Fracaso del socialismo 4

¿Por qué fracaso? ¿Por qué es un nuevo fracaso en Venezuela? Veamos. La repuesta a la primera pregunta, afortunadamente, esta a la vista, en los hechos, Cuba, Corea del Norte, Rusia y China, y deberían ser ejemplos suficientes como para no exhibir mayores argumentos. Pero en materia de argumentos, esta circulando, aunque lentamente, la literatura respectiva y varios profesionales nacionales están, por fin, asistiendo a algunos medios de comunicación, para exponerlos.

Aquí recordaremos algunos de esos argumentos. Partimos del supuesto de que quienes nos leen tienen una noción de cuanto entienden por socialismo, comunismo, etiqueta que viene del siglo XVII y que en relación con lo económico se asocia, de inmediato, con socialización, centralización, planificación y, con relación a lo político, se asocia a supresión de la libertad individual y colectiva mediante la fuerza bruta y eliminación física de los contrarios, con servidumbre a favor de una nueva elite en función de gobierno.

De todas maneras recordemos algunos de los distintos tipos y/o modalidades del socialismo, comunismo: Socialismo cristiano, de cátedra, democrático, ético, utópico, fabiano, marxista, leninista, janguista, el nacional socialismo alemán. Y, para sorpresa, este régimen, aparente descubridor del nuevo mundo, pregona el socialismo del siglo XXI, del cual no se conoce sino la denominación. Ante esto surgen preguntas. ¿Por qué las diferencias de la misma teoría? ¿Qué las une?
Dado lo observado en la historia parece que lo único que une a todas estas modalidades de la misma idea, socialismo, comunismo, es el desprecio a la libertad individual, al libre albedrío de cada persona, a la autonomía individual, a la propiedad de las ideas del individuo y el deseo de esclavizar la persona humana, de volverla a la servidumbre primitiva, teniendo como amo al estado y, en consecuencia, a quienes detentan las posiciones de mando, tal como lo estamos viendo en Cuba en los últimos 48 años. También, politizar todas las actividades de la sociedad. Planificar y reglamentar, desde un órgano central, las actuaciones de cada individuo, de la familia, del grupo, de la sociedad. ¿Recuerdan lo declarado por el titular de educación hace unos meses y, ratificado, luego, por la voz única y verdugo? ¿Los Venezolanos aceptaremos tal imposición?
Estos nuevos exploradores, estos nuevos precursores, Colon, estos descubridores del agua tibia, niegan el hecho de que toda actividad humana, desde siempre, genera propiedad. Niegan el que seamos dueños de nuestro propio cuerpo y de las obras que se obtienen por usar esa mente y ese cuerpo. Y esto lo dejo reflejado en sus escritos John Locke en el Siglo XVIII. Por estas razones somos y seremos dueños de nuestra vida y de nuestra propiedad. ¿Los Venezolanos estamos dispuestos a regalarle nuestra vida, el producto de nuestro intelecto y nuestra propiedad a estos zánganos?
Suponemos, además, que todos, hoy, estamos de acuerdo, en que en el mundo actual, la mayoría de nuestras necesidades, básicamente materiales, dependen de otros seres humanos, ubicados en diversas partes del planeta y de que nuestros derechos están limitados por los derechos de ellos. Eso fue así desde siempre y no ha sido modificado aun. Recordemos que mi derecho termina donde comienza el de otro. Todavía en plena vigencia. Pero, además, eso esta consagrado en las Constituciones y Leyes de la mayoría de los pueblo para asegurar la convivencia pacifica de los mismos.

El socialismo, comunismo, quiere imponerse a sangre y fuego. Allí están todo tipo de guerra y guerrillas. Quiere establecer la planificación centralizada de la economía. Viola, en consecuencia, todos los derechos inalienables del hombre y del ciudadano. Impone, por la fuerza bruta, la llamada cooperativización, el partido único, el dictador único. ¿Usted se lo va a permitir? Negativo y muchos Venezolanos tampoco. Esta claro por que fracaso en Europa y por que fracasara en Venezuela. Simplemente: “No es compatible con la naturaleza humana”.

“Mientras más corrupto es el Estado, más numerosas son las leyes. Tácito”