Opinión Nacional

Hay quien no calza los puntos

Empeñado en emular al «gigante» (cada vez que lo nombra muestra un folleto sobre Corazón de mi Patria) Nicolás Maduro insulta a Henrique Capriles y amenaza con ponerlo preso, como su «padre» (de tanto mencionarlo se ha hecho tan familiar que casi que le dice «papi») hizo con su ex contendor Manuel Rosales.

Lo acusa de incitar a la violencia (con resonancia en la Fiscalía y en el TSJ, organismos tan diligentes que dictaminan antes de que se les consulte) y provocar víctimas en manifestaciones que fueron pacíficas hasta la aparición de fuerzas de choque oficialistas en varias ciudades del interior del país… y nada dice de los casos de violencia endógena, con saldo de seis personas muertas (cuatro de ellas a tiros), en el cierre de su campaña en la avenida Bolívar, porque sus vándalos no pudieron quedarse quietos ni en su propia fiesta.

Corazón de mi Patria debió haber cesado en sus funciones el 11-A de 2002, cuando el alto mando le pidió la renuncia «lo cual aceptó» (palabras del general de tres soles Lucas Rincón) o salir pitando a principios de 2003 cuando -en plena huelga general (fundamentalmente petrolera)los tripulantes del tanquero Pilín León lo pararon en medio del lago de Maracaibo y dijeron «por aquí no pasa nadie».

Pero si algo hemos aprendido en 15 años… desde la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, a la que se dio carácter de originaria con la complicidad de los poderes constituidos (ansiosos de pescar en río revuelto y sacar provecho de un improvisado mandatario sin otra cultura que Venezuela Heroica de Eduardo Blanco), con formación fascista (Pérez Jiménez, Perón) y recién conquistado por Fidel Castro (sólo la chulería garantiza la victoria siempre…) es a no volvernos a dejar pisar por un «presidente acobardado, perdido en un laberinto de complejidades que no entendía y con un propósito de enmienda que duró lo que tardó en recuperar la seguridad, no en sí mismo, sino en los apoyos que le rodean» (Alberto Quirós Corradi 17/ 08/ 03).

La anterior cita es buena para el pavo (padre) y también para el pavito (hijo), al que Capriles acusa de no calzar los puntos para el cargo de Presidente (Idania Chirinos, NTN24, 17/04 /13).

Hay comienzos que rápidamente se convierten en final, sin haber tenido desarrollo… y hay gobiernos que son como las malas películas: apenas comienzan el público come cotufas, hace buches con el agua y no espera a que aparezcan en pantalla las palabras Fin, The End, Fine, Ende…y se enciendan las luces.

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