Opinión Nacional

Grandezas y miserias de las caras nuevas

Es una cruenta contradicción que una de las principales promotoras de la Misión Caras Nuevas haya sido sacrificada en aras de la victoria de esas mismas caras nuevas: sale la señora Marta Colomina de Unión Radio cuando la matriz impuesta por los medios a los que ella pertenece se cobraran tres ilustres víctimas – César Pérez Vivas, Eduardo Fernández y Antonio Ledezma – y capaz que la gerencia de esa cadena de radioemisoras, indigna de sus combativos antecesores, autorizadas y puestas en el aire gracias al gobierno de Jaime Lusinchi, esgrima como argumento de su salida la necesidad de renovar su staff de periodistas con el rejuvenecimiento de sus fachadas.

            Sería una inaceptable falacia: la sabiduría, la perspicacia y el coraje de Marta Colomina no se improvisan de la noche a la mañana. Como tampoco la de las víctimas propiciatorias arriba mencionadas. Se requiere una larga pasantía académica, universitaria, funcionariado público y el conocimiento cercano e inmediato de importantes políticos del establecimiento. Incluso de ex presidentes de la república y sus entornos. Marta Colomina dirigió el canal del estado, cuando realmente era del Estado, vale decir, de TODOS los venezolanos, con una programación competitiva, de excelente calidad y objetividad informativa e incluso cultural. El canal 5 de su gerencia fue de notable calidad. Si hay un ejemplo que reivindica la mal llamada y vituperada cuarta república, es precisamente la gestión de la Profesora Colomina. Al frente de un excelente canal en tiempos  de protagonismo de notables próceres políticos como Pérez Vivas, Eduardo Fernández y Antonio Ledezma.

            Es asimismo cruento a la par que contradictorio, que súbitamente quienes se negaran a darle su aprobación a los tres adultos contemporáneos en cuestión despierten con el amargo sabor de boca de haber perdido, además de una gran periodista, una ocasión única de dimensión histórica: la de poner al frente del Estado a políticos honestos, fogueados, reconocidos internacionalmente, maduros y con currículos envidiables. Hasta hace un par de semanas, Ledezma o Fernández eran más apreciados y distinguidos en Madrid o en Buenos Aires, en Bruselas o en Santiago de Chile que en Caracas. Mientras en esos apartados lugares valen la sapiencia, la experticia o la honestidad, y Henrique Capriles o Pablo Pérez son unos ilustres desconocidos, entre nosotros, en donde priman criterios dignos de un concurso Mister Venezuela, arrasan en las encuestas. Una arruga o una cana son señales de distinción política en Washington. En Caracas despiertan el desprecio, la burla o la lastimera conmiseración. Ya vendrá el arrepentimiento.

            Jamás olvidaré que en medio de la transición y cuando los españoles más urgían por liderazgos serios, de pronto aparecieron por las ciudades de España gigantescas vallas con el rostro sonriente de un Felipe González provisto por sus asesores de imagen de coquetas sienes plateadas. Avergonzado por su juventud, un astuto consultor de imagen le recomendó al joven estadista echarse unos añitos encima para convencer al electorado de su comprobada seriedad. Por entonces, los pendejos no iban p’al baile. Aunque Ud. No lo crea.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba