Opinión Nacional

Hanuka: esa festividad que celebran los judíos en diciembre

Un buen amigo me preguntó de que se trata esa festividad que los judíos celebramos en diciembre y que este año, ante los “caprichos” del calendario hebraico lunar-solar, por el cual se guían las festividades judías, comienza este año el 26 del mes gregoriano de la Navidad.

Mientas le contaba la historia de Hanuka, pensé que probablemente mucha gente siente curiosidad por saber de qué se trata esa costumbre judía de encender velas en un candelabro de ocho brazos, más uno que descuella, y por qué en las noches de la festividad recitamos oraciones y entonamos melodiosas canciones. Así nació este artículo.

La Festividad de Hanuka, palabra hebrea que en castellano sonaría como Janucá, conmemora la victoria de los antiguos judíos contra los Sirios Griegos – el Imperio Helénico Seléucida – en el año 165. A.C (Sería bueno que el presidente iraní tome nota de esto ya que se empeña en borrar del mapa no solo al actual Estado de Israel sino a la vinculación histórica del pueblo judío con el reino de Judea en donde ocurrió este episodio, entre otros, unos cinco siglos antes de que sus antecesores persas llegaran del Sur de Asía para conquistar a los asirios y crear el reino en donde hoy está Irán).

En esos tiempos llegó al poder del gran reino Seléucida, uno de los tres dominios que se dividieron del Imperio Helénico tras la muerte de Alejandro Magno, el emperador Antioco Epifanes y ordenó que en la provincia conquistada de Judea se prohibiera a sus habitantes la practica su religión e introdujeron cultos paganos e ídolos del Panteón griego al Templo de Jerusalén. Entonces, un grupo de campesinos judíos se sublevó en una revuelta liderada por una familia de cinco hermanos conocida como los Macabeos o Hasmoneos, y no solo lograron derrotar al poderoso ejército imperial, sino también, llegaron al Templo y tras sacar los objetos paganos iniciaron el culto monoteísta en el recinto sagrado.

La hazaña del pequeño ejército improvisado de los Macabeos con el tiempo se recordó como una fiesta nacional y religiosa que el pueblo judío conmemora hasta hoy en día como símbolo de emancipación en una concepción general y de la libertad de profesar su fe, en particular. Al retomar el Templo e inaugurar de nuevo los servicios – la palabra Hanuka en Hebreo significa “Inauguración” – cuenta la leyenda que había aceite para mantener encendido por un día el gran candelabro del recinto y sin embargo, la llama se mantuvo alumbrando por ocho días. Por eso la festividad tiene esa duración y cada día se enciende una vela más hasta llegar a ocho, más la que se coloca en el brazo que resalta en el candelabro que se utiliza para encender las demás, y así, se recuerda lo que pasó en aquella época.

En la Judea independiente dominada por los descendientes de lo Macabeos, que luego pasaría a ser provincia autónoma de Roma, es donde ocurrieron los hechos que el cristianismo conmemora en la Navidad y durante Semana Santa y en donde Jesús, un judío de su época, predicó el mensaje que se convirtió en la base y esencia de la fe de millones de personas en el mundo. La festividad de la victoria militar de “los pocos contra los muchos” ya para la época de Jesús era celebrada sin pretensiones de gloria, porque el judaísmo ve la guerra como un mal necesario solo en situaciones extremas, y por lo tanto, rabinos de la antigüedad decidieron que fuese conmemorada en familia haciendo énfasis en el milagro de las luces.

Feliz Navidad y Hanuka para todos, sin distinción.

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