Opinión Nacional

Hace 70 años se fue Carlos Gardel

¿Cuanto se ha escrito sobre Carlos Gardel, que
sea verdad o mentira?. Como todos los mitos, las historias de su vida son
muchas. Falsas o verdaderas. La verdad es que a través de los años – mas
de cien de su nacimiento, 11-12-1890 y 70 de su muerte, 24-06-35 de su
desaparición física – se han fabricado historias que a veces resultan
inimaginable, otras fantasiosas y las menos creíbles. Los “gardelianos”
crecen, como la hierba. Se multiplican. Han pasado siete décadas del
trágico accidente en Medellín, Colombia y Gardel sigue estando presente
entre los que supieron de él, en alguna forma –películas, discos, o
presentaciones personales y los que nacieron después de su muerte.

Cada un lapso de tiempo aparece un “gardeliano” que descubrió una nueva
faceta en la vida del inolvidable cantor argentino, aunque nació en Francia
y muchos uruguayos dicen que fue allá donde vio la luz por vez primera, o
en el mejor de los casos donde vivió y “se hizo Gardel” – Lo cierto es que
el tango es Gardel. Pues con su voz inigualable, cuando el tango era
“compadrito y arrabalero”, lo tomó a su cargo y lo trajo a las grandes y
aristócratas salas argentinas.

Gardel fue el intérprete único y excepcional del tango. El tango en la voz
de Gardel se convirtió en un poema, en mensaje, en amor, en suplica y en
pasión. Hay quienes han pregonado a través de los años, que Gardel hizo el
tango. Lo moldeó a su manera y lo llevó para que lo bailaran las señoritas
y los “señoriítos”. Lo sacó de los barrios, de los arrabales y lo hizo
grande, por medio de su extraordinaria voz y su expresivo sentimiento.

Y debe haber algo de eso, pues después de setenta años Gardel sigue vivo.

Gardel sigue presente. Gardel sigue cantando y sigue aclamado por los de
antes y los de ahora.

El Aeropuerto colombiano de Medellín, la ciudad acogedora y bella, está en
la mente de muchos, así haya desaparecido hace muchos años. Aquel estruendo
de aviones estrellándose entre sí no ha pasado, sigue latente. Las
horribles llamas. El griterío de terror, miedo, impotencia es una escena
permanente en los que supieron del desastre.

Gardel murió en Medellín. Sus guitarristas y compañeros de siempre también
fueron victimas de aquella inesperada tragedia. Gardel murió dijeron las
voces entrecortadas de los locutores en las emisoras. Los diarios titularon
a ocho columnas en su primera página. Fue la tragedia del día, de la
semana, del mes, del año, del siglo. Una tragedia que resultó inolvidable.

Gardel murió físicamente, pero su recuerdo. Su figura. Su prestancia, su
voz. Su simpatía extraña, ha quedado para siempre-
Decían, y aún dicen, que era obeso, lamentablemente obeso. Que no hablaba
claro. Que tenía poca simpatía fuera de la escena. Pero todos se han
olvidado de eso y Gardel sigue siendo el ídolo, así hayan pasado setenta
años de su desaparición.

Y, afirmamos, sin temor a equivocarnos, que seguirá viviendo por muchos,
muchos años más. Y el tango. “Su” tango estará presente en todas partes,
como una parte de su vida, que nos dejó de herencia.

Gardel, sin duda alguna, se ha convertido en un mito.

De eso no hay duda.

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