Opinión Nacional

Fidel Castro y Venezuela: Betancourt y Chávez

Caracas (AIPE)- ¿Por qué Fidel Castro no pudo engañar a Rómulo Betancourt y ahora embauca a Hugo Chávez? Veamos un poco de historia.

El ex presidente de Colombia, Alberto Lleras Camargo, director en 1972 de la revista “Visión”, le pidió al ex presidente venezolano Rómulo Betancourt, entonces radicado en Berna, que escribiera un largo ensayo. Allí Betancourt contó lo siguiente: “En los primeros meses de 1960, las compañías petroleras que suplían con crudos venezolanos las refinerías de la isla hicieron saber a mi gobierno que el de La Habana se obstinaba en no pagar las facturas del combustible que se les suministraba. Theodore Draper (“Castro’s Revolution: Myths and Realities”) dice que las deudas no pagadas por el gobierno cubano a las compañías eran de 76 millones de dólares”.

“Las compañías —añade Betancourt— plantearon al gobierno cubano que pagara su deuda o cesarían los suministros. La respuesta del señor Castro fue la de exigir que las refinerías ‘trataran’ petróleo soviético. El siete de junio de 1960 las compañías —la Texaco, la Standard Oil y la Shell— se negaron en forma pública a aceptar esa exigencia. Las refinerías y demás pertenencias de las empresas fueron nacionalizadas por decreto, sin pago de indemnización. Nosotros, en Venezuela, veíamos con alarma que el país iba a perder un importante mercado de consumo de sus crudos, situado en el quinto lugar entre los compradores del petróleo que producíamos”.

Más adelante cuenta Betancourt: “Por eso recibimos con satisfacción la noticia de que quería viajar a Caracas para conversar conmigo y con el ministro de Minas, acerca del suministro a Cuba de combustible, el embajador soviético en México, señor Vazjkin, considerado como el mejor experto del Kremlin en asuntos latinoamericanos y algo así como “el ojo de Moscú” en la región. Para esa época, eran normales las relaciones diplomáticas entre Caracas y La Habana, y no se había iniciado la ofensiva a fondo para desatar la guerra civil en nuestro país que luego promoverían el señor Castro y sus conmilitones”.

“La entrevista con el embajador soviético fue franca y concreta de ambos lados. Nuestro interlocutor nos dijo sin ambages que Rusia necesitaría hacer muchos esfuerzos para asegurar el abastecimiento cubano de combustibles, inclusive el de alquilarle al naviero Onassis varios tanqueros porque ellos no disponían de barcos de ese tipo en cantidades suficientes. Y nos preguntó: ‘¿Podría Venezuela seguir vendiéndole petróleo a Cuba?’ Acaso para sorpresa suya, que debía suponernos con las manos fuertemente amarradas por las compañías explotadoras de nuestros yacimientos, le dimos una respuesta afirmativa. Podíamos disponer en especie de parte de las regalías y Venezuela, nación en ejercicio pleno de su soberanía, estaba en capacidad de vender ese petróleo a quien quisiera comprárselo. Eso si: cada embarque de petróleo hacia Cuba debía ser garantizado previamente por un depósito en dólares o libras esterlinas, hecho en un Banco de los Estados Unidos o Europa”.

“El petróleo es una riqueza del pueblo venezolano —agregamos— y ningún gobierno responsable puede manejarlo a su antojo, como pertenencia suya… Nuestro contertulio, que se expedía en un español correcto, encontró muy razonable la posición que se le exponía con cortés pero directa franqueza”.

Hasta aquí el extraordinario relato histórico de Rómulo Betancourt que contrasta vivamente con la actualidad. El convenio petrolero de Hugo Chávez con Fidel Castro es una sucia traición a la patria. El verdadero traidor está en el palacio presidencial de Miraflores, no lo es el empresario Carlos Fernández, ni el sindicalista Carlos Ortega, ni el ejecutivo petrolero Juan Fernández, como los acusa el gobierno.

Todos los representantes de Chávez en la llamada Asamblea Nacional —vulgar parodia de un congreso— son cómplices de Chávez y en su oportunidad deberán también ser juzgados por traición a la patria. Los molinos del señor, muelen despacio, pero muelen…

Y desde su tumba, Rómulo Betancourt nos recuerda que el señor Chávez, especie de “Calígula Tropical”, tiene que pagar por los inmensos daños que le está haciendo a nuestra Venezuela.

(*): Analista político venezolano.
(**): Cortesía de (%=Link(«http://www.aipenet.com»,»www.aipenet.com»)%)

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