Opinión Nacional

Globalizar la democracia

Como Bien sabemos la globalización ha cambiado nuestras formas de pensar el mundo, sus entornos culturales, económicos y políticos. Todos ello de la mano de los medios de comunicación y grupos ONG, que están permitiendo una mayor información sobre la gestión de sus gobiernos. Logrando mayor demanda por parte de la sociedad civil ante las promesas incumplidas de los políticos de turno. Y ello ha venido minando en cierta medida la función y confianza en los partidos políticos como puentes idóneos entre la sociedad civil y el Estado en busca de una mejor gobernabilidad de los sistemas.

Ello ha generado políticos anti-partidistas o tecnócratas alejados de la profesionalización política. Casos como políticos del estilo de Fujimori en el Perú, Bucaram del Ecuador, Carlos Andrés Pérez II en Venezuela, Carlos Menen en Argentina, Color de Melo en Brasil, entre otros. En la actualidad, Carlos Mesa de Bolivia, Lucio Gutiérrez del Ecuador, Toledo del Perú y Hugo Chávez de Venezuela.

De estos políticos extra-partido, neopopulistas y tecnócratas, la democracia se enfrenta a las graves crisis sociales, a la que se ven afectados la mayoría de los países en la región por la desafección política que generan en las naciones estos liderazgos personalistas. En sí, el ciudadano ve, y siente poca confianza hacia sus instituciones políticas, y por su puesto hacia los líderes políticos y sus partidos.

Es decir, globalizar la democracia implica políticos y partidos que piensen políticamente de forma global, tanto en los asuntos sobre los Derechos Humanos, la protección del medio ambiente, los ajustes económicos, los movimientos migratorios, las nuevas formas
de gestión de la administración pública, las nuevas tecnologías, y la influencia de los medios de comunicación en el desarrollo de la sociedad, para la ampliación de la democracia, buscando mayores niveles de compresión del mundo actual y no encerrándose en ideologías políticas y económicas, ya en desuso. Como es el caso del presidente venezolano Hugo Chávez Frías que de su mitomanía crónica hace de Venezuela un país cada vez más pobre.

Por su parte los políticos populistas, neo-populistas, autoritarios; generan situaciones de conflicto social y buscan culpar como chivos expiatorios a los mercados internacionales, u organismos internacionales como; BM, FMI, BID, OEA, CAF, o países desarrollados, entre otros. Cuando sabemos que son las malas gestiones clientelares, corruptas y retrogradas, las provocadoras y generadoras de tanta hambre y pobreza para la sana construcción social en América latina.

Estos políticos de micrófono, sin partidos, y sin proyectos de país, sin acciones claras de gobierno, les resulta sencillo engañar a sus pueblos haciéndose valer de una cínica legitimidad que no se posee. Creyéndose con el derecho a violar sus constituciones y pactos políticos cada vez que se encuentran acorralados por sus sociedades.

En efecto, globalizar la democracia lo entendemos como una forma de reinventar lo político y la política en función de crear mayor confianza y desarrollo armónico, tanto en los asuntos concernientes a la función de gobierno, como de la economía.

En fin, la democracia debe por tanto reinventarse en sus espacios públicos políticos para poder auto-organizarse entorno a la globalidad política, y ello implica normalizarse, sancionarse y limitarse. Implica, volver a redescubrir la política y cómo ella puede volver a institucionalizar la democracia fundamentada en los partidos políticos como formas de gobierno para dirimir el conflicto en la sociedad desbordada y en la globalización desbocada.

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