Opinión Nacional

¿Gloria al bravo pueblo?

El título de nuestro Himno Nacional, ¿lo merecemos? ¿Puede un pueblo ser bravo cuando se resigna a los abusos y los deja pasar tranquilamente porque son con “otros” y no con ellos? ¿Puede ser un pueblo bravo cuando ni siquiera por su propio interés llega a ponerse de acuerdo frente lo que nos amenaza a todos? ¿Qué bravo pueblo conocen ustedes que se venda por cualquier limosna que le echen? ¿Conocemos bien su inicio: “Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó»? ¿No les parece que ese “bravo pueblo” se comenzó a extinguir un 23 de enero hace 51 años? Y se fue extinguiendo lentamente hasta hace 11 años. Porque cuando Fidel pretendió invadirnos, quedaba aún ése bravo pueblo, representado, entre otros, por gallardos oficiales y soldados de lo que fueron unas auténticas Fuerzas Armadas y supieron decirle al opresor barbudo: “¡hasta aquí llegas, bufón!», aún a costo de sus vidas –y rindo homenaje a esos caídos por la Patria- al defenderla cumpliendo su sagrado juramento. Y cuando los desadaptados sociales que hoy nos malgobiernan pretendieron imponer sus condiciones a todo un país, hubo un bravo pueblo que los puso en su sitio. Ejemplos de pasadas glorias abundan. Y hoy, ¿qué queda…?
Me asombra que se pretenda llamar “bravo” un pueblo que acepta que, más de un año después, no tenga los resultados oficiales del voto por la Reforma Constitucional y se quede tan tranquilo, con una resignación digna de retrasados mentales. Me asombra que se pretenda llamar “bravo” un pueblo que acepta que se investigue a un ciudadano –sea quien fuere- por haber hecho algo totalmente permitido por las leyes (¿si no existe delito, qué investigan?). Me asombra que se pretenda llamar “bravo” un pueblo que, de la manera más vil y despreciable, voltea hacia otro lado ante la escalada de la violencia propiciada por el gobierno para amedrentar a aquellos que hemos hecho uso de nuestro derecho constitucional de decir que estamos con el “¡NO!». Me asombra que se pretenda llamar “bravo” un pueblo que acepta la descarada corrupción con la esperanza de recoger algunas migajas de la malhabida torta. Me asombra que se pretenda llamar “bravo” un pueblo que ni siquiera se toma la molestia de exigir conocer por cuántos votos fueron elegidos SUS representantes en la actual Asamblea Nacional. ¿Esto es un “bravo” pueblo? Corríjanme si yerro…
¿Puede ser un bravo pueblo el que no logra ponerse de acuerdo para elaborar un programa alternativo porque las ambiciones privan sobre la Patria? ¿O uno cuyo único lema sea “Fuera Chávez” o “Chávez es malo” y punto? ¿Es que no hay una cabeza pensante entre los dirigentes de oposición que pueda poner en orden las ideas del “bravo” pueblo y ofrecer soluciones al trance que vivimos, diferentes al caos que promueve el gobierno? ¿Cómo puede ser un “bravo” pueblo uno que apoya, a la vez, a Chávez y a los estudiantes que lo protestan? ¿Puede ser “bravo” un pueblo que, viendo la realidad que vive, exime de culpas a “Mi Comandante” “porque lo tienen engañado” y culpa a sus ministros y demás subalternos? De creérselo, o hacen ver que Chávez ignora todo lo que pasa, en cuyo caso no merece ser Presidente o lo ponen en un posición de imbécil, fácilmente engañado por subalternos de sexta o séptima categoría, en cuyo caso tampoco merece ser Presidente… ¿Entonces…? Definitivamente, la ignorancia es supina.

Propongo algo: ya que tenemos la melodía, cambiemos el himno a su letra original de “duérmete mi niño, duérmete mi sol” y hagamos justamente eso. Tal vez, cuando despertemos, si lo soñamos fuertemente, tendremos un BRAVO PUEBLO…

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