Opinión Nacional

Hunos revolucionarios

El título amigo lector, no es un error como a primera vista parece, pues no me refiero a unos revolucionarios cualquiera, sino a “hunos” revolucionarios de postín, con “H” mayúscula como sus pares del siglo V, bárbaros a orillas del mar Caspio, en nuestro caso el Caribe, que asolaron a Europa, específicamente a las Galias, hoy Francia, conducidos por su rey Atila (432-453 DC) que por la crueldad y pillaje sin limites de sus salvaje conducta, se decía que donde pisaban los caballos de estos bandoleros, no crecía la hierba jamás. Aquí en ésta pequeña Venecia tropical, no podíamos quedarnos atrás y mostramos ahora, sin ningún orgullo, cómo a lo largo y ancho del país, tampoco crece la hierba al paso de la caravana del Atila de Sabaneta, reyezuelo risible, de talante soez, exhibicionista vergonzante y encubridor de la mas irracional corrupción que haya conocido pueblo alguno en Latinoamérica y quizás del mundo. Sin embargo, hoy por hoy, esta triste historia o suerte de maldición, pareciera importarle poco a una buena parte de compatriotas que lo adversan y se inscriben para satisfacer su ego, sin justificación alguna ni méritos suficientes que mostrar en la cada vez mas creciente e interminable lista de pretendientes a los cargos de elección el venidero 23 de noviembre. Pareciera que para ellos ésta será una contienda mas dentro de un cuadro o escenario de absoluta normalidad, pero todos sabemos que no es así y ellos en el fondo también lo saben, pues el tremendo esfuerzo, tal vez similar al 23 de enero de 1958, cuyo resultado se plasmó el 2-D del 2007, no necesariamente se repetirá espontánea o automáticamente en esta exigente prueba comicial de ahora si no se construye un bloque sólido y funcional para enfrentar con éxito al bárbaro soberano enconchado en Miraflores; que por cierto, aun no ha mostrado los colmillos ni todo el potencial de su amplio y variado arsenal destructivo. No se trata pues de un adversario fácil, ni mucho menos de lograr un consenso sustentado en encuestas o simples acuerdos cupulares al interés de los firmantes, se trata ni mas ni menos de jugarnos la vida democrática y todo lo que ello significa en su verdadera dimensión, perfilando un camino firme, sólido y muy bien sustentado para propinarle una derrota inobjetable y contundente que permita materializar sin interferencias la necesaria gobernabilidad amparada en la justicia y la eficiencia de la gestión pública. Los precandidatos deben sincerarse con la urgencia del caso y no llamarse a engaños. Es la hora de la verdad, donde las equivocaciones y las emociones o más bien, las pasiones son un lujo y un exceso imperdonable e injustificable que no nos podemos permitir. El mensaje es muy claro, tenemos que retomar definitivamente las aspiraciones de todo un pueblo que vive y sufre en carne propia el drama de la desesperanza social mas injusta, en medio de una inigualable y espectacular abundancia de recursos como nunca antes se había visto en nuestra historia. Es tiempo de reflexión pero también de mucha acción, la pasividad ante este compromiso no tiene espacio; se impone la necesidad de un cambio real que anime al colectivo y aliente al ciudadano a la concreción de sus derechos fundamentales, para así plasmar con claridad inequívoca la voluntad y el bienestar de todos y para todos. Esta es una magnifica oportunidad para darle un vuelco al país. Es tiempo ya de enderezar el rumbo, de rescatar la sensatez y mirar al futuro con optimismo, por eso, tengo una gran fe en la victoria, pues hasta el mismísimo Atila, tenido como invencible, fue derrotado finalmente en los campos cataláunicos, refugiándose a orillas del Danubio donde al tiempo murió con mas penas que glorias, triste y abandonado por “hunos” y otros. ¡Véase en ese espejo comandante!

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