Opinión Nacional

Generación devaluada

Decía un compañero por internet que “ahora será más difícil para los jóvenes de nuestra generación llegar a comprar una casa o un carro”. Los sueños se ponen distantes para esos muchachos de Venezuela que tienen sus aspiraciones personales de construir una familia y poder tener una estabilidad como Dios manda: con las tres papas y tener ingresos para poder costear las necesidades de la casa. La generación nuestra, la de los universitarios de ahorita, que pronto saldrán a la calle a buscar el sustento del día a día, se ve gravemente afectada por la devaluación del bolívar, nuestra pobre y débil moneda.

            Más de un estudiante egresado con méritos y numerosos conocimientos anda por ahí taxiando o matando tigres en clases particulares, suplencias a profesores, etc. La gente se rebusca cuando no tiene que llevar a la mesa, pero en este caso, en esta particular devaluación al bolívar, que no es la primera ni la última que tendremos, no hay ningún apoyo del gobierno. Se hace de la vista gorda al caos económico de la remarcación de precios, la posible escases que se avecina y el incremento del 100% de los productos importados que es casi todo lo que hay en el país porque Chávez nunca se dedicó a revisar que nuestra industria petrolera necesitaba un motor alternativo que la sustentara y que diera garantía de bienestar al venezolano, sobre todo al pobre que casi le alcanzan los cobres para comprar el periódico y estar enterado de lo que ocurre a su alrededor.

            Conversando con un profesor de periodismo de la USM analizábamos el campo laboral de la carrera en el presente y no le veíamos mayor producto económico a la comunicación social en Anzoátegui, puesto que los sueldos se verán cada vez más desmejorados con las medidas del gobierno que ya han sido sorprendentes e inaguantables para las empresas de comunicaciones y la oportunidad de invertir en ese campo es bastante complicada. La gran mayoría de organizaciones anzoatiguenses no tiene oficinas de gestión social, responsabilidad social empresarial, asesoría comunicacional, relaciones públicas o imagen, entonces el mercado en el que puede trabajar un comunicador se reduce tanto que es inmenso el número de colegas que no ejerce su profesión por eso.

            En parte no podemos achacar toda la culpa a la empresa porque la situación económica en Venezuela estrangula las esperanzas de crecimiento y es en ese punto  neutro donde nos detenemos los estudiantes a pensar qué haremos si casi todos los parques laborales están como el del periodista, si la medida de este viernes negro nos revienta los planes de tener una familia y estabilidad en el futuro, si todo aumenta y aumenta de precio y no nos deja cubrir otras necesidades que no sean las más fundamentales  y con todo y eso a la mayoría no le alcanzan los billetes. Creo que es una necesidad y un deber observar esto con detenimiento y revisar si en nuestro corazón abunda el sentimiento por el país, pues hay que hacerlo manifiesto.

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