Opinión Nacional

Fútbol y geopolítica

Estas últimas semanas, bajo la inevitable influencia del campeonato mundial de fútbol Alemania 2006 hemos venido disertando brevemente sobre; fútbol y sociedad, así como también en torno a un hipotético nuevo orden del fútbol mundial.

Convencidos de que el fútbol tiene un ascendiente que va más allá del mundo privado, a decir, de las incidencias que dicho deporte tiene en la esfera social, económica, cultural, política y diplomática, en el mundo globalizado actual, se ha venido constituyendo una geopolítica del fútbol, compuesta de conflictos, afirmaciones de la identidad nacional y hasta de exacerbaciones de pasiones nacionales.

En términos puramente geopolíticos, Brasil es la superpotencia que reina en solitario y de lejos le siguen Alemania, Inglaterra, Italia, Argentina y Francia, entre otros. De igual forma, el fútbol es el fenómeno más universal que se conozca, mucho más que la democracia y que el capitalismo. Como prueba de ello, la FIFA cuenta con más países miembros que la ONU, constatación ésta que podría llevarnos a especular en cuanto a, si la FIFA, la cual jurídicamente es una ONG, no buscaría convertirse algún día en una representación política. Para nadie es un secreto, el hecho que los Estados como tales han venido perdiendo influencia como actores de relaciones internacionales, siendo desplazados por otros actores, tales como las mismas ONG, empresas multinacionales, mafias y carteles.

Así mismo, es un hecho recurrente que entre las primeras manifestaciones de voluntad que realizan muchos Estados al estrenar su independencia, está la solicitud de adhesión a la FIFA, casi de forma tan natural e indispensable como la membresía a la ONU. Algunos politólogos, explican éste gesto como algo natural en Estados jóvenes cuyo sentimiento nacional es aún frágil y el fútbol actúa como una suerte de federador; croatas, armenios y palestinos, entre otros pueden atestiguar al respecto.

Por otra parte, Estados no tan jóvenes, ni frágiles, se valen igualmente del fútbol para profundizar su emancipación. Es el caso, de Suramérica donde países como Uruguay, Brasil y Argentina, se aprovechan de la debilidad futbolística de los EE.UU. En Europa, si bien se trata de un espacio estable dentro del fútbol mundial, los jugadores africanos juegan un rol primordial dentro de los diversos campeonatos europeos y países como Camerún, Nigeria, Costa de Marfil y Senegal, entre otros, le otorgan, al continente africano una representación de calidad en los mundiales. Del lado asiático, la situación es netamente distinta, los dos países más poblados del planeta, China e India, están ausentes del horizonte futbolístico mundial, de donde apenas sobresalen Japón y Corea del Sur. Sin embargo, es del lado del Oriente Medio, con Irán y Arabia Saudita, de donde se distingue la novedosa importancia que están adquiriendo los países musulmanes en el mundo fútbol.

El Times de Londres, parafraseando a Clausewitz, para quien la guerra es la continuación de la política a través de otros medios, tituló en 1996 que el fútbol, era la continuación de la guerra a través de otros medios. Dicho esto, nos viene a la memoria aquélla famosa guerra del fútbol que enfrentó en 1969 a Honduras y El Salvador, como consecuencia de un juego de clasificación para el mundial México 70. Fue una guerra que duró cuatro días, hasta que la OEA obtuvo el cese al fuego. De forma similar, en la ex –Yugoslavia, las primeras grietas de la federación aparecieron luego de un encuentro entre el Dynamo de Zagreb y el Estrella Roja de Belgrado en 1990.

Sin embargo, el fútbol también ha servido de pacificador. En 1994, el comandante en jefe de las fuerzas internacionales estacionadas en Sarajevo organizó un encuentro entre el Sarajevo y los cascos azules de la ONU. Si bien el juego se llevó a cabo bajo la protección de aviones F-16, helicópteros y blindados, lo que se perseguía era mostrar que en Sarajevo había paz.

Como medio de sanción el fútbol también ha sido utilizado, fue así como la selección yugoslava fue excluida de la Eurocopa 1992, en virtud que la FIFA consideró que en Belgrado estaban los responsables de la guerra.

Así las cosas, son muchas las declaraciones que de alguna manera han asimilado al fútbol como una guerra bajo otra forma y de allí sobresale particularmente lo dicho por Henry Kissinger, quien consideraba que la selección de la ex RFA, planificaba sus encuentros al igual que el Estado Mayor alemán planificaba sus ataques.

No obstante, el fútbol gracias a su potencia simbólica ha ayudado en reconciliaciones tales como; la unidad del pueblo liberiano, promovida por el futbolista y candidato presidencial George Weah, en torno a su selección, luego de una terrible guerra civil. Por su parte el polémico Joao Havelange, en su carácter de presidente de la FIFA militó por la realización de un encuentro entre Israel y Palestina.

Vista la cantidad de aspectos que de la geopolítica podemos asimilar al mundo del fútbol, cabe preguntarse si en algún momento, pasado o futuro, podría el fútbol haber influenciado o influenciar las relaciones internacionales.

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