Opinión Nacional

Gobernar sin Constitución

La violación de la orden o del testamento del Presidente de la República, Hugo Chávez, de que Nicolás Maduro terminara el período que se vencía el 10 de enero y fuera escogido como su candidato en las elecciones que se realizarían de acuerdo a lo establecido en la Constitución Nacional Bolivariana, es la expresión evidente de hacia dónde nos conduce la tendencia autoritaria que impuso el Comandante en Jefe cuando ejercía el Gobierno La violación de la orden o del testamento del Presidente de la República, Hugo Chávez, de que Nicolás Maduro terminara el período que se vencía el 10 de enero y fuera escogido como su candidato en las elecciones que se realizarían de acuerdo a lo establecido en la Constitución Nacional Bolivariana, es la expresión evidente de hacia dónde nos conduce la tendencia autoritaria que impuso el Comandante en Jefe cuando ejercía el Gobierno, de continuar el Vicepresidente en el poder, usurpándolo.
Los venezolanos no disponemos de una instancia nacional independiente para defender nuestros derechos constitucionales, desconocidos o violados por funcionarios públicos coludidos con diferentes poderes para abusar de los límites legales de sus atribuciones.

Son varios los casos conocidos públicamente de ciudadanos que han apelado a todas las instancias legales del país y se han considerados burlados en sus derechos legales, y han acudido a organismos internacionales investidos de autoridad por acuerdos y convenios ratificados por Venezuela, para hacer valer sus derechos. En nuestro territorio sólo nos queda protesta en la calle, tal como la han comenzado a realizar los estudiantes de diferentes universidades, en el marco de la Carta Magna, aunque ya funcionarios gubernamentales los han acusado de desestabilizadores.

De allí que la salida de Venezuela de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos ordenada por el presidente Chávez, no sólo retrocede a nuestro país a etapas primitivas de gobernar sin sometimiento a las leyes nacionales e internacionales, sino a la voluntad personal del gobernante, que asume ilegalmente todos los poderes del Estado, como en las antiguas monarquías o en algunos regímenes personalistas que se creen enviados por la Providencia o por mandato de una historia creada por ellos, incluso para traspasar dicho poder a sus descendientes.

Afortunadamente, nuestro país está enrumbado hacia unas elecciones en las que la mayoría de los electores escogerá un nuevo Presidente de la República, de producirse una circunstancia sobrevenida y el presidente Chávez no puede ejercer el mandato que recibió en las elecciones del 7 de octubre. Y en esas elecciones la Alternativa Democrática puede y debe darle un vuelco a Venezuela, restaurar el sistema republicano de independencia de los Poderes Públicos y poner en funcionamiento las instituciones de una democracia moderna.

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