Opinión Nacional

Fuerza, valor y votos

El vigor y empuje le permite un crecimiento sostenido y ascendente de su opción, mientras que la otra candidatura oficialista es aburrida y se desinfla al estilo del salario del venezolano después de ser impactado por el Paquetazo Rojo y la segunda devaluación decretados por este gobierno transitorio.

El oficialismo intentó crear un escenario de escepticismo para provocar el mismo sentimiento de decepción y abstención del 2005, a fin de despejarle el camino al Nicolás. Pero les falló la estrategia porque, con gran valor, Capriles se les atravesó en el camino y de nuevo empezó a recorrer el país, a levantar las banderas de la participación.

Ahora ganará las presidenciales, de eso estoy seguro. Vencerá en la contienda electoral porque es el único candidato serio que piensa gobernar el país poniendo su acento en la solución de los problemas, los cuales pasan por la necesidad de elevar en un 40 por ciento los sueldos y, la suya, es una promesa verdadera. Nada de mentiras como acostumbra el otro como esas historias de pajaritos.

Con Capriles estamos viendo como se está activando el voto en todo el territorio nacional. En cada uno de los estratos sociales porque su mensaje está calando. El otro, ese Nicolás, cada vez que baila o abre la boca, aleja los electores, debido a que carece de propuesta y se maneja en el terreno de la falsedad, de la doble cara.

Capriles es pasión, fervor, argumento y compromiso. Su dinamismo se siente en la distancia y se disfruta. Su candidatura es representativa e indiscutible su liderazgo. Convence. Anima. Trasciende más allá de la contienda política. Es el líder de los venezolanos.

Nicolás es repetitivo y pesado en extremo. Cree más en los cubanos que en los venezolanos porque sin rubor alguno prefiere cantar el Himno Nacional de Cuba que el Gloria Al Bravo Pueblo. Soluciona el problema de electricidad de Nicaragua pero acá el país vive de apagón en apagón. Regala dinero a Bolivia, aún cuando los venezolanos vivimos la peor escasez de alimentos de nuestra historia. Sencillamente no le importa el destino de los venezolanos.

Es ahora el gran momento de Capriles, quien se impone por encima del ventajismo que concede el CNE al candidato oficialista; de las violaciones constitucionales del TSJ que permitieron, espuriamente, convertir a Nicolás en presidente y candidato; y de los dineros petroleros, de Pdvsa. Del lado del Flaco está la fuerza del pueblo, ese inmenso deseo que, al traducirse en votos, miles y millones, le darán un seguro triunfo. Votar es, entonces, el motor de esa gran fuerza nacional próxima a activarse el próximo 14 de abril. Nadie puede dejar de hacerlo.

@exequiades

 

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