo sistema de concesiones vigente desde la dictadura de Pérez Jiménez, ha sido reemplazado por otro peor, el de las “empresas mixtas”.

Estas “empresas mixtas” -entiéndase “apertura petrolera bolivariana”- constituyen una nueva estafa contra la Nación, que conduce inexorablemente a la privatización de PDVSA, y a la entrega de nuestra producción petrolera a los intereses del capital trasnacional. Al margen del discurso falaz de la dirigencia fachochavista, no hay ninguna diferencia de forma ni de contenido entre las políticas petroleras de la IV y V República, en ambas, el capital transnacional ha tenido y sigue teniendo el control de la producción, el meollo del negocio petrolero; de igual manera el oro negro continuará fluyendo seguro y barato para el mercado internacional, especialmente el norteamericano a fin de satisfacer las necesidades de la maquinaria industrial y las aventuras bélicas del Tío Sam.

El Tte. coronel pacta y se arrodilla ante el imperio a fin de lograr su apoyo y por ende su continuidad política. Lo irónico es que ésta política neoliberal, genuflexa y antinacional se le disfraza al pueblo venezolano con discursos antiimperialistas, revolucionarios y hasta socialistas. Ello con la complicidad de una sarta de lambebotas que dejaron a un lado sus convicciones ideológicas y que hoy reptan como buenos mendigos ante la bota pestilente del comandante presidente en busca de su mendrugo. Esta es la cara oculta de la “soberanía petrolera bolivariana” que impulsa el vocinglero de Miraflores en contubernio con las transnacionales. ¿Quiénes son entonces los traidores a la Patria?

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