Opinión Nacional

Globovisión somos todos

En cualquier nación democrática del mundo los medios de comunicación social son considerados un poder más en la estructura jerárquica del país, estado y gobierno. De igual manera, los medios de comunicación masiva representan en su conjunto un contrapeso necesario que vela por la vitalidad de la democracia, los principios básicos de la convivencia social, y la dinámica pluralista de cualquier sociedad civilizada. Personalmente creo que los medios de comunicación deberían ser estimados como “los artilleros de la libertad”. Lamentablemente en un país como Venezuela; polarizado, dividido, ensangrentado, y monopolizado por un régimen dictatorial-comunistoide; ningún medio de comunicación masiva con talante democrático, puede, ni debe, ser imparcial. De ellos depende el último suspiro libertario de la sociedad en general.

Así como Hugo Chávez ha arrinconado sistemáticamente a la sociedad democrática venezolana por casi 11 años utilizando descaradamente todo el poderío avasallante del estado, la sociedad también tiene derecho a defenderse utilizando todas las armas democráticas habidas y por haber. Es precisamente aquí en este juego macabro, maquiavélico y dictatorial; que entra Globovisión como último valuarte de los derechos democráticos de la sociedad venezolana. El estado venezolano encarnado en el ex militar golpista es dueño absoluto de todo el espectro radio eléctrico de la nación, de manera tal que cuando le de la gana, el ahijado de Fidel le retirará la concesión a Globovisión al igual que hizo con RCTV. Y por los vientos que soplan, será en los próximos días. Si el dictador tropical sigue siendo fiel a sus instintos cobardes y excrementosos, el cierre de Globovisión se debería dar en cualquier momento a partir del jueves 14 de mayo.

¿Por qué digo esto? Muy fácil. En los últimos años, pero sobre todo en los meses más recientes, cada vez que el dictador tropical se va para otras latitudes, sus adláteres rojos rojitos cumplen con asombrosa eficiencia todos los mandados ilegales y autocráticos de su amo. Como el héroe del museo militar sabe que no tiene pueblo, y tampoco puede confiar a ciegas en las supuestas Fuerzas Armadas Bolivarianas, deja a los tontos útiles haciendo el trabajo sucio. De ésta manera si el pueblo de verdad termina de “encojonarse” y se lanza definitivamente a la calle harto de tanto atropello y burla, él estará bien lejos salvando su ignominioso pellejo, y empezará a lloriquear de nuevo como lo hizo en el golpe de estado del año 92, y el 11 de abril. ¡Vaya caballo que se gastan los chavistas y por retruque todos los venezolanos!

En esa misma línea pusilánime y cobarde, estoy seguro de que el régimen comunista de Hugo Chávez no se atreverá a cerrar Globovisión por más de una semana, quizás unas 72 horas o algo más. Sencillamente tratarán de tantear una vez más la paciencia democrática de todos los venezolanos, para continuar resquebrajando todavía más la atosigada moral de los ciudadanos. Chávez sabe muy bien que quitarle al pueblo, incluyendo a sus propios seguidores, un canal que se ha convertido en parte esencial de la vida de los venezolanos, no es cuestión de un día para otro. Sobre todo si tomamos en cuenta que Globovisión es referencia obligatoria tanto para chavistas, como para opositores, y hasta para los autodenominados Ni-ni (supuestamente ciudadanos que no están ni con un bando ni con el otro, pero que a estas alturas de la película es de estimar que son chavistas de bajo perfil).

Lo vuelvo a repetir una vez más, el gobierno no se atreverá a cerrar Globovisión indefinidamente. Así como predije el eventual encarcelamiento de Baduel, y el exilio forzoso de Manuel Rosales, puedo asegurar que la dinámica política del país actualmente no le da la fuerza necesaria al ex militar golpista para proceder de manera definitiva al cierre de Globovisión. Si el pueblo no termina de reaccionar contundentemente, de seguro lo cerrará en el futuro, pero no ahora mismo. De todas maneras Chacumbele debería tener mucho cuidado con los pasos radicales que ha tomado últimamente, porque uno nunca sabe por donde se reventará la soga, y normalmente es por lo más fino. También hay que recordarle a Huguito que la historia no perdona, y normalmente los peores verdugos salen de las propias entrañas del monstruo, o en este caso, del “proceso”.

A todos los tarifados y enajenados mentales que en nombre de la robo-ilusión se han dado a la tarea de enviarme correos electrónicos con descalificaciones, insultos, amenazas, y pajuatadas endógenamente descerebradas, les dejo está frase de Don Quijote de la Mancha, la gran novela de Cervantes: ¡Ladran Sancho, ladran!, señal de que avanzamos…

Y para todos mis amigos y fieles lectores, demócratas verdaderos y amantes de la libertad; les dejo este pensamiento:

“Una medida del líder, es el calibre de la gente que lo sigue”
Dennis Peer.

¡Patria, Democracia y Libertad!
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