Opinión Nacional

Hugo Chávez, el tigre de papel

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“Mao Tse-tung diría que Chávez se convirtió en un tigre de papel” después de sufrir la derrota del 2 de diciembre en el referéndum pro reelección.

Chávez perdía además, el poder de amedrentar. Ya no le sería fácil cerrar a Globovisión, pretender controlar a la educación privada, acallar a las Iglesias o cercenar la autonomía universitaria.

También la derrota tendría repercusiones muy importantes dentro de su partido, ya que todos en el oficialismo se harían concientes que no era eterno su mandato y tendrían que ir jugando distintas posiciones si querían sobrevivirlo. Hasta Raúl Castro tuvo que tomar sus previsiones porque el “chavismo” en Cuba ya no representaría el futuro para ellos.

En apenas 4 meses hemos visto la debacle del liderazgo presidencial. No sólo en las encuestas, donde es evidente, sino que se nota la disminución del control presidencial sobre innumerables situaciones. Hasta apreciamos que perdió el control de sí mismo, como cuando ofendió de palabra a la mayoría de los venezolanos manifestando que el triunfo electoral del no a la reelección, era “una victoria de m…”, o al perder la compostura junto al Rey en el triste episodio del “¿Por qué no te callas?”
Luego, vendrían una serie de errores que no han parado. Recordemos, entre tantos, el maletín lleno de dólares en Argentina, el apoyo a la guerrilla colombiana reconocida como terrorista, las órdenes militares ante micrófonos para “mandar” batallones a la frontera, las piruetas “diplomáticas” en el Grupo de Río, las denuncias de dirigentes chavistas en contra de la familia Chávez en Barinas y más reciente, con la súper torta del caso del Fiscal Isaías Rodríguez.

Chávez quería una enmienda del Congreso este mismo año, pero no pudo. La reacción pública hubiera sido tan fuerte que la Sala Situacional le recomendó congelar el asunto. Ansía imponer rápido una nueva estructura curricular de la educación, pero la difiere para el 2009 y “a lo mejor hacemos un referéndum”, apenas vislumbró la movilización que se hubiera dado en el país y que se dará cada vez que insista en el tema. Tuvo que decirle adiós, al menos por ahora, a su proyecto del siglo XXI. No hay vicepresidencias, ni una nueva geometría del poder. No existe la “confederación de países” y su consigna fundamental de patria, socialismo o muerte, hubo que bajarle el perfil.

Lo que le esta quedando es seguir tratando de controlar a la gente por medio del empleo. Por eso, contra viento y marea y las recomendaciones más sensatas, nacionaliza todo lo que puede. El gobierno aspira a ser el único empleador de los venezolanos. Así fantasea que todos votarán rojo-rojito.

¿Es que el presidente no se da cuenta que perdió el referéndum cuando tenía más poder que ahora? ¿No se ha percatado que los tres millones de votos que requería para ganar la reelección y que se le esfumaron entre las elecciones presidenciales y las del referéndum, los desaparecieron sus propios camaradas? ¿No percibe que los miembros del MBR-200 de su partido socialista no van a permitir ser relegados a segundo término? ¿No visualiza el disgusto con el comandante de los cuadros civiles del PSUV de la región central del país? ¿No ve que los radicales oficialistas abandonan el barco? ¿No observa el crecimiento de Podemos, ni el impacto y valor estratégico de Baduel en las fuerzas armadas y en el país?
Cada día es más notorio que ruge fuerte, pero en realidad como el tigre de papel… débil y frágil

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