Opinión Nacional

Fin de fiesta

Los venezolanos tienen un respeto reverencial por los entierros, incluyendo las mujeres llorosas, los compadres que se echan la urna encima y las fosas que se abren en los cementerios.

Se hacen chistes en los entierros. Nerviosos tal vez, pero siempre alejados del doliente mayor. De la madre desconsolada, de la viuda, de los huérfanos.

Hasta los entierros de los malandros, que recorren las avenidas echando tiros al aire con música de salsa o reguetón de fondo, obtienen el respeto silencioso y sin condiciones de vecinos y transeúntes.

Esta vez asistimos al entierro de RCTV, tal y como se conoció desde hace medio siglo. Se muere una relación antigua y como se ha visto la última semana, aunque uno no tuviera con ellos sino la relación de televidente, el lazo es bastante emocional. No hablemos de aquello que se da por sentado. La relación de quiénes han estado o están mas cerca de la planta, por ser sus trabajadores, sus relacionados, contratados, artistas o periodistas, técnicos etc, que sufren una horrible pérdida.

Frente a esa situación, apartando los razonamientos políticos (1) y administrativos, la respuesta del gobierno y sus partidarios, después de la orden de suspensión ha sido de burla y fiesta.

Algunos partidarios del Presidente lo hacen porque evitan enseriarse con el tema. Piensan que esto es un juego, una broma pesada mas de su comandante. Celebran la barrabasada y se sorprenden cuando nos ven, transidos por la tristeza porque se acaba una fuente de trabajo, porque nos cortan el derecho a ver un canal de opiniones divergentes, o porque nuestros amigos se quedan sin trabajo y sin poder decir lo que quieran frente a las cámaras, tal y como lo han hecho en estos años. No quieren darse cuenta de cuan humillados estamos ante la impotencia de ver cumplir una orden que creemos injusta, inconstitucional e inhumana.

Otros actúan acicateados por una de las Furias, la venganza. Enfermos del mal del resentimiento, el odio, social y personal. Los hemos visto justificar el cierre porque los botaron a ellos alguna vez, porque a los ricos hay que joderlos, porque quieren quedarse con los empleos de los otros, o simplemente porque sienten que la rabia que llevan por dentro se saciará atormentando a los demás con su música a todo volumen, su jaquetonería y sus insultos. Gozan más con la destrucción del otro, que con el beneficio propio.

Aquí en Venezuela estamos de duelo, por si no se han dado cuenta o no quieren darse cuenta. Me siento irrespetada y los desconozco como compatriotas. No sé cuando ni cómo se volvieron estos extraños que nos maltratan, que no tienen respeto por nuestra tristeza, que no solamente celebran dejar sin trabajo a tres mil personas, sino que montan una fiesta en la acera de la casa donde se hace el velorio de una planta de televisión. ¿El dolor de la gente de RCTV y del resto de nosotros, incluido medio país, que se enganchó con sus transmisiones no merece respeto? ¿ Hasta cuando cavamos un abismo como sociedad que nos separa no sólo ahora, sino de ahora en adelante?

(1) Nosotros no podemos ser tan irresponsables de seguir dándole concesiones a un pequeño grupo de personas para que usen el espacio radioeléctrico que es del Estado, es decir, del pueblo, contra nosotros mismos, en nuestras propias narices, como quinta columna. A mí me importa un comino lo que digan los oligarcas del mundo…. Hugo Chávez. Discurso con motivo de la entrega de fusiles Kalashnikov a la FAN, fuerte Tiuna, Caracas. El Nacional jueves15/06/2006.

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