Opinión Nacional

Glasnot

El político sordo suele morir en la oposición o perder el tranvía. El politiquero corporativo y negociante suele meter la cabeza en un hueco como los avestruces, desde allí ni oye ni ve, teme la participación ciudadana porque sólo sin ella puede seguir en el ñemeo, en la trapisonda, en el untuoso cebedeo de la tranzadera sigilosa. Los políticos estadistas, en cambio, se abren al cotejo público porque de él extraen orientación para su probable acción de gobierno, no temen la condición de mandatarios, no aspiran a la de manipuladores.

Quien no esté sordo no puede ignorar el clamor en la oposición por un plan de vuelo, una tripulación y un piloto. Quien no esté ciego no puede dejar de ver como sin esos elementos iremos a un nuevo fracaso y es que con ellos se renovaría la confianza perdida y resurgiría la motivación.

Un plan de vuelo que defina objetivos precisos a donde se quiera arribar en lo político, lo económico y lo social, que defina la secuencia de las metas secundarias sin amateurismo político, sin el maximalismo emocional del todo o la nada y sin el atore desesperado de nuestra cultura de lo instantáneo.

Hay que luchar por el revocatorio, aun sabiendo que el oficialismo desarrollará su panoplia de trucos y triquiñuelas en contra y que es apenas una estación, no necesariamente la ultima, de esta lucha por recobrar la dignidad ciudadana y democrática del país. Así es como hay que decirlo, y decir también que después del revocatorio sólo quedará el recurso de la nueva Constituyente, y que es una posibilidad llegar a ese llegadero con sus secuelas de ingobernabilidad, si esa nueva Constituyente ignora a los que hoy se pretende desplazar. Pero que aun así, esa salida podría convertirse en deseable porque, para entonces, el ruido de las armas será ensordecedor y probablemente incontenible, proviniendo esos ruidos ya no sólo del gobierno sino de la propia oposición.

Para echar a andar ese plan de vuelo requerimos de una nueva tripulación dirigente, legitima y legitimada por el voto directo de los ciudadanos que concurrimos al Firmazo en cada una de las circunscripciones electorales del país; con esto que digo no hago coro con quienes atacan a la Coordinadora con mas ahínco que al propio gobierno. Creo que la Coordinadora lo ha hecho bien y creo que lo hará mejor, en la medida en que se decida a asumir la transparencia participativa que se pide a gritos.

Es falso, de toda falsedad, que la elección del piloto es un elemento diversionista o antiunitario, sucede si, que la elección del piloto en primarias abiertas, en gesta cívica, como la del Firmazo, anula el ñemeo y la manipulación de la politiquería tradicional, de allí que algunos argumenten en contra. El tiempo de esa elección es ya y no después del revocatorio, cuando todas las fuerzas se verán constreñidas por el plazo de sesenta días para ir a una nueva elección presidencial. Evadir esta realidad con artilugios semánticos según los cuales lo que se necesita no es un candidato único sino unitario, podrá satisfacer el intelecto privilegiado de algún profesor universitario, pero no alcanza a convencer al más lerdo de los aritméticos electorales.

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