Opinión Nacional

Fútbol y Política

En el fútbol hay reglas sagradas. La ubicación de los jugadores.  La duración de los tiempos. El movimiento limpio y honesto que cada uno desarrolla en el partido con el único objetivo de ganar. Cada equipo tendrá su estrategia definida. Sin estrategia no hay victoria.  Perseguir la pelota, evadir el contrario, contactar visualmente a su compañero de equipo, conseguir el momento oportuno para la patada y lógicamente,  meter goles. Allí están en el campo esos hombres vigilantes (árbitros) para que se respeten las reglas del juego.  Una posición adelantada, un patada al contrario, una pelota desviada del campo y cualquier gesto de agresividad física o verbal, será castigado como una falta. Y saldrán las tarjetas, rojas o amarillas conforme a la gravedad de la falta. Emoción, sudor, tensión y hasta lágrimas de decepción o triunfo se observa en el campo de juego, pero también en las gradas del estadio donde cada uno de nosotros tiene su favorito.

En el campo de la política los jugadores somos los candidatos. Pero tenemos detrás, los jefes de los partidos, los independientes,  los militantes y todo aquel que trabaje directamente en el campo del activismo a favor de cada uno de los equipos. En las gradas tenemos a los electores. Algunos están ya definidos y hacen hurras a cada equipo. Pero hay otros (la mayoría) que están esperando ver las jugadas y las ofertas. Ver cómo nos desarrollamos en el campo para darnos sus simpatías y sus votos. Tenemos los árbitros (todo el CNE) que imagine cada quien que rol que juega y estará jugando.

A mí me impresiona la rectitud e impecabilidad de los árbitros de este mundial. No solo están pendientes del mínimo movimiento de los jugadores, si no de demostrar su rol ejemplarizante ante cualquier falta. Se dignifica entonces el futbol como el deporte de las reglas y el respeto.  Sencillamente, gana el mejor. 

En nuestra política y en el campo de nuestro juego, tenemos un actor superdotado, omnipresente que quiere robarse el show. No es jugador oficial pero se mete al campo de juego a la hora que quiera,  pellizca las nalgas de cada jugador, empuja a los árbitros, toma el micrófono, sube a las gradas, baja nuevamente al campo y establece a gritos las reglas del juego. Alarga o acorta los tiempos. Pone y quita jugadores de cada bando y dice que no hay partido que no gane. Se cree eterno. Ante eso queridos compañeros, estrategia y goles. Estrategia y goles debemos ofrecer el día de la final, el 26 de Septiembre.        

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