Opinión Nacional

Han fallecido cristianamente las juntas parroquiales

Ha muerto la ampliación y profundización de la Democracia. Descanse en paz la Constitución del 99

La actual Reforma a la Ley de Régimen de Poder Publico Municipal, nos regresa a la etapa pre Gomecista, al caudillismo, a las elecciones de segundo y tercer grado.

Las luchas fundamentales en los últimos tres siglos (19, 20 y 21) de la historia de Venezuela han sido por la conquista de la democracia, por mejorarla y perfeccionarla, por hacerla cada vez más transparente y confiable en todas las áreas, por lograr que la gestión pública sea cada vez más profesional y eficiente, por la conquista del voto universal y secreto, por la creación de un sistema de justicia imparcial, académico, equilibrado y correcto, por el desarrollo sustentable de las fuerzas productivas, la superación de la pobreza, por una mejor educación y la liberación de los poderes creadores del pueblo. Y, por ahora, todas estas esperanzas, sueños y conquistas han sido arrojados al retrete por una asamblea anterior el 26 S irrita, deslegitimada y acrítica. Observamos impávidos la demolición de la institucionalidad, con consignas vacías, con gestos grandilocuentes y cadenas, con políticas que cancelan el futuro del país y nos retrotraen a modelos de gobierno propios del siglo XVIII, a regímenes políticos fosilizados, anclados en el pasado de la historia.

Todo el proceso que intentó lograr que la gerencia y la administración de los recursos de todos los venezolanos fuese transparente y que su utilización estuviera vinculada a la solución de las necesidades reales de la gente, la esperanza que el diseño de las políticas públicas y la toma de decisiones fuese lo más cercano posible de los ciudadanos, han sido ignorados por actuaciones que desconoce la voluntad democrática de la gente que luchó por la ampliación del proceso de municipalización y regionalización del país, por la elección directa y secreta de alcaldes y gobernadores, que planteó la necesidad de la parroquialización y la creación de instancias de control y gestión cada vez más directamente relacionadas con las comunidades. De un solo plumazo se desconocen los esfuerzos por reconocer la diversidad étnica y cultural, se obvia la pluralidad de la nación y se niegan los derechos por garantizar una mayor participación y la necesidad de mejorar los procesos de elección.

La Asamblea Constituyente del 99 pretendió interpretar y plasmar los deseos de cambio y modernización del país, intento resolver las deudas pendientes de la Constitución del 61 con la creación de las Alcaldías Metropolitanas, reconociendo los complejos procesos urbanos y la necesaria interacción entre municipios contiguos, la obligación de crear instancias de coordinación entre diferentes autoridades locales electas democráticamente.

Discutió la posibilidad de ampliar el proceso creando nuevos municipios, dividiendo las grandes urbes en unidades urbanas más manejables, manteniendo los principios de sustentabilidad económica y de desarrollo. Incluso se dijo que había que ir más lejos aún y garantizó que, lo discutido por muchos años, la necesidad de profundizar el proceso de parroquialización y la creación de unidades político-territoriales cada vez más pequeñas donde el proceso de toma de decisiones, representatividad, planificación y control urbano, el sentido de los programas y proyectos acercara el poder cada vez más al ciudadano con mayor transparencia electoral. Todo fue ignorado, pudo más el obsoleto discurso, las taras ideológicas que la inteligencia y la razón.

Hoy a raíz de reformas acordadas entre gallos y medianoche por parlamentarios del pasado, vociferando discursos trasnochados, nos lleva a retroceder al siglo XVIII, a la época en que el caudillo decidía sobre todos los asuntos humanos y divinos y los parlamentos de segundo o tercer grado las convalidaban. El régimen conculca y vulnera principios constitucionales básicos, impone una democracia plebiscitaria, centraliza el otorgamiento de los recursos, desconoce todas las conquistas de la sociedad venezolana en los últimos 150 años. Nos regresa a la barbarie, al imperio de la bota militar y la peinilla, viola y desconoce la mejor “Constitución del planeta”, la del año 99.

El régimen anuncia la demolición del modelo de democracia occidental, la destrucción del estado Burgués – Capitalista con sus reformas anacrónicas y realmente lo que ha logrado es la mayor suma de ineficiencia y corrupción posibles, igualarnos a todos por abajo en la anarquía, el desorden, la violencia y la piratería. El fracaso más estruendoso en la historia republicana Venezolana. Réquiem In Paz a las Juntas Parroquiales. Una oración por la constitución del 99.

Ha Muerto la Democracia. Viva La Democracia.

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