Opinión Nacional

Formamos parte del medio ambiente

Si la ecología es el estudio del medio ambiente, el Prof. Raimon Panikkar prefiere el término ecosofía, pues comprende la realidad de que todos nosotros nos sabemos medio ambiente porque formamos parte del mismo. Y no es lo mismo estudiarlo como objeto que integrarlo como sujeto responsable. Una vez más, “la tierra no pertenece al hombre sino que el hombre pertenece a la Tierra”, como afirmó el Jefe Seattle en su Carta al Jefe Blanco de Washington en 1854.

El cambio climático no es sólo un tema medioambiental, como muchos creen: destrozará cosechas, pondrá en peligro a las poblaciones costeras, destruirá ecosistemas, extenderá enfermedades como la malaria y la fiebre amarilla y aumentará los conflictos por lograr recursos, afirmó Kofi Anan en la Cumbre de Nairobi.

Por eso es necesario activar posibles escenarios basados en modelos científicos porque, si los escépticos continúan negando el cambio climático actúan contra la evidencia científica  que es hoy más completa y más alarmante, pues sugiere que nos estamos acercando a un punto de no retorno. El impacto del cambio climático caerá de forma desproporcionada sobre los más pobres, especialmente en África. Pero todavía hay muchas cosas que podemos hacer. Kofi Annan mencionó el uso más eficiente de combustibles y de energías renovables, y destacó que el reto de luchar contra el cambio climático ofrece oportunidades para la economía pues está demostrado que emisiones bajas no significan menos crecimiento económico.

De seguir el aumento del consumo de petróleo al ritmo actual, especialmente por parte de países como China e India, habrá un crecimiento insostenible de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

El Protocolo de Kioto es un paso, pero demasiado pequeño. Los países industrializados no pueden seguir aumentando sus emisiones de forma descontrolada. Es una falacia sostener que “el que contamine que pague”, como se ha tenido sosteniendo en los últimos años. A muchas empresas les resulta más barato pagar una sanción administrativa que introducir los elementos necesarios para corregir y evitar los elementos contaminadores que proceden de sus fábricas. No es suficiente con pagar, es preciso que existan leyes que prevengan las contaminaciones y emplear todos los medios coercitivos para que se cumplan, llegando a poder clausurar las empresas que contaminen. “Que nadie diga que no podíamos actuar”, afirmó el Secretario de Naciones Unidas. Sabemos que es más barato reducir emisiones ahora que afrontar las consecuencias más tarde. Sabemos que una economía basada en altas emisiones es un experimento incontrolado sobre el clima global.

Porque la cuestión no es si el cambio climático está ocurriendo, sino saber si nosotros somos capaces de poder cambiar lo suficientemente rápido antes de que los daños sean irreparables en la atmósfera, en los océanos, en las riberas de los ríos, en los bosques y en la cadena trófica que transporta, transforma y transmite efectos indeseables y hasta mortales a especies vegetales, animales y humanas  aún antes de nacer.

Por eso es imprescindible una estrategia para prolongar los acuerdos de Kioto más allá de 2012 con objetivos más ambiciosos y con la participación de los países que todavía no se sienten obligados por dicho acuerdo. Así se deduce de los datos aportados por el informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que sostiene que sólo con una decidida intervención de los poderes públicos en los países más consumidores de energía podrá conseguirse una alternativa energética de futuro que sea “limpia, inteligente y competitiva” frente a la simple prolongación de las tendencias actuales, que nos conducen a un escenario “sucio, inseguro y caro”.

En este sentido, la primera línea de actuación consiste en impulsar políticas de eficiencia y ahorro energético que permitan invertir a partir de 2015 la tendencia al aumento de la contaminación. Los cálculos del informe demuestran la rentabilidad de dichas políticas, ya que por cada dólar invertido en aumentar la eficiencia energética se ahorran dos dólares en generación, transformación y distribución de energía. Pero el ahorro energético sólo puede ser significativo en los países más ricos mientras que el consumo seguirá creciendo en los de economías emergentes, lo que implica que hay que complementar las políticas de ahorro con las de generación limpia de energía.

De ahí que el impulso a las energías renovables sea una necesidad inaplazable, tanto en la generación de electricidad como en los combustibles líquidos para el transporte. El informe también plantea considerar la energía nuclear como una alternativa viable para contribuir a ese escenario más seguro y menos contaminante. Las cifras que avanza son de hasta un incremento del 40% en la potencia nuclear instalada en 2030. La energía nuclear seguirá teniendo un papel que jugar, pero para que sea aceptable será necesario avanzar todavía bastante en su punto débil: la gestión, tratamiento y eliminación de residuos.

 
 
Profesor de Pensamiento Político y Social (UCM)
Director del CCS

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